De todos los sectores ganaderos, uno de los más afectados por esta situación, si no el que más, es el de la producción de leche, tanto de vaca como de oveja. Lo que sitúa a estas especies como las más vulnerables y expuestas a los vaivenes de los mercados.
Actualmente el ovino lechero de Castilla y León, comunidad con la mayor producción de todo el país, y que se organiza de forma mayoritaria en torno a grupos cooperativos, con el 78% de la producción de leche de oveja de toda la región, se encuentra en plena negociación de sus contratos para el próximo año 2022.
Hasta las cooperativas socias están llegando comentarios de desasosiego e incertidumbre por cómo están transcurriendo estas negociaciones y actualmente desconocen lo que van a cobrar por la leche de sus socios en este año que ha dado comienzo.
En este punto exigen desde URCACYL el cumplimiento de la Ley de la Cadena Alimentaria, trasladándose el incremento de los costes de producción de los ganaderos al siguiente eslabón, la industria. Algo que también es reclamable a la distribución, de forma que cada elemento de la cadena de valor soporte el incremento de costes correspondiente hasta llegar a los lineales, de otra manera los ganaderos están condenados a la desaparición y al cierre de sus explotaciones.
De esta forma, los socios de las cooperativas podrán percibir por su leche un precio acorde a la situación actual, amén de la rentabilidad que se supone a cualquier actividad empresarial.
La suscripción de contratos anuales para la leche de oveja, es una herramienta eficaz que se viene aplicando desde hace tres campañas con precios y volúmenes conocidos para todo el periodo, lo que ha dado garantías y seguridad a nuestros productores, y en este sentido así consideramos que debe seguir siendo.