En la localidad santafesina de Esperanza, hay una trabajadora tambera que se apasiona por su vocación. Lidia Sánchez pasa sus días desde el tambo a la universidad con el objetivo de ampliar conocimientos en un sector que demanda capacitación de manera continua.

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Como un claro ejemplo de superación, Lidia Sánchez (40) desempeña junto a su marido el esforzado trabajo de peona tambera desde el año 2003. Su inicio fue en un tambo de 8000 litros diario de leche, ubicado en la zona lechera de Córdoba.

Sin embargo, desde ese momento, decidió superarse y comenzar a capacitarse con el fin de aportarle conocimiento y eficiencia a la actividad. Hoy, en Esperanza, Santa Fe, es donde trabaja en un tambo de 2000 litros diarios de leche.

La mujer tambera, en los últimos años atravesó cambios fuertes en su vida. En 2019, terminó el secundario después de una cursada de tres años en los que reinó el esfuerzo para llevar adelante en paralelo los estudios y la labor con las vacas, su pasión más grande.

“La lechería es mi pasión. Por eso trato de brindarme al máximo, sumando conocimiento y teniendo en cuenta el esfuerzo que hace mi empleador para mantener el tambo. Junto a mi esposo somos muy conscientes de eso”, indicó la trabajadora.

Una vida de lucha y trabajo

La entrevistada, reconoce que proviene de una familia que no estaba relacionada directamente al sector. No obstante, su abuela, vivía en el campo y fue quien le transmitió el amor por los animales.

“Desde que me convertí en tambera trabajo en familia. Mis hijos comparten mi sentir respecto a la actividad y a medida que van creciendo me acompañan con más ganas en el tambo”, sostiene con alegría Sánchez.

En diálogo con El ABC Rural, sostuvo que siempre trabajó junto a su esposo, con quien comparte “el valor de la responsabilidad” en cada empleo que le tocó realizar.

Es claro que el tambo encierra una gran pasión, tanto para los productores, como para los empleados. “Nosotros entendemos que es una actividad de mucha inversión y que no siempre te da los resultados económicos deseados. Por eso es que debemos trabajar juntos, empleadores y empleados, con el objetivo de ser eficientes siempre”, confiesa.

“Un sector que demanda capacitación”

Lidia nunca se quedó quieta. La comodidad no es su estilo, con lo cual desde hace tiempo investiga y se capacita para que su trabajo rinda mucho más cada día. “Estoy haciendo la tecnicatura en producción primaria de lechería. Cuando terminé la secundaria me comprometí a seguir estudiando porque creo que es fundamental”, aseguró, convencida.

Esta carrera es dictada por la Universidad Nacional del Litoral en la localidad de Esperanza, y concentra temas de mucho interés para el sector. “Creo que es fundamental la capacitación por la responsabilidad que tenemos los tamberos. La lechería es una actividad que obliga al esfuerzo de todos; los empleados y los propietarios”, destacó la madre de cuatro hijos.

Por su parte, dijo que desde siempre alienta la capacitación en los empleados rurales. “No solo el tambero, sino también el guachero, el tractorista o el peón que trabaja encima de las vacas, deben tener la oportunidad de capacitarse”, expresó. Además reconoció que en el sector es sumamente importante adquirir conocimiento sobre bienestar animal.

“Falta que las mujeres se involucren más”

Si bien actualmente se observa mayor visualización en el agro respecto al trabajo femenino, según la entrevistada “todavía falta mucho”. En ese sentido, dice que no todas las mujeres se animan a solicitar trabajo en el sector y es un problema de actitud.

“Somos muy pocas las mujeres que hablamos y nos expresamos en las redes sociales, debatiendo el trabajo y haciendo visible todo lo que podemos hacer en el campo”, sostiene la empleada que revoluciona Twitter con sus mensajes tempraneros antes del comienzo de cada jornada laboral.

En ese sentido, Lidia asegura que las mujeres “no queremos sobrepasar ningún límite”. Su intención solo es “trabajar a la par del hombre en los aspectos que podamos hacerlo”, indicó.

Uno de los sueños de Lidia es tener una oportunidad de visitar Nueva Zelanda, uno de los países líderes en la producción de leche a nivel global. Sin embargo, el más importante de todos es que llegue el día en que logre tener su propio emprendimiento.

“Mi gran sueño es contar con mi propio tambo. El deseo de ponerme la mochila al hombro no es fácil porque lo veo en mi patrón, pero es algo que me gustaría poder hacer algún día”, concluyó Lidia, optimista.

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