La industria lechera uruguaya atraviesa un momento complicado, con una significativa caída en la producción y remisión de leche. 

Según el último informe del Instituto Nacional de la Leche (Inale), tres indicadores clave reflejan una disminución en la cantidad de leche remitida a las plantas industriales, tanto en julio de 2024 como en el acumulado del año y en los últimos 12 meses. Estas cifras preocupan a los productores, quienes enfrentan el impacto prolongado de condiciones climáticas adversas, sobre todo la sequía del año pasado, y los problemas económicos que ésta dejó.

El reporte del Inale detalla que en julio de 2024 se remitieron 171,2 millones de litros de leche a las industrias, lo que representa una caída del 9,2% en comparación con julio del año anterior. Esta disminución es aún más marcada si se considera el volumen acumulado en lo que va del año: entre enero y julio de 2024, la remisión cayó un 5,2% respecto al mismo período de 2023.

Si se analizan los últimos 12 meses, de agosto de 2023 a julio de 2024, la caída es del 2,1% en comparación con los 12 meses anteriores. Estas cifras indican una tendencia preocupante en la industria lechera uruguaya, afectada en gran medida por factores climáticos, pero también por cuestiones económicas y de precios.

Uno de los factores más determinantes en la caída de la producción de leche ha sido la sequía que afectó al país durante el año pasado. Justino Zavala, integrante de la Agremiación de Tamberos de Canelones (ATC), destacó que la sequía fue “muy dura para mucha gente y especialmente para el tambero”. Las consecuencias de este evento climático extremo han persistido, incluso después de que terminó la sequía, debido a los problemas económicos y financieros que dejó en su paso.

El problema, según Zavala, no solo se originó en la falta de agua durante la sequía, sino también en la dificultad de los productores para recuperarse una vez que el fenómeno concluyó. Muchos tamberos quedaron sin margen financiero para invertir nuevamente en la alimentación adecuada de sus animales, lo que ha afectado la capacidad de producción a lo largo de este año.

Además, el clima no ha sido favorable en los meses posteriores. Aunque la sequía cesó, las lluvias excesivas en el otoño también complicaron la situación, generando dificultades para los productores que ya estaban luchando por estabilizarse. Esta combinación de factores ha hecho que la recuperación sea mucho más lenta y difícil de lo previsto.

Otro factor que ha influido en la disminución de la producción lechera es la caída de los precios de la leche durante el año pasado. Según Zavala, aunque se han implementado algunas medidas de asistencia por parte del gobierno y otras entidades, estas “fueron tardías”. Si bien las ayudas son siempre bienvenidas, los productores lecheros se enfrentaron a un momento de crisis que requería una respuesta más rápida y contundente.

El descenso en los precios de la leche ha reducido los márgenes de ganancia para los productores, lo que ha dificultado aún más la posibilidad de invertir en la mejora de las condiciones de sus tambos. A pesar de los esfuerzos por sostener la producción, muchos se han visto obligados a reducir costos, lo que ha afectado la cantidad y calidad de la leche producida.

A pesar de los desafíos que enfrenta la industria lechera uruguaya, los productores mantienen la esperanza de que la situación pueda mejorar en los próximos meses. Según Zavala, existe una “expectativa por la llegada de una primavera que viene atrasada”. Aunque las bajas temperaturas han persistido más tiempo de lo habitual, se espera que con la llegada de un clima más favorable, la producción lechera pueda comenzar a recuperarse.

Zavala destacó la importancia de que no haya nuevos contratiempos climáticos, ya que cualquier otro evento adverso podría prolongar aún más la crisis que enfrenta el sector. Los tamberos están confiando en que la primavera marcará un cambio positivo en el ciclo productivo y que permitirá iniciar un período de recuperación.

Para poner en perspectiva la situación actual, es útil comparar los datos de remisión de leche con registros históricos. En julio de 2024, se remitieron 171,2 millones de litros de leche a las plantas industriales, con un volumen de 13,1 millones de kilos de sólidos (grasa y proteína). Esta cifra, aunque menor que en años anteriores, sigue siendo la mayor en lo que va del año, superando al mes de febrero, cuando se remitieron solo 132,7 millones de litros.

El mejor registro mensual de remisión de leche en Uruguay ocurrió en octubre de 2020, con 222 millones de litros. En contraste, el peor registro en lo que va de este siglo se dio en mayo de 2003, con solo 68,7 millones de litros. A nivel anual, el mejor registro fue en 2021, mientras que el peor se produjo en 2002, con 1.109 millones de litros remitidos.

Estos datos demuestran que, aunque la industria lechera uruguaya ha tenido momentos de crisis en el pasado, también ha mostrado una capacidad de recuperación en períodos anteriores. Sin embargo, la magnitud de la sequía del año pasado y los problemas económicos que ha generado hacen que la situación actual sea especialmente compleja.

La industria lechera uruguaya se encuentra en un momento de grandes desafíos, con una caída significativa en la producción y remisión de leche. Factores climáticos, como la sequía y las lluvias excesivas, han afectado gravemente a los tamberos, mientras que la caída de los precios y la demora en las asistencias han complicado aún más la situación.

Sin embargo, los productores mantienen la esperanza de que la llegada de una primavera favorable pueda marcar el inicio de un período de recuperación. El camino no será fácil, pero la industria lechera uruguaya ha demostrado en el pasado su capacidad para superar crisis, y los tamberos confían en que podrán hacerlo nuevamente.

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