“Con la previsión de una oferta que superará a la demanda en China, en la medida que aumenta la producción doméstica y los stocks, se prevé que las importaciones del país comiencen a descender en la segunda mitad de este año”, dice el reporte.
“Los mercados globales podrán absorber algunas ventas no concretadas en 2021, pero la presión se comenzará a sentir en 2022, primero en Oceanía, pero eventualmente extendiéndose a los demás”, dijo la institución financiera.
En base a esta lectura del mercado, dice que, teniendo en cuenta que los precios son muy dependientes de la demanda importadora, “el pico de precios de corto plazo en los commodities lácteos seguramente ya haya quedado atrás”.
Por el lado de la oferta, la expectativa es que mantenga la senda de crecimiento, aunque a un paso más moderado. Pero con esta situación, “cualquier desaceleración de la demanda rápidamente determinará un crecimiento de los stocks”.
Desde el punto de vista de los márgenes de la producción primaria, Rabobank dice que, aunque los precios en general están altos, los márgenes están impactados por los altos valores de los granos forrajeros.
Pero, más allá de que “todas las miradas” estén puestas en qué estará sucediendo con China, los problemas logísticos, las presiones inflacionarias —no sólo a nivel de predios, sino de toda la cadena láctea— y el impacto de las nuevas variantes de Covid-19 seguirán impactando en el crecimiento de la economía global.