El espíritu de las medidas adoptadas por el gobierno para ayudar a paliar la crisis del sector lácteo es bueno y sano, pero las condiciones establecidas dejan por fuera a muchos actores importantes de la cadena.
Así lo planteó la presidenta de Asoleche, Ana María Gómez Montes, quien explicó que si, por ejemplo, se habla del problema de altos inventarios que está teniendo la industria es algo que afecta a toda la cadena porque al ganadero no se le puede comprar la misma cantidad y por la norma del gobierno esas grandes industrias que son las que tienen esos excedentes no pueden participar de los programas anunciados como el de compras públicas, convirtiéndose ello en un cuello de botella.
Algo similar pasa con el Programa de Alimentación Escolar (PAE) que tiene unas condiciones para participar que deja por fuera a actores que pueden ayudar de manera importante a mover los inventarios y beneficiar a todos.
Mientras esos programas no se miren más integralmente van a seguir siendo anuncios con muy buena intención, pero a los que en la práctica no pueden acceder todos y difícilmente se van a encontrar soluciones.
Igualmente, se refirió al tema del precio al consumidor y sostuvo que es un efecto que sufre toda la cadena. Los últimos dos años el precio de los insumos, así como los del maíz, la soya, etc., tuvieron un alza importante afectando a toda la cadena, y pese a los esfuerzos realizados por cada eslabón para que ese incremento no se trasladara totalmente al consumidor, al final hubo un impacto y es la menor demanda de este tipo de alimentos.
Trabajo articulado
La dirigente insistió en la necesidad de un trabajo articulado de la cadena y en tal sentido destacó el trabajo que se hizo con el gobierno sueco y la participación de productores, industriales, academia y sociedad civil para buscar soluciones de fondo a la crisis del sector.
“De manera acertada, muy simple y muy al punto, este proyecto ilustra sobre cuáles son los retos que tiene la industria, al igual que los problemas y las oportunidades”, dijo.
Este es un esfuerzo interinstitucional que es un modelo, un piloto de que sí se puede trabajar articuladamente toda la cadena para formular propuestas. Ahora el reto es poderlas ejecutar. Todo parte por la capacidad de tener una visión desde lo integral. “Aquí son más los objetivos que nos unen que los temas que pueden ser de discusión o que nos dividen”.
Sostuvo que si se hiciera un ejercicio de preguntar para cada eslabón cuál es el interés y a dónde quieren llegar, es casi seguro que todos tienen el mismo objetivo y por eso es cuestión de articularse, de mirar para el mismo lado y entender que hay muchos más intereses en común que cosas que los dividen.
“Si nos quedamos en una discusión repetitiva estamos dejando mucho valor sobre la mesa y hay otras cadenas que se están llevando ese espacio. Yo creo en una canasta familiar nutrida y variada, pero por ejemplo la leche está dejando espacio para que otros productos ocupen ese espacio que le es natural, con el problema que se desbalanceé la nutrición de los colombianos”.
Es el caso de las bebidas vegetales que en muchas ocasiones se promocionan como leches y que no lo son, hay que entender que eso es un producto diferente a la leche y lo importante es generar información al consumidor. Una bebida vegetal no remplaza nunca la calidad nutricional de la leche, sin querer decir con ello que ese producto sea malo, simplemente satisface unas necesidades diferentes.
Así mismo, señaló que las campañas se han equivocado al sugerir que muchas personas son intolerantes o son alérgicas a la lactosa cuando estudios médicos han mostrado que la población que realmente tiene esa condición es menor.
Ese es un esfuerzo que debe hacer la cadena porque a todos les interesa y es que se reconozca la calidad y las bondades de la leche porque es algo que le está haciendo daño al consumo de la leche y sus derivados.
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