En noviembre del año pasado, un reportaje de El País de España realizado por Luis de Vega reveló que los bombardeos rusos acabaron con la mayor parte de la granja Agrosvit, perteneciente a la marca ucraniana de productos lácteos Agromol.
Seis edificaciones, entre establos y almacenes, fueron destruidas y otra media docena más dañados por el fuego de artillería y los bombardeos aéreos a esta finca ubicada en el pueblo de Shestakove, en la región de Kharkiv, a pocos kilómetros de la frontera con Rusia.
La guerra acabó con esta finca ganadera de 25 000 hectáreas de tierra cultivada y mató a 2000 de las 3000 vacas que habitaban en sus instalaciones, de las cuales 1400 eran vacas lecheras.
El golpe final, después de que los ataques aéreos lo dejaran casi completamente destruido, fue su ocupación de un mes por parte de las fuerzas rusas. El gerente de la granja, Sergei Yatsenko, reveló a este medio que después de ser atacada, la propiedad fue ocupada por tropas rusas.
De acuerdo con De Vega, es apenas un «pequeño ejemplo» de los daños que ha sufrido el sector agropecuario por la guerra que ha destruido cientos de granjas, campos de cultivo y silos. Las fuerzas de ocupación rusas también robaron maquinaria y parte de producción de los cereales.
Pérdidas de hasta 40 000 millones de dólares
Desde el lanzamiento de la invasión rusa el 24 de febrero de 2022 hasta la fecha de publicación del reportaje a finales de noviembre, el gobierno de Ucrania estimaba pérdidas de más de 40 000 millones de dólares de los sectores agrícola y ganadero.
«Con los pies en Shestakove, en el distrito de Vovchansk, es fácil comprobar la devastación», relató De Vega. Y continuó: «El edificio de la escuela es una montaña de escombros y muchas de las casas levantadas a uno y otro lado del camino han recibido impactos o han sido parcialmente destruidas».
«Ya en la granja, enormes amasijos de metal dan la bienvenida. La guerra ha arruinado el principal negocio de la localidad, una explotación agrícola y ganadera donde, como parte principal del negocio, se cultivaban 25 000 hectáreas ahora baldías y donde, además, han muerto 2000 de las 3000 vacas, de las que 1400 eran lecheras».
Al consultar a uno de los responsables de la explotación, Serguéi Yatsenko, este reveló que tras ser atacada, la granja fue ocupada por los invasores. El operario detalló que los ataques tuvieron lugar desde el 28 de febrero, cuando murió uno de los empleados, hasta bien entrado el mes de marzo.
Solo en el principio de la invasión rusa murieron las 2000 vacas. Sin embargo, luego de los ataques, vino la ocupación. Los soldados rusos se instalaron en esta propiedad desde el 3 de abril hasta que fueron desalojados por los militares ucranianos el 5 de mayo.
El ataque a la granja Shestakove supone una violación de la Convención de Ginebra, que rige la protección de las víctimas en los conflictos armados, según el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS) con sede en Washington, que acusa a Vladimir Putin de emplear el hambre como arma de guerra en Ucrania.
Antes de ser expulsados por las tropas locales, «los invasores dejaron los campos de la granja minados e impracticables. Solo los daños materiales ascienden a unos 25 millones de euros (26,8 millones de dólares), estima Yatsenko».
En los últimos días de 2022, solo 30 o 40 de los 300 trabajadores de Agrosvit han podido retomar su actividad. En las últimas semanas han comenzado a ordeñar algunas vacas, pero los niveles de producción de antes de la guerra de 40 000 litros por día son impensables.
Después de que los rusos abandonaran el área, las casi 1000 reses restantes fueron transferidas a otra granja en la región de Poltava. Hace unas semanas fueron devueltos a Shestakove, donde los nacimientos de los primeros terneros han ofrecido un rayo de esperanza.
Mientras logran recuperar el ritmo previo a la invasión, Agromol ha optado por comprar leche a otras empresas y así poder seguir fabricando en la planta de Járkov los diferentes tipos de derivados de leche, mantequilla o yogures con que surten a 130 tiendas en esa ciudad.
«Todavía hoy, los pocos empleados que se ven conviven con los cadáveres sin retirar de algunas de las vacas. Son básicamente pellejo y huesos donde ya no se posan ni las moscas. Algunos permanecen desvencijados con la cabeza sobre los comederos, donde les pilló el ataque de turno. Otros animales fueron disparados por la onda expansiva a los tejados. Y otros salieron volando al pisar alguna de las minas y acabaron en los tejados», es la descripción escalofriante.
«Es un gran problema que no podamos cultivar o dar de comer a los animales. O que seamos nosotros los que acabemos manipulando las minas», lamentó Yatsenko en la historia de Luis de Vega.
Según cifras del Ministerio de Agricultura de Ucrania y la Escuela de Economía de Kiev, actualizadas a mediados de septiembre, la mayoría de los más de 40 000 millones de dólares en pérdidas en el sector (hasta 34 250 millones de dólares) representan daños indirectos. Corresponden a la pérdida de ingresos por la caída de la producción, la caída de los precios en el mercado local y los sobrecostos que enfrentan las empresas a causa de la guerra. Los 6600 millones de dólares restantes corresponden a daños directos, siendo la maquinaria la más afectada.
