Jaime Andrés Cristancho Cristancho es uno de los fundadores de Bubay, un proyecto que refleja innovación y tradición. Su empresa representa una apuesta por la ganadería de búfalos, centrándose en dos líneas principales: lácteos y ceba de terneros.

“Soy de Yopal, Casanare, de raíces boyacenses y raíces ganaderas. Nuestro proyecto lleva alrededor de 7 a 8 años y se enfoca en la ganadería de búfalos. Tenemos dos líneas: la principal es la de lácteos y la segunda es la ceba de los terneros que salen de la lechería”, explicó.

El proyecto inició modestamente, con apenas 7 animales, pero desde entonces han crecido “muchísimo”. Actualmente, manejan cerca de 90 animales en producción y 80 en ceba.

“Todo esto en una finca de apenas 60 hectáreas. La gente se asusta al hablar de búfalos, pero son animales muy dóciles según su manejo. Nos reconocen, buscan familiaridad con los trabajadores y son excelentes tanto para la ceba como para la producción láctea. Nuestro objetivo es entregar entre siete a ocho animales completamente cebados cada año”, afirmó.

De la finca al mercado: Transformar para competir

El salto hacia la transformación de la leche en productos lácteos surgió por una casualidad. El momento clave surgió cuando el administrador les entregó una cuajada, pues Cristancho no consumía la leche que las búfalas producían. Esta experiencia los motivó a investigar las posibilidades de procesamiento lácteo.

“Llegamos a la finca y el administrador nos entregó una cuajada. No sabía que estaba ordeñando las búfalas. Nos encantó y empezamos a investigar. Descubrimos que podíamos comercializarla, pero los precios de la leche eran muy bajos, especialmente en Casanare por las distancias y el clima”, recordó.

Fue entonces cuando decidieron procesar su propia leche, comenzando con equipos básicos. Actualmente, procesan entre 200 y 400 litros de leche al día, dependiendo de la demanda. Sus principales productos incluyen quesos y yogures, elaborados con leche de alta calidad.

Un mercado que aprecia la calidad

El consumo de productos derivados de la leche de búfala ha ido ganando importancia, tanto en la región como en zonas aledañas. De acuerdo con el ganadero, otras empresas de diferentes departamentos están interesadas en sus productos, por los beneficios que ofrecen en salud y por la calidad de los productos.

A lo largo de los años, el emprendimiento ha logrado establecer alianzas para transporte y comercialización en ferias, lo que ha abierto nuevas oportunidades. Por ejemplo, la marca estuvo presente en la pasada edición de Expo Agrofuturo en Corferias en Bogotá, haciendo parte de la comitiva del departamento invitado, Casanare.

“En esta feria, estamos buscando aliados comerciales para mostrar los beneficios de nuestros productos y explorar nuevos mercados, especialmente en el sector de restaurantes y cortes especializados de carne”, precisó.

La carne de búfalo: Calidad y sostenibilidad

En efecto, la carne de búfalo es otro mercado que han explorado porque también está en crecimiento. Según el ganadero, destetan los terneros entre los seis y ocho meses con pesos de alrededor de 200 kilos. Al cabo de un año, o incluso menos, duplican el peso para entregar animales de 18 a 22 meses con más de 400 kilos.

“Su carne es tierna, con altos niveles de proteína y baja grasa, lo que la hace ideal para cortes de calidad”, aseguró, destacando que este rendimiento se obtiene con mínima suplementación, pues solo ofrecen pastos de la región y sal.

Además, Cristancho resalta que los búfalos son animales resistentes que requieren mínimas intervenciones veterinarias. “Su suplementación es básica: sal de alta calidad, vacunación y purga. No manejamos concentrados, lo que hace nuestra producción más sostenible”.

El futuro de Bubay

Bubay de Casanare combina prácticas tradicionales y modernas para maximizar el rendimiento en un espacio limitado. “Trabajamos una ganadería sostenible, respetuosa con el ambiente, aprovechando pasturas naturales y reduciendo el impacto en los recursos locales. Este tipo de animales permite ser ganadero en sitios donde el ganado convencional no sería viable”.

Cristancho también resalta el desafío de operar en zonas rurales con acceso limitado a infraestructura. Por ejemplo, aunque tienen máquina de ordeño, deben recurrir al manual porque sufren de cortes de energía cada cierto tiempo. Aun así, se están esmerando para mantener la calidad de sus productos y seguir posicionándose en nuevos mercados.

“Queremos fortalecer nuestras alianzas comerciales y expandir nuestra producción, tanto en lácteos como en carne”, concluyó.

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