En casa de mi abuelita se desayunaba leche recién ordeñada de aquellas vacas que veíamos desde la ventana, ricota, crema, manteca, quesos y yogures producidos en esa misma cocina. De más grande y ya viviendo en la ciudad, los lácteos venían del súper con sabores más variados y sofisticados, pero nunca como los que encontramos en las góndolas brasileñas. Todo es lindo, enorme y delicioso en Brasil y sus lácteos, claramente, están en el podio.

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Viajar en auto a Brasil es uno de los momentos más esperados del año. Lo elijo para celebrar algo especial como mi cumpleaños, para encuentros extraordinarios, para las vacaciones, o para todo en uno. Las playas de Santa Catarina son el objetivo, pero el camino es para mí siempre más mágico y más revelador que el destino.

Transitando las rutas brasileñas me enamoré del agro. Pasé en cada viaje y de año a año, de admirar simplemente el paisaje agrícola y la enormidad de la maquinaria y la infraestructura a una avidez por entender de qué se trataba. Me puse a estudiar, y cómo cada vez que algo me conmociona, me sumergí en ello hasta hacerme parte. 

Entonces hoy la experiencia es superlativa porque además puedo reconocer los cultivos y sus etapas, la maquinaria y sus funciones, los sistema de fertilización y riego, las razas del ganado, las características productivas de los establecimientos que se dejan ver como ese tambo, aquél feedlot, este acopio.

Los mil y tantos km que manejo desde casa hasta las playas, que pueden ser largos y tediosos para los acompañantes que no necesariamente tienen un romance con la ruralidad como yo, también son oportunidad para compartir con ellos lo que aprendo y como todo lo que se enseña con pasión es pregnante y motiva, les aseguro que todo quien me acompañe en el viaje y en la vida, ya nunca más verá al campo con indiferencia.

Ya estamos que llegamos, faltan muy pocos Km y hay que ir atentos a dónde bajar de la BR101 “¡En aquella!” indica alguien en el auto, y cómo ya no hago a tiempo para pispear el GPS, hago caso y me meto. No era… ¡Pero qué bien que no era!  Equivocarse te saca de lo predecible y da lugar al agasajo de lo impensado.

Bem-vindos aos Laticínios Holandês

      

Que consumir lácteos hace bien es información que traigo en los genes. En casa de mi abuelita se desayunaba leche recién ordeñada de aquellas vacas que veíamos desde la ventana, ricota, crema, manteca, quesos y yogures producidos en esa misma cocina. De más grande y ya viviendo en la ciudad, los lácteos venían del súper con sabores más variados y sofisticados, pero nunca como los que encontramos en las góndolas brasileñas. Todo es lindo, enorme y delicioso en Brasil y sus lácteos, claramente, están en el podio. 

Laticínios Holandês  es una de las marcas de lácteos más emblemáticas del Estado de Santa Catarina, y su historia se remonta al año 1959, cuando Johannes Bernardus Egberhis Papenborg y su esposa Maria Frederika Krabben,  llegaron aquí  y junto a otras 12 familias holandesas fundaron la colonia agrícola Aderbal Ramos da Silva, en Tijuquinhas, actual Governador Celso Ramos. Adquirieron sus primeras vacas y comenzaron a vender leche puerta a puerta, a todo el Gran Florianópolis.

Johannes Bernardus Egberhis Papenborg y su esposa Maria Frederika Krabben

En la casa familiar, camino a las playas del Governador Celso Ramos, desde dónde hoy les estoy escribiendo con los pies en la arena, montaron una pequeña tienda, donde desde aquel entonces los visitantes encuentran no sólo sus productos, sino la posibilidad de interactuar con los animales y conocer los procesos de crianza y producción lechera.

La pequeña fábrica familiar se convirtió en una gran industria y en ese proceso se  mantuvieron los estándares de calidad y las características de lo casero, al tiempo que fueron incorporando las últimas tecnologías.

Hacia 1987 Johannes, Paulo y Mario Papenborg, los hijos de Johannes y Maria Frederika crearon la Industria Láctea Papenborg y fueron la primer empresa del sector lácteo en recibir el registro del Servicio de Inspección Estatal de la Empresa de Desarrollo Agrícola Integrado de Santa Catarina (Cidasc) en 1990, cuandose creó la nómina.

Fue Paulo Papenborg quien me recibió y me llevó a conocer las instalaciones. La tienda cuenta con toda su producción, más helados, panificados y cafetería. Tiene un pequeño lugar de juegos para niños, ambientado estilo granja holandesa, con juegos y corrales con ovejitas, terneros y conejos para que puedan tener un contacto directo con los animales. 

               

En el mismo predio están las oficinas, la fábrica, los corrales con las vacas en sus distintas etapas, las instalaciones de ordeño y el sector donde reciben su ración de silo de maíz después de dar su leche. Y aquí una particularidad, porque cada tambo tiene la suya: reciben ración después del ordeño y no durante, para evitar infecciones, ya que han encontrado que con ésta práctica mejoran las condiciones de higiene durante la extracción de leche, en un momento que el conducto de los pezones permanece abierto se cuida al máximo la posibilidad de que ingrese cualquier bacteria, reduciendo considerablemente los casos de mastitis.

     

Cuentan con 300 cabezas Holando, de las que hay 70 en ordeño dos veces al día, más unas 80 Jersey. También reciben leche de otros 600 establecimientos catarinenses que la producen bajo la normativa Holandés, que marca criterios sobre la calidad de la leche, la higiene en el ordeño, el bienestar animal, y la responsabilidad ambiental. El proyecto a futuro es lograr una producción totalmente orgánica.

      

Laticinios Holandês utiliza la técnica de pastoreo racional Voisin, sistema que les garantiza una producción mayor de leche en un área menor, reduciendo costos y aumentando la eficiencia. Este sistema se basa en el potencial de fotosíntesis de las pasturas, que se dividen en parcelas que están en uso mientras otras descansan acumulando reservas energéticas.

Los animales tienen a disposición abundante agua y alimento y su permanencia a lo largo del día en el lote permite el retorno de la materia orgánica al suelo en un reciclaje de nutrientes que colabora con la fertilidad de las pasturas. Cuando el suelo se compacta por el pisoteo se lo trabaja para que vuelva a ser permeable. Este sistema también disminuye zoonosis y le confiere al pasto mayor resistencia a las variaciones climáticas.

En cuanto a los efluentes, cuentan con un sistema de tratamiento que devuelve al ambiente el agua totalmente limpia. También seleccionan embalajes fácilmente reciclables.

Ahora sí, una porción de laticinios Holandes, y a trotar a la playa porque hacer ejercicio y consumir lácteos hace bien.

Vos ¿ya tomaste tu vaso de leche hoy?

Valeria Guzmán Hamann

EDAIRYNEWS

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