Algunas preguntas frecuentes que nos surgen acerca de los lácteos:
¿POR QUÉ SOMOS EL ÚNICO MAMÍFERO QUE SIGUE TOMANDO LECHE TRAS EL DESTETE?
Somos distintos a otros mamíferos en muchos aspectos y hemos adquirido algunas virtudes superiores en gran parte gracias a la alimentación. Hace unos 10.000 años, el hombre pasó de cazar y recolectar exclusivamente a dedicarse al cultivo agrícola y a la cría de ganado. Gracias a un proceso evolutivo, los humanos adquirimos la capacidad de digerir la leche durante toda la vida más allá de la lactancia materna.
A lo largo de los siglos, el hombre aprendió a transformar la leche, tanto para conservarla durante más tiempo como para variar sus formas de consumo. Así, fueron apareciendo productos lácteos como el yogur o el queso. La capacidad de digerir lactosa en la edad adulta se extendió rápidamente a varias regiones del mundo, principalmente en zonas con mayor tradición de pastoreo: Europa, Oriente Medio o África, a diferencia de otras como Asia, en que esta práctica no era habitual. Hoy, más de 2.000 millones de personas son tolerantes a la lactosa.
¿ES IMPRESCINDIBLE INCLUIR LECHE EN NUESTRA DIETA COTIDIANA?
De forma general se recomiendan 3 raciones diarias de productos lácteos, que aportan más de la mitad del calcio necesario. Según la etapa de la vida, esta recomendación puede ser incluso mayor. Además, la leche y los productos lácteos también son una buena fuente de proteínas de alta calidad nutricional y de vitaminas del grupo B y D. Diferentes instituciones científicas han consensuado recomendaciones de consumo de leche y productos lácteos, a partir de estudios que han probado sus beneficios sobre la salud[1].
En España, el 66% de la población consume menos de 2 productos lácteos al día, por lo que casi el 70% no alcanza la ingesta recomendada de calcio[2]. Para las principales sociedades científicas de nutrición no hay razón para excluir la leche y los productos lácteos de la dieta en la población general. “Existe la idea de que una dieta exenta de leche y lácteos no supone un problema a la hora de alcanzar las ingestas recomendadas de calcio y vitamina D, y esto es un completo error: de acuerdo a nuestro modelo alimentario occidental, la exclusión de los lácteos impide alcanzar las ingestas de referencia para todos los grupos de edad”, manifestó el prof. Gregorio Varela con motivo de la presentación del Informe “La leche como vehículo de salud: calcio y sus determinantes en la salud de la población española”[3], elaborado por las Fundaciones Española e Iberoamericana de Nutrición.
¿LA LECHE ES SÓLO PARA LOS NIÑOS?
La lactancia materna es la alimentación más completa para el bebé[4]. Cuando no es posible, se recurre a fórmulas infantiles adaptadas de inicio o de continuación. La leche sigue siendo el alimento básico a partir del año porque representa en torno al 40% de la alimentación del niño. Los pediatras españoles han recordado en numerosas ocasiones la importancia de mantener la leche y no sustituirla por bebidas vegetales u otras alternativas (excepto en casos de alergias e intolerancias; consultar al pediatra), ya que se pueden desencadenar desequilibrios nutricionales y un impacto negativo en el correcto crecimiento y desarrollo.
En etapas posteriores, suele producirse una disminución del consumo de productos lácteos al considerarse que la época de crecimiento ha finalizado. Sin embargo, la leche sigue siendo necesaria en la edad adulta por su alto contenido en calcio, fósforo, proteínas y vitaminas, y la dificultad para alcanzar las recomendaciones de estos nutrientes a través de otros alimentos. La evidencia científica actual, basada en el estudio del consumo de leche y productos lácteos en cohortes de cientos de miles de personas, así como en estudios de intervención aleatorizados, indican que el consumo apropiado de estos productos es beneficioso en todas las edades. Muy recientemente se ha publicado que el consumo de lácteos se asocia a un menor riesgo de mortalidad y de eventos cardiovasculares tales como enfermedad coronaria, infarto, fallo cardiaco e ictus en el estudio prospectivo PURE (Prospective Urban Rural Epidemiology), que incluye más de ciento treinta mil sujetos de edad entre 35-70 años de 21 países en cinco continentes.
