No hay tantos alimentos en la Argentina que puedan permitirse estar en el relleno de una galletita, en un helado, pote, o una bebida, por citar algunos casos en que el dulce de leche se encuentra presente en nuestra dieta.

Tampoco hay tantas marcas con la expansión de Vacalin que, como insumo industrial o con sus propios productos, cubre el 90% de esa amplia oferta. Son los reyes del dulce de leche en un país que consume 3 kilos de dulce de leche por habitante y por año.

La empresa nació en 1970 en un local de apenas 100 metros por iniciativa de Ernesto Rodríguez que había comenzado como repostero en su panadería El Mago. Un día decidió lanzarse hacia el dulce de leche como mono producto.

Pensando en los atributos de la vaca, surgió la idea de Vaca Linda y Vacalin es la combinación de esos vocablos. Aquellos eran años convulsionados políticamente en los que también había que enfrentarse a una alta inflación.

Según describen hoy sus nietos, la tercera generación en la empresa, el abuelo Ernesto no dejaba asunto sin resolver, despejando el camino de dudas e inseguridades.

El abuelo pasó el mando a sus dos hijos Hugo y Ernesto que siguieron con el negocio. Hugo se retiró años después para fabricar los alfajores Bocana que contienen, por supuesto, el dulce de leche Vacalin.

A su vez, Ernesto con sus hijos Juan Manuel de 36 años y Martín de 35 llevan adelante la fábrica que es la mayor productora de dulce de leche con 3.000 toneladas mensuales, superando los 2.000 de La Serenísima.

Cuentan que la clave es una buena materia prima. Y el secreto, el toque artesanal en la elaboración. El momento critico es el del corte en un mismo punto de cocción, algo que solo saben los maestros de este dulce que parte del ADN de los argentinos.

Los alfajores Havanna, Cachafaz y los helados más conocidos tienen su dulce de leche. El 80% lo destinan a insumos productivos y 20% a las góndolas de los supermercados y a locales propios que se establecieron para “estar cerca de los consumidores, sin intermediarios”.

Hoy cuentan con 38 tiendas distribuidas entre el Gran Buenos Aires y Capital Federal y el objetivo, a 2028,  es llegar a 100 locales a la calle. No se expanden por franquicias.

Los hermanos Rodríguez aclaran que no tienen la vaca atada y que están dando vuelta todo el día para innovar en una fabrica que desde 1974 se encuentra en General Bavio a 100 kilómetros de la Ciudad de Buenos Aires, que concentra en 100 mil metros cuadrados cinco plantas productoras, en una zona con tambos como el partido de Magdalena.

Sus proveedores son 76 establecimientos ubicados en Chascomús, Ranchos y en Tandil. Los nutren con 305.000 litros de leche por día. Facturan $ 8.000 millones mensuales.

No informan sobre la caída en los despachos domésticos pero le han puesto proa a la exportación para compensar esa merma. Las ventas en el exterior representan 20% de los ingresos pese a que destinan sólo el 1% de la producción. Envían a Chile, Brasil, Panamá, Estados Unidos, Corea y Japón.

Y están certificando para embarcar hacia el exigente mercado europeo. La empresa concentra el 30% de los embarques del dulce de leche del país.

“La demanda global es inmensa, allí donde se radica un argentino comienzan a pedir yerba, empanadas y dulce de leche. Queremos buscar relaciones duraderas con clientes de mayor porte que los que se pueden encontrar en la región, como los países de Europa, Rusia, África y China”, dicen al contar la historia con sabor a leyenda: que el dulce de leche habría surgido por una distracción de una criada de Juan Manuel de Rosas.

La novedad es que quieren crecer en otros productos como los quesos, hasta ahora una especie de satélite al foco del negocio. Pero acaban de invertir US$ 10 millones para ampliar la línea de quesos.

 La planta estará operativa a fines de 2025 y estará mucho más preparada para poder exportar”, precisó Juan Manuel Rodríguez. Actualmente, Vacalin contabiliza 265 empleados.