En su apogeo, la COOTAM producía hasta 120.000 litros de leche por día y aseguran que en Trancas "nadie estaba sin trabajo". Hoy, La Overita sigue creciendo y los niños volvieron a tomar leche pasteurizada en Tucumán.
En avenida Mate de Luna 2.850 hay un supermercado y un complejo de edificios. Pero durante muchos años funcionó allí funcionó allí la Cooperativa Mixta de Tamberos Limitada, más conocida por su nombre comercial: COOTAM. Llegó a producir 120.000 litros de leche por día, y le permitía incluso garantizarse el autoabastecimiento a nuestra provincia.

La COOTAM fue fundada en 1951, pero la tradición lechera de Trancas data de mucho antes. En Historia del Municipio de Trancas (Cortés Navarro, Colección Historia de los Municipios de Tucumán, siglos XIX y XX) se repasa que entrado el Siglo XIX era reconocido por su gran cantidad de cabezas de ganado bovino, y que la oleada inmigratoria de fines de siglo trajo a familias españolas e italianas que se dedicaron allí a las prácticas tamberas.

La Ley de Pasteurización se sancionó en 1935, y la primera cooperativa de tamberos se creó en 1940. La COOTAM se fundó en 1950 y su primer presidente fue Manuel Usandivaras. El desarrollo de la industria láctea se convirtió en la principal fuente de ingresos de la ciudad y motor de su desarrollo; el traslado desde los tambos a la explanta productora sobre la Mate de Luna lo realizaba un camión conocido como El Lechero.

“Trancas modernizó su comercio a través de la cooperativa gracias a la gente responsable que, en su momento, levantó con sus esfuerzos una estructura económica y comercial envidiable. Se instaló Supercoop en la sede de la Cooperativa de Tamberos, tomando como empleados a gente de Trancas y dando un estatus distinto a la sociedad tranqueña del momento. Dentro de la Cooperativa que no había diferencias ni privilegios entre los productores, grandes o chicos. Se podían sentar en una cena de fin de año todos juntos, para charlar sobre los resultados del año que había pasado. Los grandes tamberos vivían cómodamente gracias a la cooperativa y los tambos medianos y pequeños, podían vivir dignamente con su trabajo”, destacó Cortez Navarro.

Hacia 1997, la cooperativa llegó a su fin cuando los productores le alquilaron su planta a Bríos SA: “El cierre de COOTAM ha sido lamentable, ha sido grave. Grave porque la mayoría de los agricultores de la zona son gente de palabras, la mayoría, no hacía falta que le firmen papeles. Seguían entregando leche; seguían dando, aunque sabían lo que les podía pasar. En ningún momento bajaron los brazos”, aseguró Gustavo García Fernández.

“En los noventa termina cerrando la cooperativa y si en los noventa que fue mi etapa de los veinte años, ya era crisis [total] prácticamente porque también los almacenes de ramos generales comienzan a desaparecer…”, recordó Antonio Massa.

El viejo edificio de la COOTAM en avenida Mate de Luna se remató el 2 de diciembre de 2005, luego de que en diciembre de 2000 se declaró la quiebra, ante la imposibilidad de hacer frente a las deudas que se calculabanmayores a $3.000.000.

Tras el cierre de la COOTAM, los tamberos chicos se endeudaron con préstamos bancarios y hasta tuvieron que vender las vacas porque ya no las podían mantener; por ello, cesantearon a los pocos trabajadores que los acompañaban en sus tareas, mientras que otros hasta llegaron perder sus tierras por las deudas contraídas. Los trabajadores de los tambos, algunos con suerte, pudieron acceder a un cargo y trabajar como planta permanente de la Municipalidad.

Para Pepe Nazar, el cierre de la COOTAM se sintió bastante en Trancas. “Ya te digo la gente se daba con los gustos mínimos pero se los daba a los gustos mínimos. A veces ni eso te podés dar. En cambio, el tambero venía y compraba. Compraba cosas porque las podía pagar. Sabía que a fin de mes cobraba la Cooperativa, venía y pagaba. Entonces siempre se daba un gustito más de lo que permitían otras cosas. Se sentía bastante”.

En 2016, en el marco de la publicación editorial citada, el intendente de Trancas Roberto El Tigre Moreno se lamentaba: “Todavía paso por la avenida [Yrigoyen] hoy en la actualidad y veo el cartel que dice (…) ‘Cooperativa de tamberos’ y me duele en el alma. Doblo por la calle, frente a la ex Cooperativa y veo grandes vecinos: los García, los Linares, los Poliche, etcétera, etcétera, etcétera. Tantos nombres que fíjese hay una placa que hoy esas gentes entregaron su amor y los huesos, porque todos fallecieron la mayoría y nos dejaron un edificio, nos dejaron la enseñanza de cómo se cría una vaca, cómo se cría un ternero, cómo se ordeña una vaca”.

“Sin [ánimo de ofender a] nadie, sin querer ofender a la capital tucumana, (…) creo que el error más grande que tuvieron esos viejos, nuestros viejos cariñosamente llamándolos, fue que se hizo ese planta en avenida Mate de Luna, donde dábamos vida a cien familias tucumanas con el sacrificio de mil familias tranqueñas (…) A mí me gustaría, sueño que algún día así como la SANCOR, La Serenísima, Amasuyo y tantas otras empresas, [resurja] la vieja COOTAM [o] ‘Trancas lácteos’ –como usted quiera llamarla– pero [el proceso] industrial lo hacemos acá”, afirmaba el jefe municipal, que luego fue reelecto en 2019 y será sucedido por su hermano, Antonio Moreno, mientras que él fue electo legislador provincial en las elecciones 2023.

