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27 Nov 2024
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Expertos dicen que golpeará precios. La leche es uno de los productos que siempre se ve impactado por este fenómeno. Pequeños cultivadores desconocen qué hacer.
El fenómeno de El Niño que se anuncia en Colombia en su etapa más crítica para finales de 2023 plantea un interrogante sobre cómo los productores agrícolas del país y en especial de la Costa Caribe enfrentarán un estrés climático con sus efectos en los costos de los alimentos.

No hay fórmulas para predecir esos posibles efectos, advierte Jorge Enrique Bedoya, presidente de la Sociedad de Agricultores de Colombia (SAC). “Lo más complejo de enfrentar en el sector es lo climático. Es una variable que nadie controla, porque así como llueve mucho y se afectan los suelos, cuando no hay agua se siente los efectos. Lo que sí se debe hacer es un monitoreo”.

Si es tan complejo qué hacer ante la ausencia de lluvias y más si no se cuenta con distritos de riego o fuentes hídricas próximas como una medida que mitigue, para Manuel Medina Leones (Carmen de Bolívar, 1963) pensar qué hará, lo es ante algo que no tiene previsto por ahora.

Mientras el trino de un ave rompe el silencio del bochorno del campo desde las ramas de árboles de robles y los empinados de eucalipto, Medina Leones dice que si hay sequía las siembras y cosechas de yuca, maíz, guandul y plátano se disminuirán.

El año pasado en octubre cayó agua, y Medina Leones dice que sembró y vendió un bulto de yuca en 90 mil pesos. Sin la lluvia no habrá mejor producción. “La sacaremos delgadita. Son seis meses que se necesitan para una cosecha y una buena es que se saquen 1.500 bultos y una mala será de unos 400 bultos. Hoy un bulto de yuca se está comercializando en $60.000”.

Manuel Medina cuenta que su único cuerpo de agua y que alimenta sus siembras es el que está próximo a las cuatro hectáreas que produce, que son de un privado que se las cedió a cambió de cuidar los robles y eucaliptos. “Si disminuye por la sequía, no tendré para comprar motobombas o mangueras”.

Los pronósticos del Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam) encabezado por la directora Ghisliane Echeverry, apuntan a que puede ser un fenómeno entre leve y moderado, que ha ido aumentado si tenemos en cuenta que en febrero el Ideam modeló que la alta probabilidad era de 51 % con una proyección que el trimestre junio, julio y agosto aparecerá El Niño. Los estudios de la entidad confirman que el fenómeno reduce las precipitaciones con respecto a los promedios históricos. Las reducciones están entre un 20 % y 40 %.

En predios de Piojó, Atlántico, hay una fotografía que explica el agrónomo Diego Dulcey y que describe la reacción de dueños de animales en verano. Te los puedes encontrar en la carretera porque no tienen pastos y se exponen a un accidente. Es una práctica de la informalidad campesina que señala Dulcey permite identificar que la actividad agrícola también tiene que ver con el medio ambiente.

“El que cuida las reses busca pasto y agua fuera de su predio, pero se le tiene que dar importancia a conservar, proteger las fuentes hídricas a través de la siembra. Un jagüey es un tesoro ante el anuncio de un fenómeno de El Niño. Se tiene que tener consciencia de  ello”, explica Diego Dulcey.

Este agrónomo que propone buenas prácticas de producción con lo orgánico, que sean amigables con el medio ambiente y cultivos en pequeñas escalas y efectivas, dice que se deben dirigir los esfuerzos a preparar a los cultivadores informales para El Niño.

“En la finca donde produzco defiendo el cuerpo de agua de unos 200 milímetros de agua acumulada, que puedo perder en 15 días secos. Hay que sembrar especies de corte baja cerca de los jagüey, que las plantas tengan proteínas para los animales y hacer una especie de contención. Es lo mismo con los que salen a quemar predios, debilitan la tierra, más si son en laderas, y ahora que estamos con lluvias limitadas, hay deslizamientos. La agricultura tiene que ver mucho con la ecología”, explica Diego Dulcey.

Oscar Cubillos, jefe de la Oficina de Planeación e Investigaciones Económicas de Fedegán, sí advierte que el fenómeno de El Niño tendrá sus efectos inflacionarios y en los costos en especial en la leche. En el 2016, el sector tuvo un impacto del 20 % en la carne por un período sin precipitaciones.

Cubillos explica que la proximidad al Ecuador de Colombia y en especial en la región Caribe, los productores de leche y carne sienten las consecuencias. “Si el exceso de agua nos pegó fuerte porque no había suelos para pasto, cuando ha habido tiempo seco también. Hay más impacto en la leche. Hay zonas del país sin fenómeno y con desajustes por sequías entre mayo y abril, que se juntan con junio y el veranillo de San Juan más si viene El Niño, será atípico en la Costa Caribe”.

Este año el precio del queso costeño venía con una caída en febrero y marzo por producción, precisa Cubillos. En abril hubo un repunte debido a que la producción de leche bajó por ese período que retrasó las lluvias. Ahora se avisa desde Fedegan que la sequía pegará a toda la producción agrícola y habrá presión en la inflación. “Si no se toman medidas entre privados y gobierno el impacto será fuerte”.

El sector más vulnerable al fenómeno y de las actividades agropecuarias es el de las frutas, señalan en Corabasto. Las proyecciones que se hacen es esta gran plataforma del centro del país, los precios son el primer reflejo de los efectos de El Niño.

Las manifestaciones serán en menor aprovechamiento para las áreas cultivadas, menos oferta, aparición de enfermedades y plagas que atacan los sembrados.
El que haya una sequía extrema, con menos precipitaciones, la calidad de los productos agrícolas disminuye.

Colombia cerró el 2022 con una producción agrícola que decreció e impulsada por el aporte del café y los efectos de la importación de insumos. El freno fue de 1,9 % y el PIB agro sin incluir el café tuvo una caída de 0,6 %. El resto de actividades, con precios alcistas, fue de 1,7 %.

El banano, otro de los productos estrellas del campo en el país por el tamaño de las ventas al exterior, no se escapó de los resultados de 2022 debido al exceso de agua (fenómeno de La Niña), el aumento de los costos de fertilización, del transporte marítimo y la guerra de Rusia y Ucrania que desembocó en una batalla de precios. La disminución en las exportaciones fue de 2,6 %.

Augura, gremio que reúne a los bananeros, señala que hay 53.000 hectáreas sembradas en Colombia y repartidas en un 60 % en la zona de Urabá y 40 % en el Caribe.

Fedepalma, gremio de cultivadores de Palma de Aceite,  con ventas 1,3 millones de toneladas en el mercado interno, 13 plantas y unidades de producción en el Caribe colombiano de las 78 en el país, consideró que en un caso de un Fenómeno de El Niño, solo 18 meses después podrían cuantificar sus impactos. Nicolás Pérez Marulanda, presidente ejecutivo de Fedepalma, agregó: “No se refleja directamente pero tenemos que tener en cuenta las buenas prácticas”.

En Baranoa, 720 campesinos

Las Umata son los enlace entre gobierno y campesinos para conocer tomar medidas en conjunto con las entidades responsables de planear cómo se enfrenta el fenómeno de El Niño. Andrés Garay, de la Umata de Baranoa, dice que se están apoyando con el ICA en campañas de concientización y aspiran a llegar a 720 campesinos.

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