Daniel Robles es uno de los 45 trabajadores que se queda sin trabajo ante el cierre de la planta tucumana. Lleva 32 años en la empresa, y estuvo “bancando la parada” durante los saqueos de 2013. Alcanzaron un principio de acuerdo para sus indemnizaciones, pero ellos quieren seguir trabajando.
Daniel (a la derecha) junto a sus compañeros durante la toma pacífica de la planta de Sancor. Foto: Facebook Daniel Robles

“Yo soy un simple empleado, no es lindo hacerme famoso y dar entrevistas a los 53 años por este problema que estamos teniendo”, dice Daniel Robles, uno de los 45 empleados de la planta de SanCor de Tucumán que ve como pierde el trabajo de toda su vida ante el inminente cierre de la misma. Ese trabajo en el que se desempeña hace 32 años, y que defendió con el cuerpo durante las saqueos de 2013 en Tucumán.

Daniel explica que el problema en SanCor Tucumán “viene desde hace más de tres años”, desde cuando “venimos con diferencias salariales, paritarias que no pagaron nunca y sueldos en cuotas”. El peor momento llegó con el anuncio del cierre definitivo de la planta. “Queremos preservar el trabajo, que la empresa siga activa, no queremos quedarnos sin laburo. La mayoría tenemos arriba de 40 años, es terrible la situación: algunos compañeros no tienen para pagar la luz, el gas, estamos sin obra social hace más de un año”, apunta.

Tras una toma pacífica de la planta, alcanzaron un principio de acuerdo, más allá de que “todavía no firmamos nada”. Con las ventas de mercadería de los próximos días, la firma se comprometió a pagar lo adeudado a los trabajadores: la oferta de indemnización del 50% y en 12 cuotas.

“Yo soy un simple empleado, no es lindo hacerme famoso y dar entrevistas a los 53 años por este problema que estamos teniendo”, dice Daniel Robles, uno de los 45 empleados de la planta de SanCor de Tucumán que ve como pierde el trabajo de toda su vida ante el inminente cierre de la misma. Ese trabajo en el que se desempeña hace 32 años, y que defendió con el cuerpo durante las saqueos de 2013 en Tucumán.

Daniel explica que el problema en SanCor Tucumán “viene desde hace más de tres años”, desde cuando “venimos con diferencias salariales, paritarias que no pagaron nunca y sueldos en cuotas”. El peor momento llegó con el anuncio del cierre definitivo de la planta. “Queremos preservar el trabajo, que la empresa siga activa, no queremos quedarnos sin laburo. La mayoría tenemos arriba de 40 años, es terrible la situación: algunos compañeros no tienen para pagar la luz, el gas, estamos sin obra social hace más de un año”, apunta.

Tras una toma pacífica de la planta, alcanzaron un principio de acuerdo, más allá de que “todavía no firmamos nada”. Con las ventas de mercadería de los próximos días, la firma se comprometió a pagar lo adeudado a los trabajadores: la oferta de indemnización del 50% y en 12 cuotas.

Erigido en vocero de los trabajadores de la planta –“aunque no tengo nada que ver con ser sindicalista”, aclara- Daniel le brindó esta mañana una entrevista a Víctor Hugo Morales. Por eso lamenta la “fama” que está ganando, y que lo llevó a hablar además con el intendente de Banda del Río Salí, Darío Monteros, el ministro de Desarrollo Productivo, “Lucho” Fernández, a quiénes agradece especialmente por ponerse a disposición, y está gestionando una audiencia con el vicegobernador Osvaldo Jaldo.

“Yo ya tengo 53 años y no sé cómo va a seguir esto: mi hijo juega en la Primera de la Liga de Atlético, ‘el Facha’ Robles, y es increíble que yo no le pueda comprar un botín en este momento”, admite con dolor y orgullo de padre que subraya que su hijo “es uno de los mejores 5 de Tucumán, lo quisieron Boca y Belgrano pero no lo dejaron ir”.

Entre la fama por su nuevo rol de vocero de sus compañeros y el dolor por la situación, Daniel Robles mira con preocupación el futuro. Espera que la empresa cumpla y paguen lo que adeudan, y que cada trabajador pueda cobrar la indemnización que merece o ir a juicio, pero después de eso todo es incertidumbre. “¿Quién me va a dar laburo a los 53 años y viendo cómo están las cosas?”, se pregunta el hombre que puso el cuerpo y dio la vida por la empresa, por su empresa, y hoy se queda sin trabajo. “Que esta lucha no sea vana”, decía días atrás en las redes sociales, y ahora, promete no rendirse.

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