La fábrica de Michigan cumplió los requisitos sanitarios iniciales del Gobierno estadounidense para su reapertura, anunció en un comunicado Abbot, uno de los principales productores de fórmula infantil en el país.
En febrero pasado, la planta fue cerrada a raíz de la muerte de dos bebés que habían consumido la leche en polvo de esa empresa y generó una retirada voluntaria de productos por temor a una posible contaminación bacteriana.
Esta decisión agravó los problemas de suministro de leche infantil que venía enfrentando Estados Unidos por la pandemia y provocó una escasez en el mercado, que llevó a la ciudad de Nueva York a declarar dos semanas atrás el estado de emergencia.
En medio de una ruptura casi total de la cadena de distribución, el presidente Joe Biden se vio forzado a invocar una ley de producción especial para incrementar el suministro y a autorizar al Departamento de Defensa a usar aviones comerciales para transportar por aire cargamentos de leche en polvo infantil desde el exterior.
El fabricante, que controla el 40% del mercado de leche infantil en Estados Unidos, dijo que estaba “trabajando duro” para reiniciar también la producción de otra marca muy popular entre las familias estadounidenses, Similac, así como el resto de su gama.
“Entendemos la necesidad urgente de fórmula infantil y nuestra primera prioridad es llevar leche segura y de alta calidad a las familias estadounidenses”, agregó la firma en la nota, citada por la agencia de noticias AFP.
La Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) denunció graves problemas sanitarios en la fábrica en cuestión.
“Francamente, los resultados de la inspección (del sitio) fueron impactantes”, testificó Robert Califf, jefe de esta agencia, durante una audiencia celebrada semanas atrás en el Congreso estadounidense.
