No en vano, es una garantía de autoabastecimiento de leche de vaca, oveja y cabra, así como quesos y derivados lácteos -al tratarse de productos vitales para la nutrición y la seguridad alimentaria de los consumidores-, de vertebración del medio rural y protección del medio ambiente. Galicia es un ejemplo de actividad sostenible.
Un menor uso de los recursos puede ayudar a conseguir un producto mejor, explica desde Chantada (Lugo) el ganadero J. Ramón Ratón. “Estamos haciendo lo mismo que hacían nuestros abuelos, pero aplicando la tecnología y los conocimientos que tenemos hoy en día”, ha explicado. Como resultado, se obtienen productos de la mejor calidad, pero con cada vez una menor explotación de los recursos.
Entre otros parámetros, se busca una calidad óptima del suelo también y por eso se realizan analíticas para saber cuáles son las fortalezas y debilidades de cada tierra concreta, para aportarle los nutrientes que precisa. Lo mismo ocurre con el agua, en la que se apuesta por un uso responsable y verdaderamente ajustado a las necesidades reales. Hasta los excrementos de los animales son reutilizados en el entorno como nutrientes para la tierra.