Primero fue la pandemia, luego el paro de los transportistas, después la guerra de Ucrania y ahora la crisis energética. Uno detrás de otro, estos escenarios han ido comprometiendo el abastecimiento de los supermercados y las grandes superficies y han llegado a vaciar de productos algunos lineales, como el del papel higiénico, la leche, la pasta o la harina.

En ocasiones, cuando los artículos han seguido llenando los estantes, lo han hecho con los precios disparados. Actualmente, algunos sectores advierten de la posibilidad de que el género escasee en los próximos meses por los elevados costes a los que hacen frente.

Cesta de la compra de 30 productos por 30 euros.

No vamos a poder seguir produciendo. Es más fácil cerrar que continuar metiendo dinero. Tampoco es posible traer la leche de fuera porque, en los países exportadores, el litro es 20 céntimos más caro. A veces plantean como alternativa las ‘leches’ vegetales, ya no entro en el hecho de que las llamen así, pero son todavía más caras”, se desespera.

Estos problemas para asumir el aumento de los costes han llevado a algunos ganaderos a destinar su género a mantequilla, leche en polvo y artículos industriales en el mercado internacional, porque están más cotizados, subraya Román Santalla, responsable del sector en UPA. Otros, asfixiados por las facturas, han optado por destinar las vacas que no producen suficiente y no resultan rentables a la industria cárnica, que las recibe con avidez ante un aumento del 30% de la demanda, de acuerdo con Frontela.

“Lo peor no va a ser que suba el precio, sino que no haya. Y, cuando eso ocurra, la que se puede organizar es muy gorda”

Todas estas circunstancias han provocado que ya exista escasez de leche, según Santalla, que añade que en el sector caprina la situación es igualmente “dramática”. “El afectado principal es el ganadero, pero el pagano es el consumidor. Lo peor no va a ser que suba el precio, sino que no haya. Y, cuando el cliente se encuentre una foto en un lineal del supermercado diciendo que no hay cartones, la que se puede organizar es muy gorda“, advierte Frontela.

El pollo, amenazado

Otro de los artículos amenazados por este incremento de los costes asumidos por los productores es el pollo. En agosto, los granjeros avícolas gastaron en gas licuado del petróleo, necesario en sus explotaciones, casi el doble que otros años, explica el responsable del sector en la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG), Eloy Ureña. “Yo pagué 2.400 euros de luz el mes pasado, casi dos veces y media más que de costumbre. La combinación de ambas cosas es inasumible”, detalla.

 

Santalla, en su explotación avícola

 

s y el temor a que el precio del gas suba todavía más en los próximos meses, cuando lo necesitarán para calentar las instalaciones, han llevado a los productores a plantearse dejar de criar a partir de noviembre, remarca. “El sector está destrozado, nunca lo he visto como ahora. Siempre hemos salido adelante, pero en esta ocasión…  Hay granjeros que contemplan la opción de cerrar al menos un tiempo, y los que tienen dos naves valoran usar solo la que presenta mejor eficiencia energética”, ahonda.

“Algunos ya han decidido cerrar. En cuanto al suministro de pollos, probablemente no va a haber desabastecimiento, pero sí escasez. De hecho, ya la hay”

No se trata solo de una posibilidad, sino de una realidad, según Santalla. “Algunos ya han decidido cerrar y, para quienes han centrado su vida en las aves, es una decisión muy dura. En cuanto al suministro de pollos, probablemente no va a haber desabastecimiento, pero sí escasez. De hecho, ya la hay“, afirma, mientras lamenta que la subida de precios experimentada por el género no se haya traducido en beneficios para los granjeros.

La cerveza y las bebidas carbonatadas

Además de los estragos que la crisis puede generar en los lineales de los supermercados, es posible que la escasez agüe la fiesta también a los bares y restaurantes, ya que otro de los productos en peligro es la cervezaLa falta de suministro de dióxido de carbono (CO2), indispensable para las bebidas carbonatadas y generado en las fábricas de fertilizantes, ya ha puesto en jaque a algunos países y comienza a notarse en España.

 

fotografo: Jose Gonzalez [[[PREVISIONES 20M]]] tema: Repor escasez de cerveza en otoño

Los precios disparados del gas natural han llevado a varias grandes plantas de fertilizantes de Reino Unido, Polonia y Noruega a paralizar o recortar su producción en agosto, lo que ha repercutido en el sector cervecero. De hecho, Carlsberg Polska anticipó que planeaba parar completamente la fabricación. A España, este problema “acabará llegando, lógicamente”, en opinión del profesor de la OBS Business School, Eduardo Irastorza, que prevé un aumento del precio de las bebidas carbonatadas.

“Hay dos opciones, o limitar su producción o subir el precio, y ambas impactan en las cifras de ventas y en el mercado”

“Hay dos opciones, o limitar su producción o subir el precio, y ambas impactan en las cifras de ventas y en el mercado”, afirma, y avisa de que en otoño comenzarán a sentirse las consecuencias de esta situación. Por su parte, la patronal Cerveceros de España hace un llamamiento a la calma y asegura que en España no se prevé un problema de suministro de CO2, aunque fuentes de una de los mayores elaboradores de esta bebida a nivel nacional señalan que ya hay falta de stock.

La miel y sus tarros

Otro de los artículos a los que la crisis ha amargado la campaña es la miel, víctima de la escasez de forma indirecta a causa del desabastecimiento de tarros de cristal en los que envasarlaLos apicultores de la comarca del Eume, en A Coruña, lo saben bien. Esta temporada, se han encontrado con las colmenas llenas, pero sin la posibilidad de vender su género, porque las fábricas que les suministraban los botes han dejado de producirlos a causa del elevado coste de la energía.

 

Trabajos para obtener la miel de los panales.

Inicialmente el parón iba a durar hasta septiembre. Sin embargo, la situación no mejora y el frenazo se prorroga, como mínimo, hasta diciembre, relata Isabel, técnico de la Casa do Mel, la asociación de As Pontes que agrupa a apicultores aficionados y profesionales. Esto los obligará previsiblemente a recurrir a otros proveedores, con lo que tendrán que elaborar etiquetas y cajas nuevas al no servir las actuales, adaptadas al tamaño de los tarros que solían utilizar con anterioridad.

A estas dificultades con los envases, se suma el alza del coste de la energía requerida para llevar el producto desde las colmenas hasta el mercado. Ambos factores redundarán en un incremento del precio de la miel de entre 50 céntimos y un euro el kilo. Por esta última opción se decanta, resignada, Isabel: “No solo es el envase, hay que sumar un nuevo tipo de etiqueta y de caja, la luz para procesar la miel y la gasolina para distribuir”.

“No solo es el envase, hay que sumar un nuevo tipo de etiqueta y de caja, la luz para procesar la miel y la gasolina para distribuir”

Para enfrentar esta tesitura, sectores como el del campo reclaman medidas que les permitan continuar adelante con el negocio que les da de comer y no tener que trabajar a pérdidas, “tal y como persigue la ley de cadena alimentaria aprobada por el Gobierno” el año pasado, pide Santalla. Mientras tanto, continúan haciendo equilibrios a la espera de nuevas medidas o de un improbable giro en la coyuntura global.

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