En julio de 2020, el intendente Moreno junto al gobernador Juan Manzur y el vicegobernador Osvaldo Jaldo –un orgulloso hijo de Trancas- dejaron inaugurada la planta pasteurizadora y ensachetadora La Overita, que funciona en el edificio que perteneció a la COOTAM: allí se comenzó a procesar la materia prima de 24 productores de la cuenca lechera tranqueña, llegaron a los 6.000 litros de leche por día.

Juan José Jorrat es un ingeniero zootecnista que trabaja desde 2006 en proyectos de Desarrollo Rural Local en nuestra provincia, y hoy se desempeña como responsable técnico de la planta láctea La Overita Trancas. Hoy, recibe la leche de 23 productores, la pasteuriza, ensacheta y distribuye a comedores escolares y municipales de Trancas, además de comercializarse en Tafí Viejo, San Miguel de Tucumán y ferias. Al día de hoy, La Overita distribuye 3000 litros semanales con las compras públicas y entre 3000 y 4000 litros en la actividad privada.

“Esto surge porque los chicos de Trancas no tomaban leche en los comedores escolares y el productor recibía un precio muy por debajo de lo que se pagaba en otros lugares. Entonces empezamos a escribir el proyecto en 2016, con el intendente de Trancas y su directora de Empleo, proyectando un plan de desarrollo local. Lo presentamos al Ministerio de Trabajo de la Nación y se aprobó en 2018. La planta se inauguró en julio de 2020”, le explicó a Bichos de Campo.

En ese sentido, recordó: “Antes teníamos la COOTAM, una cooperativa de tamberos muy importante del país que, antes de su quiebra en 1999, tenía más de 200 asociados activos. Cuando la cooperativa se funde, los productores no tenían mercados para su leche y solo algunos tuvieron la posibilidad de enviar su producción al Sur”.

A partir de allí, “en la primera década de 2000 se iniciaron muchos proyectos productivos y organizativos a partir del Programa Social Agropecuario, del ProderNOA, de Desarrollo Social, que tendieron a rearmar la trama productiva. Lamentablemente muchos no pudieron sostenerse porque quedaron muy debilitados los lazos luego del cierre de COOTAM”.

Desde entonces, el desarrollo territorial de La Overita estuvo acompañado por otras acciones del Gobierno de Tucumán, como la creación de una carrera de Industrias Lácteas en la zona, y la entrega de dos vacas por productor en las Expo-Lacteas; además, se avanzó con la inscripción en Monotributo, además del Renspa y el Renaf.

Hace un año y medio nació la cooperativa La Caña Overa, dedicada al engorde de terneros, a trabajar con la cadena de carne y abordar alternativas de alimentación, a la vez que se constituyó un laboratorio de calidad láctea y el crecimiento no cesó: “Estamos en un proceso de sumar un producto que es el yogurt. Entregamos leche a un grupo de 6 mujeres que hacen dulce de leche. Además estamos instalando una quesería en Benjamín Paz, que le dará trabajo a 10 mujeres más que elaborarán quesos y quesillos”, narró Jorrat.

“En la Overita vamos a pasar a hacer una pasteurización con una temperatura un poco mayor, lo que nos puede permitir duplicar la fecha de vencimiento (de 5 a 10 días) y también diversificar con el yogurt con una fecha de vencimiento cercana a los 30 días. Estamos trabajando en la instalación de una homogeneizadora que nos permite ganar otros mercados y trabajar el fortalecimiento con hierro, sin perder la calidad de nuestro producto”, anunció.

En ese marco, resaltó: “Nuestra leche es muy valorada ya que es muy parecida a la que se tomaba al pie de la vaca. Antes la planta nos quedaba grande. Arrancamos con 200 litros y hoy estamos con 8000 litros por semana y estamos viendo como ampliarla. La forma de trabajo que encontramos es lo más importante que logramos. Somos los únicos que vendemos leche fluida fresca y pasteurizada en Tucumán”.

Como un homenaje a El Lechero, La Overita tiene dos camiones: uno para recolectar la leche entre los productores y otro que distribuye el producto entre comedores y comercios.  Se creó además el Ente Autárquico para el Abastecimiento Social, para dinamizar las operatorias comerciales y administrativas. Se trata de una organización sin fines de lucro y sus miembros trabajan ad honorem.

“Me parece innovador que las diferentes escalas del Estado, trabajan articuladamente para sostener y hacer crecer una actividad tan importante como la lechería, sobre todo para los agricultores familiares que estaban atravesando por una situación muy crítica. El Estado puede acompañar los procesos y generar alternativas para actividades que se venían abajo. Hay que poner creatividad como agentes del Estado y promover el acompañamiento integral”, remató Jorrat.

Así, la COOTAM produjo la leche –y los juguitos, claro- que marcó a generaciones de tucumanos y tucumanos, y el nacimiento de La Overita en 2020 permitió recuperar ese espíritu, volver a potenciar a la cuenca lechera de Trancas y que los niños y niñas de Tucumán vuelvan –de a poco- a tomar leche producida en sueño tucumano y por manos tucumanas.

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