Sucesores de Alfredo Williner es una de las principales firmas lácteas de Argentina, aunque pocos la conocen por ese nombre sino por el de su marca insignia, Ilolay.

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Procesa por día alrededor de 1,3 millones de leche fresca y emplea a más de 1.200 personas en sus tres plantas de producción localizadas en la provincia de Santa Fe.

Esta compañía fue fundada en 1928 por la familia Williner, de origen suizo, y con el correr de los años logró convertirse en una de las líderes en el mercado local y en el de exportación. Más acá en el tiempo en 2023 pasó a manos extranjeras, pues la familia Williner que hasta ese momento manejaba su rumbo, vendió el 100% de su paquete accionario al grupo francés Savencia Fromage & Dairy, que en Argentina también es dueño de Milkaut.

La historia de la empresa se remonta a cuando el inmigrante suizo Alfredo Williner comenzó a industrializar la leche proveniente de su tambo en una modesta planta industrial ubicada en la localidad de Bella Italia, provincia de Santa Fe. Tiempo después, en 1934 este emprendedor instaló en la ciudad de Rafaela una pequeña fábrica de manteca que comenzó a comercializar en la zona bajo la marca Wilco.

En 1951 los Williner dieron su primer gran salto cuando instalaron una planta fabril en la ciudad de Rafaela, Santa Fe, y a partir de ese momento pudieron incrementar no solo su capacidad de procesamiento sino también el portfolio de productos que ofrecía al mercado. Allí nació además Ilolay, la marca insignia de la firma.

Actualmente la compañía canaliza el grueso de su producción en su planta industrial ubicada en Bella Italia. El predio lo compraron en la década del 70 y en 1993 se inauguró formalmente esta unidad industrial que demandó una millonaria inversión. En tanto, también cuenta con otras dos unidades productivas localizadas en Arrufó y El Trébol, que brindan soporte para la elaboración de quesos.

Una de las características fundamentales de la empresa es que a medida que crecía en escala, también se profesionalizaba su manejo, en manos de la familia Williner. Es por ello que como complemento de la actividad láctea la empresa cuenta con la firma relacionaba Las Taperitas que funciona como proveedora de leche del negocio principal. Allí también se dedican a producción porcina, bovina y forestal.

A partir de 2018, con la creciente inflación y la imposibilidad de trasladar el aumento de los costos a los precios en góndola, la empresa comenzó a experimentar inconvenientes financieros y tuvo atrasos en el cumplimiento de pago de su deuda bancaria que por ese entonces superaba los 1.300 millones de pesos. En 2021, sus dueños iniciaron entonces un proceso de reestructuración de sus pasivos, en conversaciones directa con los bancos y de esta forma lograron sanear en gran parte su delicada situación financiera.

El foco hacia adelante estuvo en incorporar más productos premium y de alto valor agregado para mejorar su margen de rentabilidad. Luego, en abril de 2023, la familia Williner anunció la venta del 100% del paquete accionario a la francesa Savencia, dueña de Milkaut y Santa Rosa.

Luego de esa transacción la familia Williner sigue relacionada a la firma ya que su empresa Las Taperitas continúa siendo la encargada de proveer en parte la leche fluida para la producción de productos Ilolay.

Hoy el porfolio de la empresa está integrado por quesos, yogures, postres, leche chocolatada, dulce de leche y crema de leche, entre otros. Además cuenta con una red de más de 40 distribuidores y representantes que operan en sus nueve centros logísticos.

En lo que respecta a su facturación, en su balance anual cerrado en agosto de 2022, última información disponible, sus ventas ascendieron a 52.500 millones de pesos y su ganancia después de impuestos a 1.000 millones. Un año antes había facturado 30.400 millones y afrontado una pérdida después de impuestos de 157,4 millones.

En cuanto a su deuda bancaria, según los registros del BCRA, suma 347,5 millones de pesos, el 79% tomada con el BBVA. Toda en situación 1 (normal, sin atrasos en los pagos). Un dato a tener en cuenta es que luego de la compra del grupo francés la empresa terminó por cancelar pasivos al tiempo que consiguió otras vías de financiación, por fuera de la banca local, al pertenecer a un grupo multinacional.

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