Entre todos los productos lácteos que existen, el que más ha sido sometido a diversos rumores y creencias sin bases ha sido la leche deslactosada. Este es un producto altamente recomendado para quienes sufren de intolerancia a la leche común, pero siempre se discute si puede afectar a la salud de las personas que sufren de diabetes.
Por esta razón, aquí presentamos cuáles son los cuatro mitos que giran en torno al consumo de este tipo de leche en los pacientes de esta enfermedad metabólica crónica que se produce por los altos niveles de azúcar en el organismo.
Cuatro mitos del consumo de leche deslactosada en diabéticos
1. “Es más dulce, debe tener más azúcar”
Uno de los errores comunes es creer que el dulzor natural de este alimento puede afectar negativamente a la salud de las personas con diabetes. De acuerdo con La República, a la leche se le agrega lactasa, un aditivo que rompe la lactosa natural de este producto y los convierte en glucosa y galactosa.
Este proceso aumenta su dulzura, pero la leche continúa con la misma cantidad de azúcar, solo que esta es más fácil de metabolizar, lo que impide los picos de glucosa.
2. No estimula la digestión
Su alto contenido de lactasa hace que su paso, y el de otros productos, por el sistema digestivo sea bastante rápido. Según El País, esto previene principalmente el aumento de peso en las personas con diabetes.
3. “Le quitan las proteínas de la leche normal”
¿Quién no ha escuchado alguna vez el típico “deslactosada no, le quitan las proteínas de la leche”? Al respecto, Alquería señala que solo se modifica la lactosa de la leche, mientras que el resto de sus proteínas, la caseína, sus vitaminas y minerales siguen intactos.
4. No tiene grasas
La leche deslactosada sigue teniendo los mismos elementos de la común, a excepción de la lactosa. Por esto, se considera un producto rico en grasas, las cuales tienen la diferencia de ser ácidos grasos saludables que dan energía al organismo y mejoran la salud cardíaca.