La investigación de la Universidad de Granada muestra que este lácteo, de baja alergenicidad y alta digestibilidad tiene interés científico como nueva aproximación al tratamiento de la enfermedad.
Aunque lo más común es que la leche que se bebe sea de vaca, ya sea entera, semidesnatada o desnadata, otra leche presente en los supermercados es la de cabra. Similar a la de la leche de vaca, la de cabra es algo más fuerte y puede ser más fácil de digerir para algunas personas, al igual que en cuando se toma este lácteo pero en versión yogur.
Pues bien, un grupo multidisciplinar liderado por Ana Soriano Lerma y Mª Inmaculada López Aliaga, investigadoras del Departamento de Fisiología, del Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos (Inyta) y del Centro de Investigación Biomédica (CIBM) de la Universidad de Granada (UGR), ha investigado los efectos del consumo de una dieta basada en leche de cabra fermentada en forma de yogur en un modelo animal de anemia por deficiencia de hierro.
Los investigadores han concluido que la leche de cabra fermentada mejora la recuperación de la anemia ferropénica, la más común en el mundo.
En particular, en el caso de la leche de cabra fermentada –que para esta investigación ha sido suministrada por la empresa Cantero de Letur– se puede resaltar su elevada calidad nutricional, baja alergenicidad y alta digestibilidad, por lo que la investigación comenzó bajo la premisa de su interés en el caso de situaciones patológicas caracterizadas por un deterioro de la salud intestinal como es el caso de la anemia ferropénica.
Se ha descrito que los suplementos de hierro, recomendados para el tratamiento de la anemia ferropénica, desencadenan disbiosis intestinal y ejercen un daño adicional a los enterocitos, las células intestinales especializadas en la absorción. Es por ello que existe una necesidad crucial de explorar nuevos enfoques de protección intestinal al tratar la enfermedad.
Según la investigadora López Aliaga, los principales resultados de esta investigación, publicada en la revista “Journal of Agricultural and Food Chemistry”, muestran que una dieta basada en leche de cabra fermentada da lugar a un microbioma intestinal más diverso en cuanto al número de especies en la comunidad microbiana y funcionalmente más activo que la dieta estándar, tanto en el intestino delgado como en el grueso de animales controles, lo que está en línea con una recuperación más eficiente de la anemia ferropénica.
En cuanto a sus propiedades restauradoras del microbioma intestinal, la UGR informa en un comunicado que la alteración del equilibrio normal de las bacterias que habitan en el intestino (disbiosis) más intensa del colon asociada a la deficiencia de hierro se recuperó de forma más eficiente con la dieta basada en leche de cabra fermentada, confirmando sus propiedades prebióticas.
Por último, tanto la dieta basada en leche fermentada de cabra como la dieta estándar demostraron la misma eficacia para recuperar la función de la barrera intestinal, que previene el traspaso de microorganismos y componentes bacterianos desde el intestino hacia la circulación sistémica.
“Este estudio proporciona evidencia para el uso de la dieta de cabra fermentada como herramienta nutricional para aliviar las consecuencias intestinales negativas provocadas por la anemia por deficiencia de hierro. Por lo tanto, los productos lácteos fermentados, y en particular la leche de cabra fermentada, podrían ser de interés científico durante el manejo clínico de la anemia por deficiencia de hierro”, concluye la investigadora Soriano Lerma, primera autora del trabajo.
En el estudio también han participado José Antonio García Salcedo, del Centro de Genómica e Investigación Oncológica, y Miguel Soriano Rodríguez, del Centro de Investigación en Agrosistemas Intensivos Mediterráneos y Biotecnología Agroalimentaria de la Universidad de Almería.
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