«Desde que las nubes empezaban a ponerse negras en el cielo, cuando ni siquiera había llovido, ya los acopiadores de leche le botaban el precio (de leche) al productor, esto puede decirse que sucedía cada mayo». Así describe Salvador Castillo, secretario de la Federación de Asociaciones Ganaderas de Nicaragua (Faganic) el llamado golpe de leche, que parece haber dado tregua a los productores en los últimos años.
Cada invierno los productores lácteos enfrentaban el «golpe de leche», que se traduce en una sobreproducción del líquido en las fincas debido al reverdecimiento de los pastos, lo que ocasionaba que los precios se fueran al suelo. Y si bien esto ocurre en todas las zonas ganaderas del país, su impacto es más visible en el norte y costa caribe de Nicaragua, no así en el Corredor Seco.
En los últimos años, el problema de la sobreoferta de leche para acopio, sin embargo, parece haberse aminorado. O al menos el dolor de cabeza ya no es tan visible como antes. Óscar López, director ejecutivo de la Cámara Nicaragüense del Sector Lácteo (Canislac), lo atribuye a una mayor exportación de leche y diversificación.
El 2020, el mejor año «Antes subía la producción de leche, pero las exportaciones bajaban. Ahora las exportaciones subieron y el volumen de leche también, por lo tanto se amortigua el problema», explicó, quien aseguró que esa mejora data desde el 2019 y se ha mantenido, al menos hasta el 2020. Según cifras preliminares del Centro de Trámites de las Exportaciones (Cetrex) el año pasado en productos lácteos Nicaragua envió 65.8 millones de kilogramos, mientras que en el 2019 fueron 57.7 millones, equivalentes a un crecimiento de 14.1 por ciento.
En valor, impulsado por mejores precios, los productos lácteos aportaron a Nicaragua 190 millones de dólares, es decir 24 millones de dólares más que los 166 millones en el 2019. «No estamos en el mejor precio, pero no se ha bajado drásticamente como hace años cuando alcanzaba cinco córdobas el litro (en el campo), ahora lo más que llega es a nueve córdobas», reveló Castillo.
A su vez explicó que entre menos ingresos hay para un productor eso hace que se le dé menos mantenimiento a las fincas, que requieren de inversión en reparaciones de cercos, siembra de pasto, atención al ganado, tecnificación de los que atienden a los animales.
El secretario de Faganic expresó que en el país existen alrededor de 140,000 productores ganaderos y de alguna manera todos estos fueron afectados con los bajos precios generados por «el golpe de leche». López celebró que en 2020, pese a la pandemia del coronavirus, las exportaciones tuvieran ese incremento porque eso mantiene un precio estable en la leche, no como en años anteriores cuando con cada invierno venía el sufrimiento en el bolsillo de los productores.
«El incremento en las exportaciones se debió a que hubo un mayor posicionamiento de nuestros productos en el mercado internacional, logramos exportar mayores volúmenes también, un 14 por ciento más, y por ende se absorbieron esos picos de producción de leche en el mercado externo y al haber mayor demanda pues el precio de la oferta no cayó», aseguró.
Lo que muestran los números del BCN
Pero pese al optimismo que denotan López y Castillo, lo cierto es que los números del Banco Central de Nicaragua no reflejan un significativo repunte en el proceso de acopio de leche. En el 2019 en Nicaragua se captaron 156.28 millones de galones por encima de los 147.09 millones en el 2018, que fue el año de las revueltas en todo el país.
Sin embargo, al comparar los resultados del 2019 con el 2017, los números muestran una caída porque en ese último año se registró un acopio de 173.18 millones de galones.
Además, hasta octubre del 2020, el último dato actualizado por el BCN, el sector había logrado acopiar 149.26 millones de galones, pero según proyecciones de Faganic el país habría cerrado con 204.35 millones de galones acopiado al finalizar el último año.
Más leche en el campo
El Gobierno esperaba para el 2019 que la producción de leche fluida a nivel nacional ascendiera a 368 millones de galones, luego de que en el 2018 reportara 357.4 millones de galones, según proyecciones del Plan Nacional de Producción, Consumo y Comercio 2019-2020.
Eso sí, el Ejecutivo esperaba en ese año un aumento del 16 por ciento en el acopio de leche para la industrialización, luego de una caída casi similar en el 2018. Para el 2020 se proyectaba que la producción nacional se elevara a 375 millones de galones, de los cuales 160 millones serían acopiados.
