Una historia que comienza a la mitad del siglo pasado. Los caminos de la leche producida en nuestra provincia está señalados por la familia que elabora los productos Yogurlac.
Detrás del barbijo está el dueño de Yogurlac. Rubén Ferero.

En medio de la pandemia se conocen hechos y personas que difícilmente notaríamos sino estuviéramos en esta crisis sanitaria y económica. De todos modos la piel de los mendocinos está curtida de los zamarrones que nos propinan las emergencias sociales y siempre económicas, que se repiten cíclicamente.
Esta nota se trata de quien está al frente de la empresa de elaboración de productos lácteos, más mendocina que las acequias. Y de paso, advierto una curiosidad que corrobora esto de aguantar crisis repetidas en el tiempo aunque las raíces sean distintas. Hace un año dimos a conocer una historia de emergencias vinculada directamente con esta que ahora narramos.
El 4 de junio de 2019 publicamos la nota titulada: Voto y crisis: las peripecias del lechero más famoso de Mendoza. En ese texto se cuenta la historia emergente del tambero Leonardo Guercio que vende directamente leche fresca al público y otros subproductos lácteos. El caso es que Guercio es parte de esta nueva historia que nos lleva a “la vía láctea” puramente local.
Ahora ponemos el ojo en Rubén Ferrero, quien es el principal cliente de Guercio. Le compra la leche diariamente para elaborarla (pasteurizarla y envasarla) y además generar subproductos (yogurt, quesos, ricota, cremas) para luego distribuir esa producción por todo el Gran Mendoza.
Desde Doña Carmen
La empresa láctea mendocina por excelencia es Yogurlac que nació en 1944, o sea, hace 76 años. La imaginó y la concretó una emprendedora y vecina de la Quinta Sección. Era Doña Carmen de Gracia, la fundadora de la marca y la incipiente fábrica láctea.
La emprendedora barrial de la zona que terminó siendo una de las más selectas de la Ciudad, se hizo famosa con el transcurrir de los años, por sus yogures y cremas de leche elaboradas artesanalmente en un salón amplia que tenía en su casa de la calle Avellaneda 360 de la Ciudad y que fue la primera “protofábrica” lechera.
Carmen mantuvo durante sus años de empresaria la costumbre sostener buenos vínculos humanos con quienes trabajaban con ella. Una de esas personas era Orlando Ferrero (papá de Rubén). Él era el verdadero lechero que le llevaba el producto fresco a Carmen para su trabajo laborioso. Cuenta Rubén que su papá terminó comprándole la fábrica y la marca a la señora allá por 1974 cuando “era ella muy mayor y no podía continuar”.
Orlando vio la veta productiva y con sus hijos pasó de ser distribuidor a fabricante lácteo. Para 1986 se hizo el trasvase generacional y Rubén y sus dos hermanos se hicieron cargo de la continuar la historia de una familia marcada por cuidar para vender uno de los productos básicos de la alimentación de la población.
Eso dice precisamente Rubén apuntando a este presente tan inestable cuando explica que rebajó el precio del litro de leche en sachet entera y descremada de 40 pesos. De hecho tiene una oferta de tres litros a 120 pesos. “Entendemos que trabajamos con un producto básico de primera necesidad y debemos acompañar los procesos de la gente”, explica el empresario.
Volviendo a la historia de esta familia lechera, cuando Diego Maradona hizo el mejor gol de las historias de los mundiales en México, en Las Heras en el nuevo local de calle San Martín 331, los Ferrero llenaban las copas con leche fresca en el actual espacio que ubica a la fábrica de pasteurización y fraccionamiento junto a la quesería y otros productos lácteos de Yogurlac.
Hace ocho años que Rubén de 62, quedó al frente de la empresa junto a su hijo. El hombre conduce una firma con mucho tono vecinal donde los consumidores no dejan de entrar en cualquier mañana y parte de la tarde.
Pandémico
Ha tenido que timonear en tiempos tormentosos, pero con la pandemia ha extremado las medidas de bioseguridad por eso ha instalado un ozonizador en el salón comercial principal con el que asegura que el ambiente está libre de cualquier patógeno y por supuesto con el tapaboca de uso generalizado.
La crisis anterior la recuerda muy bien Ferrero fue en el primer semestre de 2019 y afectó al sector lácteo del país. Allí Yogurlac sacó pecho y picó en punta con las ventas sumamente competitivas basada en el bajo costo del traslado y con cadenas productivas y de comercialización, muy breves y de bajo costo comparado con las grandes marcar de la Pampa Húmeda.
Fue un boom lácteo el de la empresa mendocina. Por la demanda se desató una secuencia de sucursales, puntos de venta y distribución.
Así Yogurlac está en Las Heras, Tunuyán, San Martín, Rodeo de la Cruz, Rodeo del Medio, Maipú dos puntos en Godoy Cruz, y San José, Guaymallén.
“Esto se desarrolló con la crisis láctea a principios del año pasado. Venía mucha gente y no podíamos abastecer a todos los que venían. Entonces la idea fue ir abriendo sucursales en distintos donde la gente tuviera a Yogurlac más cerca y con los mismos precios de fábrica. A la larga las ventas aumentaron y es lo que nos ha permitido subsistir”, describe Ferrero.
El impacto de demanda de hace un año le ha permitido estar en condiciones de responder al requerimiento por esta cuarentena. Se le nota el orgullo personal al empresario al señalar que su empresa y sus productos compiten con las otras marcas foráneas. Todo en base de una producción propia y con estrategia de venta alejada de las góndolas de los supermercados.
“Nunca entramos a los supermercados porque somos una empresa chica y ellos manejan los precios y los pagos”, explica Ferero.
Trabajan en la planta y venta al público, 22 personas y hay que sumarle unas diez familias que asumieron la responsabilidad de atender a muchos consumidores en los distintos lugares del Gran Mendoza.
Yogurlac tiene un departamento de investigación y desarrollo tecnológico para mejorar la calidad de sus productos en base a estudios científicos, comandados por un ingeniero sanrafaelino, que le permiten conservar toda la potencia de las proteínas que la pasteurización termina reduciendo.
Hijo de leche
Esta historia la puede resumir uno de los empleados de confianza llamado Mauricio que tiene 45 años y que a los 25 entró a la empresa “para barrer”. Estudió Química y ganó experiencia en control de calidad hasta que se convirtió en el jefe de planta.
“Esto no es únicamente mi trabajo, es mi vida, es mi pasión”, define Mauricio.
Los números lácteos son:
1- Por día se descargan en los tanques lecheros de Yogurlac 3 mi litros.
2- De esa carga diaria 2000 litros se destinan al fraccionamiento de la leche fresca, los 1000 listros restantes a subproductos.
3- A Yogurlac le proveen de la materias prima dos tambos, uno de Lavalle de los hermanos Santilli y el de El Algarrobal de Guercio.
“Para mi, si Mendoza se independizara (se refiere al MendoExit), sería como concretar el sueño del pibe. En un país que no se puede vivir con tanto lío, sería bueno tener un gobierno independiente y que esté más cerca de los problemas de la gente. Creo que sería bueno para la población con todos los recaudos y la responsabilidad que eso requiere”, pregona el dueño de los caminos lecheros. Ferrero el dueño de la vía láctea de Mendoza.

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