En el sector agropecuario la sorpresa fue muy grande. La noticia no cayó muy bien y se escucharon las críticas de dirigentes y productores. El Gobierno anunció la intervención y la expropiación de Vicentin, una de las empresas con mayor presencia en la exportación agroindustrial y en otras actividades productivas, como la ganadería, la industria frigorífica, y la vitivinicultura, por mencionar algunas.
Ahora el campo mira a otra empresa tradicional que también pasa por problemas. Y la pregunta se impone: ¿será la Cooperativa Láctea SanCor la próxima expropiada por el Gobierno? En principio, desde la administración de Alberto Fernández ya se refirieron a al tema con una frase y habla de que “hay una luz al final del túnel”.
Expropiación
Vicentin es una firma casi centenaria, con sede en la localidad santafesina de Avellaneda, y que hoy acapara la atención de toda una sociedad. Comenzó como un almacén familiar de ramos generales, pero con el tiempo se transformó en la principal empresa exportadora de harinas y aceite de bandera nacional.
Un ambicioso plan de expansión, un endeudamiento excesivo y la volatilidad cambiaria del escenario local la dejaron en una situación vulnerable, con un pasivo estimado en USD 1.350 millones y una convocatoria de acreedores que se tramita en los tribunales de Reconquista, y con el Estado como principal acreedor por un crédito que la empresa solicitó ante el Banco de la Nación Argentina. Una operación que es investigada por la Justicia.
En 2016, como parte de su plan de expansión hacia nuevos rubros, Vicentin formó la sociedad Alimentos Refrigerados SA (ARSA) y le compró a la SanCor el negocio de yogures, postres y flanes por USD 100 millones
La situación de Vicentin se complicó en septiembre del año pasado, cuando desistió de seguir adelante con un proyecto inmobiliario, y con otro complejo habitacional “premiun” de 80 departamentos ubicado en Avellaneda. En ese momento, la Argentina había ingresado en una tumultuosa época política y financiera. La fórmula de Alberto Fernández y Cristina Fernández se había impuesto en las PASO y los mercados reaccionaban de la peor manera, con una devaluación más que significativa, y sobre todo con mucha incertidumbre.
A partir de eso, muchos productores, acopios y cooperativas (incluida la tradicional Unión Agrícola de Avellaneda, que quedó comprometida) se apuraron a venderles granos a Vicentin, ante la perspectiva de que si finalmente ganaban los Fernández iban a subir las retenciones, y la soja, el trigo y el maíz iban a pasar a valer unos cuantos pesos menos.
Vicentin, que había terminado el 2018 como sexta exportadora de granos y subproductos de la Argentina, con un volumen superior a los 6 millones de toneladas, no se achicó: a todo el que le ofrecía soja le decía que sí, en las condiciones que fuera, con precios a fijar o a valores ya facturados. ¿Total, qué podía salirle mal? Si todo a lo largo de su historia había sido una sucesión de éxitos. Pero la situación se complicó y se profundizó una deuda que fue imposible afrontar.
El caso SanCor
Pero en la provincia de Santa Fe, Vicentin no es la única empresa agropecuaria que atraviesa un difícil momento económico y financiero. Y partir del anuncio del presidente de la Nación, Alberto Fernández, en el mundo lácteo más de un tambero se preguntó: ¿y si SanCor sigue los pasos de Vicentin?
Entre los casos de la SanCor y Vicentin hay un eslabón que encadena ambas crisis. En 2016, como parte de su plan de expansión hacia nuevos rubros, la compañía agroexportadora de la localidad de Avellaneda formó la sociedad Alimentos Refrigerados SA (ARSA) y le compró a la Cooperativa el negocio de yogures, postres y flanes por USD 100 millones.
Pero la crisis de Sancor tuvo un capítulo muy recordado en 2007, cuando no había podido renegociar ni pesificar su deuda en dólares asumida en tiempos de la Convertibilidad. Las noticias de una quiebra eran moneda frecuente y una empresa de George Soros, Adecoagro, había hecho una oferta muy tentadora para quedarse con SanCor, que por entonces era líder cómoda en el ranking de las empresas lácteas. Cuando ese negocio estaba a punto de concretarse, el ex presidente Néstor Kirchner recurrió a su socio político, el ex presidente venezolano Hugo Chávez, quien ofreció a SanCor un importante préstamo de 70 millones de dólares, que la empresa cobró de inmediato y fue saldando con envíos de leche en polvo hacia Venezuela en un largo plazo de pago. Fue el negocio más ventajoso que pudo haber hecho la empresa, que así estiró su agonía varios años más.
