Enzo Benech asumió como ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca en enero de 2018 y se mantuvo en el cargo hasta el final del tercer gobierno del Frente Amplio, en 2020. Antes se había desempeñado como subsecretario, pero su participación en la actividad agropecuaria es mucho más amplia como productor, integrante de CREA, presidente de INIA e Inase.
En diálogo con La Mañana, el exjerarca reivindicó la importancia de generar políticas de Estado y trabajar en formar conciencia agropecuaria porque sin el agro el país no crece. “Hay que recorrer las ciudades del interior para darse cuenta y se debe crecer en todos los rubros. La vida del interior depende directa o indirectamente de eso, y también la capital, lo vimos durante la última crisis de la aftosa”, recordó.
Con 74 años, Benech está jubilado y retirado de la actividad pública. “Ahora puedo hacer las cosas que antes no tenía tiempo, voy a la UNI 3 [la universidad no formal para adultos], donde tomo clases de Historia, también juego al ajedrez y voy al club”, contó.
Aunque la trayectoria profesional lo ha llevado a distintas actividades y experiencias, comentó que siempre quedan cosas por hacer: “Eso es la vida misma, un continuo desafío y aprender, el tratar de concretar cosas. Pude concretar muchas cosas y no me puedo quejar, trabajé en la actividad productiva, en la actividad privada y en la política, y por todo eso soy un gran agradecido”. Cada cosa que hizo, “aunque emparentadas, son distintas”, explicó. “La producción tiene muchísimas gratificaciones personales; la actividad empresarial privada es parte de lo que uno hace para darle lo mejor a su familia; y la política da muchas satisfacciones, sobre todo cuando uno puede revisar las cosas que hizo y se encuentra con un montón de logros, de cosas iniciadas y vigentes, y también muchas que hubiera querido pero faltaron hacer”.
Un error de todos los partidos políticos
Los temas rurales no aparecen en la campaña política, lo que para Benech “es un grave error que cometen todos los partidos políticos. Yo creo que el Frente Amplio está lejos del sector agropecuario y me preocupa porque es mi partido, pero los otros también tienen esa distancia y también es preocupante”.
Ahora estamos en elecciones y “vivimos mucha política partidaria, pero el agro tiene que estar por encima, hay que pensar que el que gane tiene que gobernar. Cuando yo fui ministro Un Solo Uruguay reclamaba por el dólar y el gasoil, ¿qué pasó?, ¿cómo estamos con esos temas y dónde están los reclamos?”, se preguntó. “Hay que bajar la discusión y conversar entre todos para ver, con respeto y seriedad, cómo salimos adelante. No es culpándose que se encuentran soluciones”.
“Sin la agropecuaria la vamos a pasar mal”
Respecto a cómo ve la actividad agropecuaria en la actualidad, Benech dijo que el concepto “agropecuaria” es muy amplio y definir su estado “depende del rubro que se analice. Uruguay es un país de base agropecuaria, pero cada rubro, ganadería, lechería, arroz, madera, granja, es distinto al otro. Lo cierto es que más del 70% de la plata que ingresa por las exportaciones viene del agro y de la industria. Directamente del agro en los casos en que la materia prima se va como sale del campo, es el caso de la soja; y la industria porque esta también interviene, por ejemplo, en la elaboración de la leche en polvo o celulosa”.
Como vivimos en un país que se sustenta en el agro, “hay cosas que me preocupan muchísimo, como la falta de conciencia. Nuestra sociedad está dividida, y no es un problema de sector o partido político, sino de la sociedad que no ve al sector agropecuario como algo a cuidar, por el contrario, lo ven como que contamina, como el sector de los ricos, o miran el campo como lugar de descanso, no como fuente de trabajo y desarrollo”.
“Puede no gustarnos el agro, pero si no lo tenemos, ¿qué comemos?”, planteó, y contó que en una actividad de ADM le dijo a la gente que observaran sus platos y los animó a que mencionaran un ingrediente que no sea producto del sector rural. “Nadie supo decirme nada. El punto es que si no producimos la vamos a pasar mal”.
