El 2024 viene siendo un año positivo para los tambos argentinos que lograron sobrevivir. Entre las variables que se acomodaron favorablemente tras varias campañas de dificultades están el aspecto climático, fundamental para obtener buenas producciones, el aumento en el precio de la leche que mejoró la ecuación de las empresas, y ciertas decisiones del Gobierno que abren un horizonte promisorio para la actividad e invitan a invertir en el sector.
“Se acomodaron mucho las variables. Hoy tenés una muy buena relación de precios de leche contra granos, tanto en soja como en maíz, y eso alienta la producción fuertemente”, afirma en diálogo con Clarín Rural el productor tandilense Jerónimo Di Fonzo, y agrega: “Tras el bajón del año pasado, este año faltó muchísima leche, lo cual hizo que los precios estén en los valores más altos de los últimos diez o veinte años. Hoy la leche vale entre 40 y 45 centavos de dólar por litro, cuando históricamente ronda entre 30 y 35 centavos”.
En efecto, en julio el precio promedio al productor fue 412 pesos por litro de leche, que equivalen a 43 centavos de dólar. Esto es un 283 por ciento más que los 107 pesos por litro que recibía el productor en julio de 2023. Este incremento está por debajo del observado en el valor que paga el consumidor, que fue de 292 por ciento, pero de todos modos alcanzó para mejorar la relación de precios insumo producto, que hoy está en 2,66 kilos de maíz por litro de leche, mientras que la relación promedio de los últimos diez años era 2,02; y 1,45 kilos de soja por cada litro de leche, cuando la relación promedio de los últimos diez años es 1,11.
Sebastián Alconada, director de Lechería de la Secretaría de Agricultura de la Nación, dice: “Tras un último semestre del 2023 muy complicado con rentabilidades negativas ocasionadas por factores climáticos (tres años consecutivos de condiciones adversas) y factores políticos como lo fueron las diferentes ediciones de los dólares soja que impactaron directamente en los costos, tanto de la producción como de los arrendamientos, la tendencia comienza a cambiar”.
Según Alconada, dos grandes factores de cambio fueron la suspensión y posterior eliminación de los derechos de exportación para productos lácteos y la modificación del tipo de cambio que “devolvió la competitividad al sector exportador, lo cual impactó directamente en los números de los productores”.
En este escenario, el análisis de rentabilidad que realiza el INTA mensualmente muestra para junio una rentabilidad promedio del 4,6 por ciento, tendencia que continúa o mejora para los meses de julio y agosto.
El gran dato negativo que surge en el análisis sectorial, que a su vez, como describe Di Fonzo, es causa de la mejora en las condiciones actuales para las empresas, es la caída en la producción como consecuencia del cierre de muchos tambos. Según datos del Observatorio de la Cadena Lechera Argentina (OCLA), en 2023 había en el país 10.197 tambos en actividad y 1.588.902 vacas en producción, y en marzo de 2024 había 9.735 tambos y 1.486.248 vacas. La merma es del 4,5 por ciento y del 6,5 por ciento respectivamente.
“La situación de descenso en el número de unidades productivas es un fenómeno de características mundiales, incluso el caso de Argentina presenta una tasa de cese menor a la media mundial”, matizan desde OCLA, y aclaran que de la misma manera que la cantidad de tambos disminuye, la producción por unidad productiva se incrementa y es lo que sostiene la producción de leche. Hoy, la producción individual por vaca en ordeñe en Argentina es de 24 litros por día, un volumen que viene en ascenso pero que aun está lejos de los máximos potenciales.
Para acercarse a esos potenciales, los tamberos saben que necesitan una mano del clima pero también de la tecnología. Respecto a lo primero, Di Fonzo explica que al menos en su zona está terminando un invierno bastante seco, lo cual es bueno para la lechería porque hace que las vacas tiendan a encerrarse más, a comer menos pasto y a dar más leche. “En los tambos de la zona se notan producciones atípicas realmente muy buenas”, asegura, pero advierte que es ahora cuando el clima se torna más trascendental para la producción forrajera. “Ojalá lleguen a caer 600 milímetros de acá a febrero”, dice.
En cuanto a la inversión y transformación tecnológica, el productor afirma que “se están tomando todos los créditos que se pueden para meter tecnología”. “Hay muchísimas inversiones dando vueltas en lechería. Hoy la tecnología que más lineal es en cuanto al ingreso y en cuanto al salto cualitativo de producción es poner a las vacas bajo techo. Además se han metido muchos sistemas de ordeño robótico y otros como el calesita, y después algo para collares o monitores de actividad. Pero el salto que le está dando el galpón a la lechería va a ser exponencial”, asegura.
En este contexto, el Gobierno lanzó líneas de financiamiento a valor producto. “El financiamiento en marcha está dirigido a la incorporación de diferentes tecnologías que contribuyan a mejorar la productividad. Lo innovador es que el productor paga el crédito en litros de leche SIGLeA y la industria con la que comercializa se involucra como agente de retención del pago posterior al BICE”, explica Alconada.
El funcionario se muestra optimista respecto de la rápida aceptación de estas líneas por parte de los productores y también respecto de la evolución de los mercados. En el plano local, donde el primer semestre se vio marcado por una drástica caída en el consumo de lácteos a causa de la crisis económica, Alconada ya ve signos de recuperación. Según un informe de la Cámara de Productores de Leche Cuenca Oeste (Caprolecoba), en julio el consumo de lácteos fue 21 por ciento mayor que en junio, aunque en periodo enero julio de 2024 sigue estando 14 por ciento por debajo que igual periodo de 2023.
En el plano internacional, según datos de OCLA, las exportaciones argentinas de productos lácteos en julio de este año totalizaron 31.477 toneladas de productos por un valor de 114,2 millones de dólares. Esto representa un salto del 29 por ciento en volumen y 25 por ciento en valor respecto de los embarques del mes anterior. En el acumulado del período enero-julio de 2024, las exportaciones aumentaron un 8,9 por ciento en volumen pero cayeron los ingresos en dólares un 0,4 por ciento en comparación con enero-julio de 2023.
“En litros de leche equivalentes (ene-jul 2024), las exportaciones crecieron el 14,2% y representaron el 27,2% de la producción total. El precio medio de exportación por tonelada en este periodo fue de 3.627 dólares, lo que implicó una caída del 8,6 por ciento respecto al año 2023”, destacan desde OCLA, y añaden que las cotizaciones internacionales de todos los productos lácteos aumentaron en agosto, especialmente las de la leche en polvo entera. El índice de la FAO para los precios de los productos lácteos registró en agosto un promedio de 130,6 puntos, es decir, 2,8 puntos (un 2,2 %) más que en julio, y se ubicó 16,3 puntos (un 14,2 %) por encima de su valor de hace un año.
Se trata de un dato alentador para una actividad que acomodó un poco sus cuentas y se prepara para volver a crecer.
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