El presidente argentino, Javier Milei, ha expresado su disposición a que Argentina abandone el Mercosur si es necesario para concretar un acuerdo de libre comercio con Estados Unidos.
Milei
En mercados lácteos como el de Estados Unidos o la Unión Europea, Argentina tendría que competir contra grandes productores, lo que podría resultar en menores precios para sus productores

Durante la apertura de las sesiones ordinarias del Congreso, Milei criticó al bloque regional, afirmando que “lo único que consiguió es enriquecer a los grandes industriales brasileños a costa de empobrecer a los argentinos”.

Brasil, a pesar de ser un importante productor de leche, no logra autoabastecerse en lácteos. Su demanda se satisface en gran medida mediante importaciones, siendo Argentina y Uruguay los principales proveedores por la cercanía geográfica y las ventajas arancelarias que otorga el Mercosur. 

Durante el primer trimestre de 2024 las exportaciones representaron el 30,1% de la producción total de leche en Argentina. 

Considerando que casi la mitad de estas exportaciones tuvieron como destino Brasil, se puede estimar que constituyen un componente vital para el equilibrio comercial y la estabilidad de precios en ambos países.

Que Argentina salga del Mercosur implicaría que sus lácteos pierdan el acceso preferencial a Brasil, lo que se traduciría en mayores aranceles y barreras comerciales, encareciendo los productos que hoy disfrutan de tarifas reducidas o nulas. 

Uruguay, histórico proveedor complementario para Brasil, tendría que ampliar su capacidad exportadora, sin embargo, su producción es relativamente menor y difícil de escalar en el corto plazo para absorber la brecha dejada por Argentina.

Nueva Zelanda, uno de los mayores exportadores mundiales de lácteos, podría emerger como un proveedor alternativo, pero ell incremento en los costos logísticos y arancelarios se traduciría en precios más altos para el consumidor brasileño, generando presiones inflacionarias y potenciales bajas en el consumo de lácteos.

La industria láctea argentina, al perder o ver restringido su principal destino de exportación, enfrentaría el serio desafío de reubicar la producción que tradicionalmente se dirige a Brasil. La necesidad de diversificar mercados obligaría a explorar otros destinos, como Chile, algunos países del norte de África o incluso Asia. Pero, reorientar estos volúmenes no es tan sencillo.

Cada nuevo destino implica distintas normativas sanitarias, fitosanitarias y de calidad, lo que demanda inversiones y adaptación logística.

En mercados como el de Estados Unidos o la Unión Europea, Argentina tendría que competir contra grandes productores, lo que podría resultar en menores precios para sus productores y una reestructuración de la cadena de valor.

Además, en un escenario en el que Argentina opte por un acuerdo de libre comercio con Estados Unidos, se abriría la puerta para la entrada de productos lácteos estadounidenses al mercado argentino. Esto podría desplazar aún más a los productos de origen argentino.

Para Brasil, la interrupción o el encarecimiento de los lácteos argentinos implicaría un aumento en el costo de los insumos. Recurrir a proveedores de otros mercados internacionales elevaría los costos de importación, impactando finalmente en el precio para el consumidor.

El mercado brasileño, acostumbrado a una oferta constante y predecible, se vería afectado por la incertidumbre y la necesidad de reestructurar sus cadenas de suministro, lo que podría generar períodos de desabastecimiento o fluctuaciones en la disponibilidad de productos lácteos.

Un Ecosistema en Transformación

El escenario descrito, con una posible ruptura de las condiciones tradicionales en el Mercosur y la búsqueda de nuevos acuerdos comerciales, subraya la fragilidad y la interdependencia del mercado lácteo regional. 

Para Brasil, la dependencia de proveedores externos implica un riesgo considerable ante cambios en la política comercial de Argentina. Por su parte, Argentina se enfrentaría a la ardua tarea de redirigir una parte sustancial de su producción, mientras que Uruguay, aunque podría contribuir, no contaría con la capacidad suficiente para asumir el relevo completo.

Nueva Zelanda se presenta como una opción interesante, pero su entrada a gran escala en el mercado brasileño estaría condicionada a superar desafíos logísticos y arancelarios. 

La situación exige una visión integradora y colaborativa para evitar la fragmentación de un mercado que, a pesar de sus tensiones, ha logrado un equilibrio histórico. 

 

Valeria Hamann

EDAIRYNEWS

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