Hoy, a pesar de conseguir algo de oxígeno a comienzos de 2019 con la venta de algunas fábricas y marcas finalmente a Adecoagro, la cooperativa láctea atraviesa un momento muy complicado. Uno de los últimos problemas que se generó, fue en febrero pasado con el freno de la actividad en la Planta de la Cooperativa en la localidad de San Guillermo, provincia de Santa Fe.
Importantes productores expresaron esta tarde, en diálogo con Infobae, su preocupación por la decisión que adoptó el Gobierno con Vicentin. Con todo, creen que no es tan lineal que la situación con SanCor, aunque precisaron que la cooperativa láctea no resolvió todavía su crisis económica y financiera. Ni está cerca de hacerlo
En la actualidad Sancor está procesando unos 600 mil litros de leche por mes, y cuenta con una capacidad de 4 millones de litros. Además, los productores comentaron que hay una gran parte de la infraestructura que se encuentra obsoleta.
“Para que SanCor funcione muy bien, debería estar procesando unos 2 millones de litros mensuales. Los tamberos que dejaron de entregarle hoy lo hacen la mayoría en Saputo, que en los últimos tiempos ha ganado mucho espacio y poder en el mercado lácteo”, comentó un productor de Santa Fe, que conoce como pocos la operatoria de la láctea.
Y sobre las razones que llevaron a SanCor a la actual problemática, dijo: “Cuando la maneja gente que no está capacitada, los gerentes no son los dueños, y a veces no son todo lo responsable que deberían ser, se llegan a crisis muy profundas. En el sector hay muchas empresas y cooperativas que funcionan muy bien, lo que deja en claro que allí hubo una falta de profesionalismo de las personas que la tenían que dirigir”.
Más allá de las explicaciones que se puedan encontrar para la decadencia de ambas empresas, hay ciertas similitudes que vale la pena remarcar para entender las consecuencias que dichos casos tienen en el interior productivo.
Tanto SanCor como Vicentin se nutren de la materia prima que se produce en los campos de Santa Fe y de todo el país. Miles de tambos se ven afectados cuando la usina a la que le entregan la leche deja de tener capacidad de pago. Y lo mismo sucede con los productores de granos que proveen a las plantas de Vicentin. Por eso, en cuanto tambalea una industria y se pone en duda esa capacidad de pago, la provisión de materia prima se ve afectada, se corta el círculo vicioso que permitiría, con algo de suerte y paciencia, salir de las crisis.
Tanto SanCor como Vicentin se nutren de la materia prima que se produce en los campos de Santa Fe y de todo el país. Miles de tambos se ven afectados cuando la usina a la que le entregan la leche deja de tener capacidad de pago. Y lo mismo sucede con los productores de granos que proveen a las plantas de Vicentin
Muchos tamberos que proveían de leche a SanCor dejaron de venderle, algo lógico si se tiene en cuenta que hay muchos a los que la empresa les sigue debiendo dinero por la compra de leche. Vicentin no corrió la misma suerte. A pesar que analizó caminos alternativos para saldar sus deudas sin dejar de operar, terminó siendo intervenida y está muy cerca de la expropiación.
¿Pasará lo mismo con su vecina láctea?
Varios en el mercado vieron una posible respuesta a ese interrogante el pasado 24 de mayo. Ese día, Mario Cafiero, presidente del Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (Inaes), le dijo a Télam: “Estamos trabajando para dar vuelta lo de SanCor, y que vuelva a ser lo que era, y estamos muy cerca de la solución. Hay una luz al final del túnel”.
Y señaló: “El mercado necesita actores de la economía social porque es una de las formas de controlar los precios. El sector privado a veces colisiona, no solo se pone de acuerdo en cobrarle más caro al Estado, como pasó, se pone de acuerdo en cobrarle más caro a los privados. Es ahí donde entonces es muy importante que podamos recuperar SanCor para estabilizar y que no haya abusos en el precio de los lácteos”.
¿Esa luz al final de túnel de la que habló el tío del jefe del Gabinete, será estatal?