Cuando se conocieron las cifras del plan de producción 2020-2021 en mayo del año pasado, Edward Centeno, titular del Ministerio de Agricultura, aseguró que el acopio durante la actual administración sandinista ha crecido 125 por ciento, debido a la inversión en infraestructura vial y eléctrica en el campo.
De hecho Canislac afirma que hay plantas nuevas y las que ya están operando han aumentando su capacidad de acopio y procesamiento para la exportación.
«Hay plantas que pasaron de tener una exportación de tres contenedores a siete contenedores exportados, y por ejemplo, esa planta de la que te estoy hablando, en mayo exportaba tres contenedores, de mayo a la fecha exportó siete contenedores, o sea aumentó cuatro, y en este momento está aumentando su capacidad de producir para exportar 15 contenedores este 2021», ejemplificó López.
La industrialización no ha sido fácil, porque generalmente los pequeños productores no acceden a financiamientos.
Según Canislac, ellos han promovido los procesos de industrialización y han sido proveedores de insumos y contactos necesarios para que exista el acceso a maquinaría especializada a bajos costos y adicionalmente han buscado los mercados que puedan pagar los productos lácteos.
«La Cámara ha sido un garante para que las plantas puedan acceder a créditos para compra de equipos, además de que sean equipos realmente industriales», observó López.
Pedro Aráuz, presidente de la cooperativa de Servicios Múltiples Municipios Unidos R.L, confirmó que el incremento de las exportaciones y la mejora en las plantas procesadoras ha dejado atrás «el golpe de leche».
«La zona donde nosotros trabajamos solo hay productores pequeños y prácticamente ellos lo procesan a nivel de sus fincas, entonces la problemática se daba más en los medianos y grandes productores de leche», aseveró.
Mayor envío de producto procesado
El Centro de Trámite de las Exportaciones (Cetrex) muestra que el envío de quesillo, quesos morolique y mozarella son los responsables del aumento en valor y volumen exportado en el 2020. Únicamente el queso morolique dejó más de 65 millones de dólares en envíos en contraste frente a los más de 50 millones de dólares en el 2019. Cabe destacar que se vendió 30 por ciento más kilogramos.
En cuanto a quesillo, este generó 50 millones de dólares versus 44 millones de dólares en 2019. Este tipo de queso pasó de exportar 16 millones de kilogramos a 19 millones.
«Hemos diversificado nuestro producto y eso nos ha dado mayor capacidad de venta, antes estábamos haciendo solamente quesillo y queso morolique, hoy estaos exportando mozarella, cheddar, exportamos crema, se aumentó la exportación de yogurt, entonces todo eso ha hecho que tengamos mayor capacidad de venta y aún en esta pandemia hemos logrado crecer», argumentó López.
El Salvador representa el principal mercado. Anteriormente Estados Unidos era el segundo mercado para los productos lácteos, pero en la actualidad Guatemala es el segundo principal merado en volúmenes, gracias a la diversificación de productos procesados. A Honduras también se envía queso, pero la leche fluida no ocupa ese territorio ya que sin ninguna justificación esa nación cerró las puertas a ese producto desde hace varios años atrás.
Caminos productivos a la espera
El problema de los caminos ha sido otra cáscara de banano en el zapato de los productores lácteos. El año pasado, en medio de los huracanes Eta e Iota, hubo días en los cuales se dejó de acopiar entre 90,000 y cien mil litros de leche por día.
Actualmente las alcaldías y productores han habilitado casi el 100 por ciento de los caminos que estaban imposibilitados tras los ciclones, refirió el director de Canislac. «Estamos solicitando que las reparaciones se hagan desde ya, porque si se dejan a como están y no se les da el mantenimiento adecuado, en tres meses cuando regrese el invierno vamos a tener problemas», adelantó.
Las zonas más complicadas normalmente son en Río Blanco, Matiguás, Siuna, El Ayote y La Guinea.
López señaló que ellos han mandado comunicaciones al Ministerio de Transporte e Infraestructura (MTI) para que atiendan la problemática de los caminos en mal estado, pero siempre los redireccionan a las alcaldías, entonces han optado por que las cooperativas se unan con las alcaldías de cada municipio y se trabaje un plan de reparación y rehabilitación de estos sitios.