¿LA LECHE TIENE TANTO VALOR NUTRICIONAL COMO SE DICE?
La leche se considera un alimento básico y equilibrado, que proporciona un elevado contenido de nutrientes en relación al contenido calórico, es decir, una excelente densidad nutricional. El valor nutricional de la leche es superior al de la suma de todos sus componentes, lo que se explica por su particular equilibrio de nutrientes.
La leche y los lácteos son alimentos muy valiosos desde el punto de vista nutricional, por aportar numerosos nutrientes, proteínas de alta calidad y compuestos beneficiosos para la salud. Los lácteos son las principales fuentes de calcio y vitamina B2, se encuentran entre las tres primeras fuentes de proteínas, vitamina A, vitamina B12, vitamina D y zinc y además, proporcionan cantidades importantes de vitamina B6, fósforo, potasio y yodo.
La leche y los productos lácteos son alimentos completos que contribuyen a una dieta equilibrada con un buen balance entre hidratos de carbono, proteínas, vitaminas, minerales y grasas. Es difícil conseguir un aporte adecuado de nutrientes en dietas con bajo consumo de lácteos.
¿LA LECHE APORTA MUCHAS CALORÍAS Y GRASA, AFECTANDO AL CONTROL DEL PESO?
Existe la falsa creencia de que los lácteos aportan excesivas calorías y demasiada grasa. Sin embargo, no aportan ni más calorías ni más grasa que otros alimentos. De hecho, en la dieta española los lácteos suponen el 12% de las calorías totales ingeridas y el 14% de la grasa.
En lo que se refiere a su impacto en el control de peso, los estudios realizados ponen de manifiesto, que no se produce un incremento del peso al aumentar el consumo de lácteos, incluso algunos estudios encuentran beneficios en la pérdida de grasa (cuando se siguen dietas hipocalóricas y si se aumenta el consumo de lácteos hasta el aporte aconsejado).
¿LA LECHE SIENTA MAL?
Si apelamos a las investigaciones científicas, esto sólo le ocurre a personas con alguna intolerancia a la lactosa y, para esos casos, también existe leche sin ella, las cuales ya incorporan este azúcar natural predigerido.
Si bien es cierto que hay personas alérgicas a la leche, en estos casos, la alergia es a sus proteínas y, por lo general, les ocurre a niños menores de un año. En su mayoría, los síntomas se presentan al iniciar la lactancia artificial, generalmente después de un período prolongado de lactancia materna. Aun así, su índice es muy bajo: entre el 1 y el 2 % de la población infantil. Además, tan solo el 15% de los niños que la padecen la mantienen después de los 6 años. Por lo que esto no significa que la leche en su conjunto cree estas intolerancias o alergias.
¿LA LECHE Y LOS LÁCTEOS SE TRATA MÁS QUE ANTES?
Hoy es frecuente escuchar que la leche está más tratada que antes y no es cierto. Desde los años 50, los fabricantes están obligados a cumplir una normativa muy estricta, que comienza en la granja y termina cuando se consume el producto.
Los ganaderos producen leche procedente de ganado sano, libre de antibióticos y de tratamientos hormonales, ya que la ley lo prohíbe expresamente. Cuando se recoge la leche en la granja, se enfría y se transporta en camiones cisterna a menos de 5ºC. En la fábrica se somete a un calentamiento muy corto para eliminar posibles bacterias, manteniendo su sabor original, toda su calidad nutricional y permitir su consumo durante más tiempo.
La leche sigue siendo un alimento natural después del tratamiento térmico, manteniendo sus principales nutrientes. Una vez abierta, la leche debe conservarse en frío y ser consumida lo antes posible.
¿LA LECHE Y LOS LÁCTEOS NO SON BUENOS PARA LA SALUD?
Hoy es frecuente leer noticias, con un tono muy alarmista y sin base científica, que aconsejan no consumir leche por sus efectos sobre la salud. Circulan velozmente a través de los medios de comunicación y las redes sociales, e incluso profesionales de la salud y la nutrición han llegado a asumirlas como verdaderas.
