El protagonismo de China en la importación de leche en polvo desde Uruguay y otros proveedores sufrió un notorio freno en los últimos años. Más allá de los vaivenes de la economía de la potencia asiática, hay otros motivos “más estructurales” que explicaron ese comportamiento de la demanda.
Así lo explicó este miércoles la economista del Inale, Mercedes Baraibar, en una nueva edición del Foro Inale 2025. En su exposición titulada Más allá del precio: coyuntura y estructura en el mercado lácteo internacional, Baraibar hizo foco en cómo está cambiando la dinámica del comercio mundial de lácteos.
En 2021, China llegó a importar 843 mil toneladas de leche en polvo entera (LPE), volumen que se redujo en un 50% a 409 mil toneladas en 2024.
Detrás de esos grandes números, hubo cambios relevantes en la producción interna de leche en China, que entre los años 2018 y 2024 creció a una tasa promedio anual de 6,7%. “Eso es muchísimo. Es como si se instará una Australia o una Argentina en China”, indicó.
Esto porque ambos países tienen una producción de un eje de 10.000 millones anuales, cinco veces más de lo que produce Uruguay (2.000 millones de litros).
Eso ha provocado una retracción en la demanda por fórmula infantiles, por ejemplo, pero abre una puerta comercial para “ingredientes lácteos altos en proteínas”. Esto porque la leche tiene una “alta reputación” en China.