En días donde se debate acaloradamente sobre si los lácteos están siendo repudiados o dejados de lado por los nuevos consumidores, los números muestran que es a la inversa. La pandemia de Covid-19 ha mostrado que su consumo sigue vivo y brillando en un mundo donde los alimentos tienen mucho que ver con la salud.
“El Covid ha enfatizado la salud y el bienestar desde muchos ángulos y la demanda de leche ha vuelto”, dice Tom Bailey, que trabajó como analista senior de productos lácteos para RaboResearch en los EE. UU. Y regresó a Nueva Zelanda como nuevo vicepresidente senior de Southern Pastures.
“Hay ejemplos específicos de esto a escala nacional; Estados Unidos ha comprado cantidades masivas de productos lácteos como parte de sus programas de apoyo alimentario ”, dice.
“La demanda china también ha sido muy fuerte. El gobierno ha enfatizado los beneficios para la salud de la leche, y estamos escuchando que la demanda de leche líquida está aumentando “.
Como resultado, los procesadores de lácteos chinos no tienen exceso de leche, lo que normalmente tendrían, porque la demanda de leche líquida ha sido muy fuerte.
Bailey asegura que “hemos visto una tendencia de volver a lo básico desde hace algún tiempo, con consumidores que buscan opciones lácteas nutritivas y de alta calidad en lugar de productos alternativos a base de plantas más costosos y menos saludables”.
Ese consumidor inteligente mira cada vez más las etiquetas, y es ahí donde prefiere alimentos más naturales y menos adulterados con listas de ingredientes más cortas.
Muchas veces microclimas muy bulliciosos en las redes sociales nos hacen percibir realidades que no son tales. Es cierto que las bebidas vegetales están representando un crecimiento muy importante, pero también lo es que aún es más la gente que año a año se suma al consumo de lácteos que la que opta por sus alternativas.
La pandemia no hizo más que hacer regresar a las fuentes a los consumidores, a la leche.