Héctor Javiel no necesita demasiada presentación. Fue presidente de la Sociedad de Productores de Leche de Florida (SPLF) por tres períodos —el máximo permitido de seis años— y tiene una larga trayectoria gremial.

Hoy, con 78 años y jubilado, está en parte retirado de las canchas y ha cedido la posta de la explotación a su hijo, aunque sigue pendiente y ayuda a gestionar la empresa familiar que ya tiene su tercera generación con casi 60 años en actividad.

Una vida en el negocio

Javiel lleva alrededor de 60 años vinculado al sector lechero en Uruguay. Tras la muerte de su padre se hizo cargo de la gestión del emprendimiento productivo, al tiempo que también se desempañaba como funcionario del Banco República (BROU), institución para la cual trabajó 40 años hasta su jubilación.

“Hoy sigo vinculado al tambo, pero lo hago con mi hijo (52 años) para darle una mano en lo que puedo, porque él es médico y tampoco está full time”, explica en diálogo con La Lechera.

Javiel dice medio en broma que con 78 años ya está “medio de retirada” y que ayuda a su hijo a continuar con la tradición tambera “haciendo mandados” y con temas puntuales. “El manejo actual lo está haciendo mi hijo ya desde hace unos años. Le ha impuesto una tónica joven y un poco más arriesgada que ha dado resultado”, comenta.

Cada vez que puede Javiel explica que su tambo es “atípico” porque ni él ni su hijo “viven del tambo”, como lo hacen la gran mayoría de los productores del país. Explica que cuenta con una “jubilación decorosa” que le alcanza para sortear sus gastos, mientras que su hijo y su nuera también tienen sus ingresos por fuera del tambo por ser profesionales médicos.

“Nosotros no vivimos del tambo. Lo que produce el tambo se invierte 100% en el tambo. Así marcha cualquier cosa. El sacrificio que hace mi hijo o yo es ir todos los días a tomar resoluciones y ayudar en lo que se pueda al personal de confianza que tenemos”, explica.

Números complejos

El expresidente de la SPLF dice que, si su familia dependiera del tambo, “la cosa se complicaría” por “los problemas” que sufren a diario los tamberos que deben sostener el total de sus gastos con la explotación lechera.

“El precio de la leche hoy es muy bajo. Suben los insumos, las semillas, los fertilizantes y la leche queda ahí. Y cuando hay aumento a nivel internacional de los precios, nosotros (por los tamberos) quedamos esperando. Conaprole tarda mucho en conocer que subió. Hoy si uno fuera a empezar una explotación, lo que menos haría sería un tambo”, afirmó.

Javiel añade que la lechería conlleva un “sacrificio” de una actividad que “exige” las 24 horas del día durante todo el año. “Hay que resolver problemas. Que se atracó un ternero, que se cayó una vaca, que se escapó un animal. En una palabra: hay que estar de guardia. Yo siempre digo: el día que se muere un tambero y lo están velando, alguien tiene que estar ordeñando y atendiendo el tambo; no hay pausa”.

De todas formas, sostiene que “a esta altura del campeonato” no se puede cambiar de rubro y no queda otra que “aguantar mientras se pueda”.

“En el tambo somos siempre optimistas porque estamos esperando que reaccione”, comentó. Sin embargo, consideró que “la cadena láctea está muy mal distribuida en el país. Vos entrás a una planta de Conaprole y parece que es otro mundo. Esa una tecnología de primer nivel, que es como debe ser. Los empleados con los mejores sueldos de la industria, pero el tambero sigue enterrado de cabeza. Yo veo muchos tamberos chicos que lamentablemente no salen de la cuarta (del carro) de pértigo. Siguen y siguen esperando. Uno por naturaleza es optimista, pero es brava la cosa”, admite.

El experimentado tambero dice que conoce muchos casos de productores que no tienen otra alternativa que postergar inversiones porque primero “deber dar de comer a su familia” y costear la “educación de sus hijos”. “Eso ha generado el abandono de la muchachada. Es muy difícil encontrar un hijo como el mío que, teniendo su profesión, se dedique al tambo. La muchachada trata de rajar porque ve el sacrificio y ve esa desilusión por no tener un ingreso digno”, dijo.

Para Javiel “no puede ser que un litro de leche se pague a $ 12 al tambero y después resulta que vas a comprar una bolsita y te cuesta $ 30 y pico. ¿Dónde está la diferencia? Y bueno, producimos commodities y te dicen que es porque tenemos que exportar, pero resulta que las últimas subas de Fonterra en el tambo no repercutieron”.

 

Ficha productiva

La explotación de la familia Javiel está ubicada a la altura del kilómetro 86 de la ruta 5 entre Mendoza y Florida. Actualmente tienen una superficie de 940 hectáreas entre propias y arrendadas. Están ordeñando alrededor de 350 vacas, pero cuando ingresen las pariciones de otoño ese número trepará a un eje de 400-420. El promedio diario de remisión por vaca se ubica en 21-22 litros. El ganado es 100% Holando y se viene de años de selección. El establecimiento cuenta con ganado puro que está registrado en la Asociación Rural (ARU). Los machos se venden como reproductores y las hembras puras van quedando en el tambo. La fase de la producción es pastoril y se utiliza ración preparada de la cooperativa Grumen con asesoramiento de un nutricionista. El tambo ocupa a 11 trabajadores en forma directa.

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