Al participar en el Cuarto Foro Nacional de Lechería, organizado por la Federación Mexicana de Lechería (Femeleche), el funcionario llamó la atención sobre las “crecientes percepciones negativas que tienen algunos sectores de la sociedad, en torno a la producción animal en general, y de los productos lácteos en particular”.

Villalobos Arámbula, indicó que dada la relevancia nutricional del producto y del sector, la leche comprada a pequeños productores (menos de 100 vacas) será incorporado a los puntos de venta de Seguridad Alimentaria Mexicana (Segalmex) bajo el nombre de leche Liconsa, “lo que permitirá, además de apoyar al pequeño productor lechero, también se satisfarán las necesidades alimentarias de familias con bajos ingresos”.

Segalmex y Femeleche signaron un acuerdo de colaboración mediante el cual se adquirirá la leche de pequeños productores lecheros, quienes no pueden vender sus productos a otras instancias, a un precio de garantía de 8.20 pesos por litro de leche.

Liconsa cuenta con 47 Centros de Acopio en el país y 10 mil puntos de venta. El convenio incluye asesoría a los productores para mejorar las prácticas de producción.

De acuerdo a datos del Sistema de Información Agroalimentaria y Pesquera (Siap), en México el consumo de leche entre 2012 y 2017 fue de 98.3 litros per cápita anual.

La Cámara Nacional de la Industria de la Leche (Canilec) ha dicho que la ingesta de leche consumo de ha sido criticado por la lactosa y la grasa que contiene, y se han creado mitos. Estos señalamientos sin fundamento científico intentan desprestigiar el consumo de leche y sus derivados.

La leche es un alimento básico para la nutrición humana y en tal sentido la recomendación de consumo diario es de 500 mililitros. Dada la importancia nutricional del producto, la FAO estableció el primero de junio, como el Día Mundial de la Leche. En países desarrollados la ingesta de leche oscila los 250 litros per cápita.

“Desde un punto de vista económico y social existe otro problema que ha limitado un mayor desarrollo de la ganadería lechera en México; y tiene que ver con la falta de inclusión de los pequeños productores a las cadenas de valor; así como la existencia de coyotes e intermediarios innecesarios que han lucrado con el trabajo de estos productores”, generando una “distorsión en el mercado”.

Otro desafío del sector se relaciona con los impactos que la producción animal tiene sobre el cambio climático particularmente derivado de la producción de gases de efecto invernadero, así como la “huella hídrica de la producción láctea y su relación con la disponibilidad de agua en México”.

El secretario destacó que “México es el octavo productor mundial de leche fresca, con el 2.4 por ciento de la producción global”.

Así mismo el sector produce más de 12 mil millones de litros anualmente, creando más de 200 mil empleos directos; con aproximadamente 130 empresas formales que en total generan una actividad económica superior a los 380 mil millones de pesos anuales.

No obstante, a pesar de este “importante crecimiento, seguimos siendo deficitarios en la producción de leche, somos el mayor importador de leche en polvo descremada, con alrededor de 300 mil toneladas anualmente; y de queso, con aproximadamente 122 toneladas anualmente; es decir, un 35 por ciento del consumo de productos lácteos que se hace en el país, tiene su origen en el extranjero. Tenemos que potenciar a nuestro sector lechero para revertir esa situación”, expuso.

El secretario señaló que el programa de Crédito Ganadero a la Palabra está en marcha con un presupuesto de cuatro mil millones de pesos y en 2019 abarcará 13 estados de la República. Para 2020 se espera ampliarlo a nivel nacional. Con ello vamos a repoblar los hatos, pero también a lograr que los productores beneficiarios mejoren sus capacidades productivas de manera sustentable”.