El grupo Vicentin, dueño de la cerealera concursada Vicentin SAIC, intenta desprenderse de Alimentos Refrigerados Sociedad Anónima (ARSA), el fabricante de los yogures Yogs y los postrecitos Shimy de SanCor, pero una traba judicial se lo impide.
Vicentin Family Group gestiona el negocio de congelados desde 2016, cuando la cooperativa SanCor se lo cedió por u$s 100 millones. En medio de la pandemia y la crisis que atraviesa el sector lácteo, la familia Vicentin, que intenta despegar a ARSA del concurso del gigante cerealero, le dio el mandato de venta al ex Ernst & Young Daniel Serventi y un socio.
Según pudo saber El Cronista, las negociaciones por su venta siguen en marcha con los dueños de la marca láctea La Suipachense. Pero están freezadas por una inhibición judicial que le prohíbe a Vicentin desprenderse de varios de sus activos, entre ellos ARSA. Consultadas al respecto, las empresas prefirieron no hacer declaraciones.
A fines de septiembre, el juez penal de Rosario Nicolás Foppiani dio lugar al pedido presentado por el fiscal Miguel Moreno, de la Unidad de Delitos Económicos y Complejos de la Fiscalía Regional número 2, a cargo de la Investigación Penal Preparatoria caratulada “Representantes de Vicentin s/ Estafa”.
Ante esta situación, acaba de cambiar el management de ARSA. “Significa un paso más en el proceso. Por ahora, el cambio de cúpula es lo único que se puede hacer. El deal se terminará concretando cuando se pueda realizar. Si no hubiese sido por esta limitación, ya se habría cerrado”, comentaron fuentes vinculadas a la negociación, que informaron que Daniel Camejo es el nuevo presidente del directorio.
Desde el año pasado, los Vicentin tuvieron acercamientos con distintos grupos, como el fondo de private-equity Inverlat -su portfolio comprende a Havanna y Aspro- y alimenticias. Pero las conversaciones se congelaron.
Más tarde, apareció Lácteos Conosur SA, la compañía dueña de La Suipachense, con la que el holding sigue negociando, según le informaron a este medio fuentes allegadas a la operación. La empresa es propiedad de los empresarios Claudio Rafaniello y Manuel Fernández desde 2018. Antes, estuvo en manos del grupo chileno Watts y del fondo venezolano Maralac.
Con más de 70 años de trayectoria, la firma surgió en 1947 con el nombre de La Suipachense Cooperativa de Productores Lecheros Limitada. “La unión con Lácteos Conosur hizo que adopte un conocimiento y una visión global, posicionándose en el segmento como una empresa de cualidades competitivas, adaptadas a las exigencias del mercado”, describe su sitio web.
Con el transcurso del tiempo, se expandió. Hoy, recibe materia prima desde cinco puntos estratégicos del corazón de la cuenca lechera, en la provincia de Buenos Aires y Córdoba. Su planta de la localidad bonaerense de Suipacha, ubicada a 140 kilómetros de Capital Federal, procesa alrededor de 6 millones de litros de leche por mes.
Por su parte, ARSA posee dos plantas. Una, ubicada en las cercanías de la ciudad de Córdoba, camino a la localidad de Montecristo. Otra en Arenaza, en el partido de Lincoln. Emplea a un total de 600 trabajadores.
Desde que se completó el take-over, Vicentin inyectó otros u$s 35 millones adicionales al monto desembolsado para su adquisición.
Entre enero y agosto de 2020, ARSA facturó $ 6000 millones. Tiene 165 distribuidores que llegan a 70.000 comercios.
Su red logística está compuesta por 165 distribuidores que llegan a 70.000 comercios de forma semanal. Según datos de la empresa, entre enero y agosto de 2020 facturó $ 6000 millones (último dato disponible).
Hasta marzo de 2020, tenía una participación del 18% en el segmento de yogures, con las marcas Vida, Yogs y Primeros Sabores, según la consultora Nielsen. Vicentin asegura que, cuando compró la firma, el share era del 16%.
En el rubro de postres infantiles, controla el 33%, con Sancorito, Sublime, Shimy y los Flanes Caseros SanCor. En este caso, el grupo indica que, en 2016, la participación llegaba al 24,5 por ciento.
Es el segundo jugador, después de la francesa Danone, con los productos de La Serenísima, bajo los nombres de Yogurísimo, Serenito y Danonino, con un share del 35% en yogures y del 41% en postres.
En la industria, aseguran que solo un comprador con know-how puede hacerse cargo de la complejidad de la distribución refrigerada. “Hay que mover un volumen considerable de producción para que el negocio rinda. Quien tome posesión de la firma tendría que manejar todo el portafolio de productos de SanCor, y no solo los frescos, para aprovechar la oportunidad”, explicaron.
Otro obstáculo tiene que ver con que SanCor continúa siendo la dueña de las marcas, pese a que su gestión está en manos de Vicentin. “Más allá de que las plantas están incluidas, el problema radica en el derecho de uso del nombre SanCor, con fines específicos. Es una concesión a medias, teniendo en cuenta que no se pueden realizar lanzamientos sin su aval. Si bien Vicentin sacó a la venta nuevas marcas desde que entró, tiene a la cooperativa en el medio”, detallaron.