Argentina en 2018 ocupó el décimo puesto mundial como productor de leche con 10.722.000 toneladas anuales. Debido a innumerables factores de la cadena láctea que abarcan desde la producción primaria a factores comerciales y políticos, ese nivel de producción se ha mantenido, sin crecer, fluctuando entre algo más de 10 y 12 millones de toneladas desde hace 20 años, mientras que la mayoría de los países productores de leche han elevado significativamente su producción.
Estas oscilaciones en nuestra producción son debidas mayormente a factores relacionados con factores climáticos y en menor medida con factores económicos como el precio de la leche.
Cuando estos factores se tornan desfavorables, afloran todas las limitaciones relacionadas con la nutrición, sanidad, reproducción, el manejo y aquellos problemas de falta de instalaciones e infraestructura, etc., perjudicando el bienestar animal, el confort laboral de los operarios y la producción.
Para mitigar este cuadro de situación, el INTA y el Ministerio de Agricultura y Ganadería de la Nación acaban de publicar un libro titulado «Buenas Prácticas y Bienestar Animal en el tambo», cuyos autores son Víctor Humberto Suárez y Gabriela Marcela Martínez.