En estas últimas semanas se volvió a insistir con el pedido de la instauración de un dólar leche que otorgue en definitiva los mismos beneficios que ya reciben otras cadenas productivas.
Sin embargo, los esfuerzos del sector lácteo deberían centrarse en cosas concretas, más que nada porque el tsunami puede llevarse puesto a muchos de sus actores.
El pedido fue vuelto a realizar justo antes de que el dólar pegara un nuevo salto que lo ubicó en el mercado libre por encima de los 1.000 pesos. Está claro que tener un valor cercano a $ 500 es mejor que tenerlo a $ 370, pero esto no solucionaría el verdadero problema de la cadena que es la falta de mercado y sólo le podría servir a unos pocos que sepan aprovechar el diferencial.
Hoy se debe concentrar esfuerzos en ver cómo se ajusta a la realidad. Los precios internacionales a los que está vendiendo Argentina están por debajo del costo de producción estimado, aproximadamente, en U$S 3600 la tonelada de leche en polvo. Para que sea rentable, debería exportarse por encima de U$S 4000 la tonelada de leche entera y a U$S3700 la descremada. En simultáneo, el mercado doméstico mostró en septiembre la mayor baja en las ventas minoristas desde que la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) realiza sus mediciones, hace ya 23 meses y que evidencia con bastante certeza lo que ocurre en la comercialización de lácteos.
Las ventas minoristas de las pequeñas y medianas empresas (pymes) cayeron 5,1% en septiembre en comparación con el mismo mes del año anterior. Pero, además, ésta fue la novena baja consecutiva, por lo que el declive que muchos intuyen se evidencia claramente en estos números.
Seguir insistiendo en medidas que sirvan de parche para las próximas semanas, hablar de meses sería demasiado para el contexto actual, no hace más que generar ilusiones de que puede haber una medida salvadora para el sector, cuando en realidad, lo único que hoy puede devolver rentabilidad es tener un mercado sólido. Por el momento eso no se avizora.
¿Qué queda por hacer?
Antes que nada, asumir la realidad. Si no se parte de un análisis correcto no se pueden tomar buenas decisiones. Repasemos algunas situaciones que pueden suceder.
· El consumo interno no va a mostrar una recuperación real, por lo menos hasta el segundo semestre del año próximo y el piso todavía no se ha alcanzado.
· El mercado internacional ha recuperado un poco, pero sigue en pecios de quebranto, no hay muchas ilusiones de que los precios mundiales logren valores de rentabilidad en lo inmediato, y en caso que suceda, la competencia por esos mercados será feroz.
· Una corrección en las variables económicas con el resultado que implica ésta para el aumento en los costos, afectaría al sector en su conjunto por la corrección de los precios relativos.
· Las lluvias se demoran en llegar y los efectos de una sequía más extensa de lo previsto están complicando y mucho la actividad.
En la lechería no se puede hacer como en otros sectores que paralizan la producción hasta que pase el vendaval. En este sector las vacas se deben ordeñar todos los días y esa leche debe ser procesada. Estoy seguro de que muchos quisieran hacer como las automotrices que interrumpen su producción hasta mejores condiciones.En este sector no es posible.