El sector lechero en Colombia enfrenta una crisis significativa que ha impactado tanto a productores como a consumidores en los últimos años. Este sector, crucial para la economía agrícola y para la seguridad alimentaria del país, se ve amenazado por diversos factores que han agravado sus problemas estructurales.
De acuerdo con las cifras del DANE, durante primer trimestre de 2024 la producción de leche cruda creció 7.3 % en comparación con el mismo trimestre de 2023. Esta cifra contrasta con la caída del 4.3 % en la producción y del 4.4 % en las ventas, para el periodo enero-abril de este año. Los lecheros en Colombia han enfrentado precios de compra por debajo de los costos de producción, lo cual desincentiva la inversión y la calidad del producto final.
Uno de los factores de la difícil realidad lechera es la baja en el consumo debido a la general crisis económica que vive el país que no se recupera del todo del periodo de pandemia por el covid-19.
“Está tomándose menos leche en este momento que hace tres años. El promedio en el consumo se ha caído de 167 litros a 139 en los últimos tres años, eso, por supuesto, presiona el excedente de la leche y presiona los precios a la baja”, aseguró el exsenador Jorge Enrique Robledo, quien es pesimista con el futuro del sector al que le pronosticó su inminente fin debido a las ventajas arancelarias que han dado los tratados de libre comercio con Estados Unidos y la Unión Europea a las grandes compañías internacionales de lácteos y que, a partir del 2026, podrían suplir el 100 % de la producción nacional.
“La leche está sentenciada a muerte (…). De acuerdo con el TLC con Estados Unidos, a partir del 2026 debe empezar el libre ingreso de leche y de lácteos a Colombia. Aquí lo que se viene es una especie de gavilla con los mayores productores de leche del mundo que son Estados Unidos y la Unión Europea”.
Robledo vaticinó que, si el Estado colombiano no enfila sus esfuerzos para proteger este renglón de la economía, habrá una “masacre” de pequeños y medianos lecheros colombianos, afirma Robledo.
“Y no me sorprendería que, inclusive, los grandes (lecheros) tampoco resistan la arremetida que les van a meter las leches extranjeras subsidiadas”.
Ante ese panorama, que no es nada halagüeño, el exministro de Agricultura, Juan Camilo Restrepo, señaló que una acertada salida de la crisis sería la construcción de plantas pulverizadoras que permitan guardar los excedentes de producción en épocas de bajo consumo o de exceso de oferta.
“Tiene que ser una política prioritaria de las inversiones agrarias; el Ministerio de Agricultura tiene mucho que decir en este momento, toda vez que tiene un gran presupuesto para el 2024”.
En esta alternativa coincidió el también exministro de Agricultura, Andrés Valencia, quien aseguró que, con ello, se podría amortiguar el impacto que pudieran tener las importaciones, “porque al haber una oferta interna de leche en polvo no tendría sentido importar”.
Agregó que, de materializarse la idea de construir las pulverizadoras, el paso a seguir sería vender en el exterior los excedentes de producción, buscando el aprovechamiento de los tratados de libre comercio, de tal manera que Colombia pueda exportar leche en polvo a los mercados que hoy en día tiene abiertos.
“Y en eso debe haber un trabajo conjunto entre la industria y el gobierno para que el precio de referencia de la leche que se establece mediante una resolución del Ministerio de Agricultura no aplique a la leche que va con destino a los mercados internacionales y, de esa manera, se pueda exportar una leche a un precio competitivo en esos mercados y, de paso, se podría garantizar la absorción de una parte de la producción nacional, que hoy en día por cuenta de la resolución de precios eventualmente no puede ser absorbida por su elevado precio”.
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