Así es cómo se han extendido algunas falsas creencias. Pero, ¿es cierto que la leche produce cáncer, mocos o que aumenta el riesgo cardiovascular? La evidencia científica deja claro que:
- Leche y mocos. La evidencia científica no muestra una relación entre el consumo de leche y la producción de mocos.
- Leche y salud cardiovascular. La evidencia científica no muestra una relación entre el consumo de leche y el aumento del riesgo de enfermedad cardiovascular. Por el contrario, numerosos estudios sugieren un efecto positivo.
- Leche y cáncer. La gran mayoría de estudios científicos no muestran relación entre el consumo de leche y el riesgo de padecer cáncer.
La evidencia científica ha demostrado que el consumo de leche y productos lácteos tiene beneficios sobre:
- El desarrollo y mantenimiento de los huesos durante toda la vida, gracias a su alto contenido en calcio y vitamina D
- El crecimiento durante la etapa infantil
Además, con las leches enriquecidas se puede ayudar a:
- El control del colesterol y de la hipertensión
- El tránsito intestinal
- Alcanzar más fácilmente la cantidad diaria recomendada de nutrientes
¿LA INDUSTRIA LÁCTEA ES POCO SOSTENIBLE?
La industria láctea está avanzando a gran velocidad en la creación e implementación de buenas prácticas para favorecer una mayor sostenibilidad ambiental.
En primer lugar, ha apostado por la reducción de la huella de carbono en todos los eslabones del ciclo de producción de los alimentos. Esta iniciativa abarca desde la granja, colaborando con los ganaderos para detectar áreas de mejora, hasta el transporte, tanto para la recogida de la leche como para el abastecimiento a los clientes y, muy especialmente, de su actividad industrial a través del avance de la eficiencia energética y el uso, cada vez mayor, de energías renovables. Así mismo, está trabajando en la búsqueda nuevos materiales y mejoras en el diseño de todos aquellos envases que se ponen a disposición del consumidor, con el fin de preservar fundamentalmente la calidad y la seguridad alimentaria y minimizar el impacto.
Ante este reto, ya cuentan con industrias que reducirán en un 10% sus emisiones, lo que evitará que la atmósfera reciba 26.950 toneladas de CO2 al año. Esto equivale a retirar más de 11.000 vehículos de la circulación durante un año. Paralelamente, plantas elaboradoras de leche y de queso trabajan en la descarbonización progresiva de su actividad industrial a través de instalaciones fotovoltaicas en las cubiertas o terrenos de su planta.
La producción local y sostenible también es otra de sus prioridades. Por este motivo, las industrias apuestan por un modelo de gestión de granjas sostenibles y de proximidad. Ofrecen formación en buenas prácticas y asesoramiento para dotarlos de herramientas que mejoren su calidad de vida con el fin de garantizar un relevo generacional.
En el plan de optimización de recursos, las industrias están realizando desde hace años un gran esfuerzo por reducir el consumo energético y de agua. Entre los avances destacables, se han alcanzado y superado los objetivos marcados para el ciclo medioambiental 2015-2020. Como es el caso de la reducción del 20% de las emisiones de CO2, la reducción del 20% del consumo de agua y electricidad, alcanzar el 50% de utilización de rPET (plástico reciclado), alcanzar el 100% envases reciclables o reutilizables y cero residuos valorizables al vertedero.
Por último, pero no menos importante, con relación a la sostenibilidad social, mantienen el compromiso de generar empleo y riqueza en aquellos territorios en los que está presente, especialmente en las zonas rurales, donde se sitúan las fábricas y los ganaderos con los que colaboran.
La agricultura y ganadería de la Unión Europea se encuentran entre las más eficientes y avanzadas del mundo en cuanto al compromiso que han asumido sus productores y cooperativas en materia de clima y medio ambiente. El sector está trabajando para alcanzar los grandes objetivos ambientales, en equilibrio con la sostenibilidad económica y social. España, en particular, es una potencia europea con más de 20.600 ganaderos dedicados a la producción de leche.
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