Uruguay debe generar “políticas de largo aliento, debemos dejemos de pelearnos por la chiquita. Sé que eso es fácil decirlo, pero es difícil hacerlo”, porque lo malo para unos puede ser bueno para otros. Por ejemplo “hoy todos hablan del atraso cambiario, que es un tema que complica la vida a todos los que exportan, ganaderos, lecheros, agricultores, pero pregúntele al granjero que compra insumos importados en dólares y vende sus lechugas en el mercado local en pesos. La granja nos da aquellas cosas que no exportamos pero sí comemos nosotros, en cambio el grueso de la carne se exporta, igual que la leche o la celulosa, y ahí ingresan dólares”.
Un problema transversal
El exministro señaló también que una característica de la agropecuaria es “la incertidumbre” por factores “ajenos a nosotros como los precios o el clima. No tenemos volumen como para mejorar precios, vendemos al precio que otro pone, y el que compra es el que pone las reglas de juego”. Eso explica los altos aranceles que Uruguay paga por acceder a ciertos mercados: “Los aranceles no se pudieron bajar porque el que los fija es el que compra, no el que vende”. Son temas que hay que “profundizar, pero no en un período electoral”, añadió.
La falta de conciencia agropecuaria es un problema que atraviesa todos los partidos políticos, aunque algunos se identifiquen más con el campo o con la ciudad: “Hicimos un estudio para saber sí era un tema parcial de un sector de la sociedad, sin embargo pudimos ver que es algo que trasciende a los partidos, por tanto esto lo abordamos entre todos o no se soluciona, ya que la valoración que hace nuestra sociedad sobre la agropecuaria muestra que no la conocen o que no la comparten”, advirtió Benech.
Señaló que hay expresiones que se suelen utilizar de manera genérica, como “estanciero” que tiene una connotación determinada, pero “¿cuántos ‘estancieros’ grandes hay en Uruguay? La gran mayoría de los productores son pequeños y ganaderos” con reducidos márgenes de ganancia. “Esos productores no son ‘estancieros’, son trabajador que todos los días tiene que mirar el cielo, que tiene que ver a quién le vende y depende de los precios. Muchos ven a ese productor y creen que es millonario, pero no es así. Tenemos que valorar al productor familiar, cualquiera sea el rubro al que se dedique, porque trabajan todos los días del año y todo el día. Ese concepto de ‘estanciero millonario’ son las cosas que deberíamos cambiar, para que el productor sea respetado y se lo mire con cierto agradecimiento y no lo contrario”.
Conciencia agropecuaria
Durante la entrevista, Benech mencionó reiteradas veces la conciencia agropecuaria, un programa en el que el entrevistado como el exministro Tabaré Aguerre (2010-2018) pusieron mucho énfasis.
“Para desarrollar la conciencia agropecuaria hay que trabajar en el campo como en la ciudad. En el campo también, porque en la medida que se valore la actividad la gente se va a quedar allí y no va a querer irse a la ciudad”, expresó.
“Todos sabemos que es un problema que la gente se vaya del campo, sin embargo, muchas veces el mensaje que se da a los jóvenes es que estudien y sigan una carrera diferente. Mis padres me dijeron que si era doctor era mejor, así no tenía que trabajar tanto y ganar más. Hoy hay muchos productores que siguen pensando así y eso es lo que transmiten. Falta que la sociedad valore al productor y a su familia, para que de alguna manera se sientan acompañados y puedan decirles a sus hijos que se queden a trabajar. Ese sería un cambio importante”, aseguró.
Es allí donde está “el eje de la discusión, porque podemos hablar de los avances científicos y tecnológicos, del riego y otras herramientas, pero por más avances que haya, sin productores no hay comida”.
“La granja es la que nos da de comer”
Sin desconocer que todas las producciones son importantes, Benech dijo que “el sector hortofrutícola tiene un problema grave y difícil de atender. Es un sector que trabaja para el mercado interno. Es el sector que nos da de comer y que podrá bajar los precios en la medida que la gente tenga un buen poder de compra. Somos un país chico, y eso reduce lo que se produce porque a nadie se le ocurre exportar lechugas, y los esfuerzos que se han hecho con las cebollas o los ajos quedaron frustrados. Ese sector de la granja es muy vulnerable y necesita ser protegido. No podemos olvidarnos y dejar que esos productores desaparezcan porque no parece que importar lechugas y zapallitos sea la solución”.
Eso como sector, pero “en el agro y sin importar a qué se dedique, los vulnerables siempre son los productores chicos y familiares, los grandes tienen otras herramientas. No digo que nos olvidemos de ellos, no, pero los chicos son los que desaparecen”.
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