Reemplazar 50 mil vacas muertas
Por otra parte, el portal Dairy Global reveló que el gobierno de Ucrania había advertido en julio del año pasado sobre la posible pérdida de 150 mil reses, un tercio de las vacas destinadas para la producción industrial de leche, por cuenta de la guerra con Ucrania si las hostilidades continuaban hasta 2023, como así ha ocurrido.
En esa fecha ya se reportaba la muerte de alrededor de 50 000 vacas lecheras, ya sea por bombardeos, disparos o enfermedades. De hecho, las cifras serían más altas por afectaciones en las granjas lecheras privadas pero que no han reportado todos los daños.
Para que Ucrania produzca suficiente leche, queso y mantequilla para su población, hicieron un llamado a los países vecinos para que enviaran novillas lecheras en un intento por restablecer el hato nacional.
Tan solo en marzo, un productor lechero ucraniano afirmó que los soldados rusos mataron a 110 de sus vacas y terneros en su granja cerca de Chernihiv, porque sus mugidos eran demasiado fuertes. Muchos de los animales fueron asesinados por diversión por los rusos, quienes luego asaron la carne en una iglesia histórica local que luego destruyeron.
Hanna Lavreniuk, directora general de la Asociación de Productores de Leche (AVM) en Ucrania, dijo que algunos productores de leche apenas sobreviven. Aunque no tiene datos concretos, estimó que las pérdidas pueden ser de al menos 50 mil cabezas hasta julio, o sea 80 millones de dólares.
«Actualmente, los invasores están destruyendo con cinismo y a propósito las capacidades de las granjas lecheras. Las granjas en la línea del frente y los territorios ocupados apenas sobreviven, a menudo sin electricidad, comunicación o la capacidad de entregar alimentos», dijo.
Según la AVM, había más de 420 000 vacas en el sector industrial de Ucrania a principios de este año, y la productividad de los animales era un promedio de 6 860 kg de leche por vaca al año.
Antes de la guerra, Ucrania exportaba a países de Oriente Medio proteínas y grasas lácteas a bajo costo a través de los puertos marítimos. Sin embargo, en los primeros 2 meses de la guerra, todo el producto quedó acumulado dentro de los contenedores sin poder salir a sus destinos.
Hanna agregó: «Los almacenes acumulaban leche en polvo, suero de leche en polvo, mantequilla y caseína, que se planeaba enviar a los países de Asia y África, que eran los principales consumidores de estos productos. La imposibilidad de exportar estos productos tiene un impacto negativo en las empresas lácteas, que a su vez no pueden pagar la materia prima láctea suministrada con las granjas lecheras. La vida útil de la leche en polvo es de 3 a 5 meses. Ahora los productos en los almacenes comenzarán a deteriorarse, por lo que la situación será aún más crítica».
Reveló que todos los días la asociación recibía informes de nuevos ataques dirigidos a granjas lecheras. Los invasores bombardeaban granjas en la región de Kharkiv Oblast, una de las 5 principales regiones productoras de leche en Ucrania, donde se concentran importantes granjas como Agrosvit.
Además, según un escenario pesimista, si no se liberaban las regiones ocupadas, se podían perder entre 120 000 y 150 000 vacas para fin de año. Por ello estaban pidiendo novillas de 5 o 6 meses para que fueran preñadas y poder restaurar la manada.
Además, cuando termine la guerra, surgirá el problema de la restauración de los edificios de las granjas lecheras. Deberían reconstruirse de acuerdo con las nuevas tendencias modernas, siendo más eficientes y ahorradoras de energía, según GreenDeal.
Hotel Ruanda para animales
En junio de 2022, el portal Swissinfo develó que el país ya había perdido un 15 % de su ganado. De su lado, la asociación de productores lácteos estima que el número de cabezas bovinas habrá disminuido entre un 8 y un 10 % antes de final de año.
«En 2021, Ucrania contaba con 3,11 millones de cabezas y se espera una pérdida de 300 000 animales (de todas las especies domésticas)», según la ONG Open Cages Ukraine, que publicó un informe el 9 de junio tras contactar 290 granjas.
A esto hay que agregar los otros animales de granja que también han sido víctimas de este conflicto. Los Angeles Times contó la historia de Evgenia Molchanova, propietaria y administradora de Green Grove con su marido, Anatoliy Pilipenko, que como un hotel Ruanda acogió vacas, ovejas, cabras, cerdos, caballos, gansos, gallinas africanas y otros tipos de aves, conejos, perros, gatos y un par de emús que se han quedado sin albergue por cuenta de la guerra.
La guerra en Ucrania ya cumplió su primer aniversario y parece que no tendrá un final cercano. Además de las pérdidas en vidas humanas que son incalculables, el sector ganadero, y en general el sector agropecuario, no se restablecerán pronto.