Actualmente, Olavarría cuenta con apenas 8 tambos que supieron ser cerca de una veintena. La necesidad de contar con políticas diferenciadas para el sector, en la voz de un referente de Control Lechero, vinculado con la Sociedad Rural.
Vacas lecheras

Más de la mitad de los tambos existentes en el distrito de Olavarría dejaron de producir en los últimos años, de la mano de una crisis “gravísima” que pareciera no encontrar fin. Y los que quedaron en pie trabajan con 20 cabezas como mínimo y 200 como máximo, en este último caso, con una producción diaria promedio de 4 mil litros de leche.
Estos datos fueron aportados a este Diario por el referente de Control Lechero vinculado a la Sociedad Rural de Olavarría (SRO) y coincidenemente, productor tambero Raúl Marchioni, quien admitió que “el panorama de la actividad es complicado” y advirtió que “necesitamos políticas diferenciadas para el sector”, cuyas dificultades vienen siendo denunciadas sin que medien soluciones específicas a la caída productiva.
De hecho, fue el recientemente asumido ministro de Desarrollo Agrario bonaerense, Javier Rodríguez, quien denunció que en los últimos cuatro años “cerraron más de 500 tambos en la Provincia” y señaló que esa crisis se debe enfrentar con “políticas activas y diferenciadas para sostener a los productores, en particular aquellos de menor escala”.
En un encuentro con tamberos y representantes de la Sociedad Rural de Punta Indio, el funcionario de Axel Kicillof señaló que “es importante el aporte que puede hacer la Provincia en materia de conocimiento no solo como una forma de valorar lo que ya se hizo, sino entendiendo que aún hay mucho por hacer”.
Del tambo a la góndola
La situación no es nueva: la crisis no ha dejado de detenerse en los últimos años. En abril de 2019, el vicepresidente de la Unión General de Tamberos, Guillermo Draletti, había asegurado que tan sólo en la provincia de Buenos Aires “tenemos el cierre de dos tambos por día”. Con estas cifras, se verificaba que la situación de emergencia planteada en septiembre de 2018, cuando se advirtió que se había registrado la desaparición de 604 tambos con respecto al año anterior (2017), continuaba en camino de profundizarse.
En declaraciones recogidas por la agencia de noticias Infogei, Draletti aseguraba que “los niveles de producción de 1994 a la actualidad se han mantenido, por lo que hubo un estancamiento durante 25 años que se ha agravado en los últimos tres o cuatro”. En ese marco, sostuvo que cierran “dos tambos por día en la provincia y en algún momento se llega adonde estamos ahora y faltan productos en las góndolas”.
En ese marco, el dirigente insistía en que la brecha de precios entre lo que paga el consumidor y lo que le llega al productor “es la más grande del planeta”.
Para Marchioni, ese es uno de los puntos en los que debe buscarse la raíz de la crisis. “Mientras que como productores, nosotros estamos marginados, los productos lácteos figuran entre los de mayor incremento en las góndolas. Ayer mismo escuchaba que un litro de leche larga vida ya está rozando los 70 pesos y a nosotros el litro todavía no nos llegó a 16”, dijo. Según sus declaraciones, hasta el mes pasado, el litro de leche salido del tambo tenía un valor de 15,89 pesos, con lo que las distintas intermediaciones que lo ponen en las heladeras de los supermercados lo van multiplicando hasta ganar más de 4 veces sobre su valor de origen. “Ahí está la diferencia”, sentenció Marchioni.
Chicos y medianos
“En los últimos años, en Olavarría han cerrado más de la mitad de los tambos que existían: hoy subsisten 8 establecimientos chicos y medianos”, confirmó Raúl Marchioni. ¿Qué se necesita para mantenerlos? “Creo que se trata de políticas diferenciadas para el sector, porque los gobiernos no se han ocupado de esta actividad que, como otras, tiene sus propias características”, evaluó el especialista, convencido de que uno de los temas a analizar es la quita de retenciones
A su juicio, la producción tambera “siempre es la que sufre más”, porque “estamos obligados a sacar nuestra producción todos los días y entregarla a alguien que compra al precio que desea. Encima, nuestros insumos están dolarizados y vendemos barato: es una fórmula que no resiste ningún análisis”, aseguró, aunque antepuso que “el que tiene tambo lo tiene porque lo lleva en el alma, porque le gusta y no porque sea rentable”.
Mientras que los más reducidos contabilizan 20 o 30 ejemplares lecheros, los establecimientos más importantes del Partido trabajan, en promedio, con un total de 200 vacas que suponen una producción de ente 20 y 24 litros por cada ejemplar, “siempre que se las atienda bien y se las alimente correctamente”. Eso hace unos 4000 litros diarios que, claro, significan contar con vacas genéticamente aptas, cuya productividad máxima se alcanza alimentando con mixer de granos valuados en moneda estadounidense “silos de maíz con los que hay que contar, soja trozada y semillas que también cotizan en dólares, más el costo del chacarero que prepara la tierra y siembra, después la cosecha y al final el silo”. Y después, “estamos obligados a vender, con precios que no fijamos nosotros. Por eso decimos que el tema del tambo es gravísimo”.

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