Brasil anunció una reducción unilateral del 10% a los aranceles de importación. La Argentina fue consultada previamente y aceptó con tal de preservar sectores industriales muy sensibles.

En busca de preservar una relación que por momentos ha pasado serias tensiones, el Gobierno decidió callar y otorgar su consentimiento para que Brasil reduzca unilateralmente un 10% los aranceles de importación de aproximadamente el 87% de los bienes y servicios provenientes de países ajenos al Mercosur, una medida que Brasilia propuso para moderar las expectativas inflacionarias.

El pasado viernes, el ministro de Economía de Brasil, Paulo Guedes, comunicó que la medida “se justifica en la situación de urgencia traída por la pandemia de coronavirus, y en la necesidad de poder contar, de forma inmediata, con instrumentos que contribuyan a aliviar los efectos negativos sobre la vida y la salud de la población brasileña”.

El recorte de los derechos de importación, que pondría en pie de igualdad a los oferentes de otros países y continentes con los operadores económicos de la Argentina, Paraguay y Uruguay, fue validada hasta el 31 de diciembre de 2022. Previamente, según pudo reconstruir El Cronista, Brasilia tanteó al Gobierno argentino para pedirle cierto grado de acuerdo con la medida.

En efecto, el embajador argentino en Brasil, Daniel Scioli, fue convocado al palacio de Hacienda, donde manda Guedes, para anticiparle el anuncio dado 24 horas después. Por fuentes diplomáticas, este diario supo que “Brasil decidió una apertura respetando todo lo que había acordado con la Argentina, dejando de lado el régimen especial automotriz, los textiles, el calzado, los lácteos y juguetes”, sectores que se consideran sensibles a estos cambios en el comercio exterior.

La rebaja de aranceles comenzó a conversarse a principios de octubre, durante la visita que hicieran a Brasil el canciller Santiago Cafiero y el ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas.

Allí hubo un principio de acuerdo para rebajar conjuntamente las tarifas, reflejando casi dos años de arduas negociaciones para modificar el Arancel Externo Común (AEC), y llevar esa propuesta a paraguayos y uruguayos. La falta de acuerdo entre los cuatro miembros fundadores del Mercosur desenlazó en esta decisión unilateral de Brasil, que se aleja del “consenso” por el que brega la Argentina.

En el Gobierno explicaron que la jugada anticipada de Brasil, además de explicarse por una necesidad interna, viene a cuenta de la intención de Uruguay de atar la aprobación de una rebaja del AEC al permiso que espera obtener de los demás países para negociar un acuerdo de libre comercio por su cuenta con China.

La Argentina se opone fervientemente, y ha logrado que Brasil, por ahora, no acompañe a Montevideo.

“Es importante mantener al armonía y toda la agenda bilateral con Brasil”, recaló una fuente muy empapada de los vínculos entre países. Es que, en octubre, las exportaciones a Brasil tocaron la mayor marca en siete años. En todas las terminales del Gobierno, por tanto, se empeñan en mostrar sintonía, a pesar de la confrontación política que distancia a los presidentes, Alberto Fernández y Jaír Bolsonaro.

Los datos de la Secretaría Especial de Comercio Exterior y Asuntos Internacionales (Secint), del Ministerio de Economía de Brasil, indican que los productos argentinos exportados totalizaron los u$s 1218 millones, en tanto que el ingreso de bienes desde el socio mayor del Mercosur se ubicó en u$s 1126 millones.

Además, la semana pasada el gobernador bonaerense Axel Kicillof lideró una visita a San Pablo para propiciar un mayor comercio entre el aparato productivo de la Provincia y el sector industrial paulista. También, varias compañías brasileñas prometieron en las últimas semanas inversiones para iniciar o expandir operaciones en la Argentina.

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