Tras un 2022 marcado por los cierres, el sector lechero transita otra crisis sin precedentes y se multiplica el pedido de auxilio de las organizaciones

Tras un 2022 marcado por los números económicos en contra y un impacto negativo derivado del clima cada vez más evidente, los tambos atraviesan este primer semestre del año con estadísticas de producción deprimidas y una perspectiva por demás de preocupante. A raíz de la sequía predominante, la caída de la producción ya evidencia una merma del orden 16 por ciento de enero a esta parte. Y en el sector dan por descontado que, a este ritmo, habrá faltantes de leche y lácteos durante los meses de invierno. Organizaciones del rubro afirman que, dado el contexto complicado, la producción podría caer 30 por ciento sólo este año.

Las organizaciones del sector no han dejado de exponer las enormes dificultades que atraviesa la lechería en la Argentina. Desde Federación Agraria Argentina (FAA) hasta Apymel, que integra a las pyme del segmento, pasando por entidades provinciales como la santafesina Carsfe, los actores de la actividad acumulan semanas exigiendo respuestas financieras por parte del Gobierno.

“Desde aquel 28 de febrero en que nos reunimos en asamblea, continuamos sin ayudas reales del Estado Nacional para salvar productores. Hoy los animales se van quedando sin alimento y no hay pasturas, lo que ya se visibiliza en la liquidación forzosa de ganado y hasta el cierre de algunos tambos”, expuso, recientemente, la FAA a través de un comunicado.

“… le solicitamos que, en la coyuntura, arbitre todos los mecanismos que estén a su alcance y, a la vez, exija a las autoridades nacionales respuestas inmediatas… Desde CARSFE expresamos el desaliento de nuestros representados ante la apatía y la inacción del gobierno en momentos de crisis que atravesamos, que para muchos productores será terminal”, indicaron, también hace muy pocos días, desde la entidad de Santa Fe, en una misiva destinada al gobernador Omar Perotti.

Por el lado de Apymel, la entidad no sólo cargó contra la falta de alivio financiero ante la crisis que atraviesan las empresas por la sequía y la afectación que esta genera en las pasturas: también hubo quejas por la continuidad del programa Precios Justos y las trabas a los insumos importados. “Hace que la situación sea insostenible para tener continuidad”, dijo la asociación respecto de la iniciativa de control de precios.

“La no aprobación de los pedidos a través del Sistema de Importaciones de la República Argentina, a pesar que el Gobierno remarque agilidad, la realidad de las pymes lácteas demuestra que desde su implementación se ha generado una falta de stock de insumos de todo tipo, con el consecuente incremento de precios, poniendo en serio riesgo la producción de productos lácteos”, acotó la entidad respecto del cepo a los importados.

La sequía imperante afectó gravemente la disponibilidad de pasturas y agua para el ganado.

La sequía imperante afecta gravemente la disponibilidad de pasturas y agua para el ganado.

El INTA advierte por cierres de tambos

Según informe reciente del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), en la zona de la triple frontera entre las provincias de Córdoba, Santa Fe y Santiago del Estero, la sequía “sacaría del sistema al 30% de los tambos”, y las pérdidas sólo en esa área serían cercanas a los 200 millones de dólares.

De acuerdo a lo indicado por el organismo, se trata de un espacio territorial de 300.000 hectáreas dedicadas mayormente a la actividad tambera y que contribuye al 55 por ciento de la producción lechera interprovincial.

Siempre según el INTA, esa zona acumula más de un año sin lluvias. La sequía imperante generó problemas de abastecimiento de agua para bebida animal y destruyó las pasturas tradicionales. Ante ese escenario, se multiplican los productores del área que han comenzado a descapitalizarse por venta de hacienda.

Los datos de caída de producción en el mapa general de la lechería impactan por su contundencia: el Observatorio de la Cadena Láctea Argentina (OCLA) da cuenta de una reducción del 16 por ciento intermensual constatada durante febrero, marca por demás de superior a la media histórica.

La baja en la generación de leche, reconocen en la OCLA, es consecuencia de “la importante sequía que afecta la mayoría de las cuencas lecheras y la incidencia de altos costos de producción (concentrados, entre otros insumos vinculados a la alimentación del rodeo) que generaron efectos negativos sobre la producción de leche”.

Tambos: otra caída, tras un 2022 desastroso

La producción de leche cerró un 2022 para el olvido y la perspectiva para este año, como se viene exponiendo, es por demás de preocupante.

El año pasado cerraron al 400 tambos en todo el país.

El año pasado cerraron al 400 tambos en todo el país.

La suba incontenible de los costos operativos, combinada con una rentabilidad en descenso por efecto de la inflación disparada, mantiene en estado crítico el funcionamiento de un segmento que sufrió el cierre de 400 tambos durante el ejercicio pasado. Las entidades de la lechería señalan, además, que la sequía también pega en los gastos de la actividad y piden una suba del precio por litro.

El dato del cierre pronunciado durante 2022 fue informado desde la Asociación de Pequeños y Medianos Empresas Lácteas (APYMEL), que además dio cuenta de la afectación que provoca la sequía en el costo de los insumos productivos.

En el sector también exponen al precio de 61,59 pesos por litro que perciben los productores como otra variable que complica el escenario para los tambos a partir de la inflación vigente. Los productores de leche señalan que, para compensar el uso intensificado de soja y maíz como alimentación para el ganado por la falta de pasturas, la unidad debería pagarse al menos 25 pesos más.

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