José Armando Tellado (Lugo, 1970) es director general del Grupo Central Lechera Asturiana (CLAS), una compañía que conoce muy bien. Lleva en ella 25 años y ha pasado por diversos puestos. Es un firme defensor de los valores y potencial del medio rural y de la sostenibilidad como única forma de producir, innovar y ofrecer lo mejor al consumidor.
Valore el sector lechero asturiano.
Creo que desde finales de 2022 las cosas han cambiado a mejor. El sector ganadero en general en Europa vive los mejores años de su historia y el futuro es notablemente mejor que el pasado reciente. La invasión de Ucrania marcó un punto de inflexión y los márgenes han mejorado.
Se cierran ganaderías de continuo.
Es cierto, y sigue faltando mano de obra, se sufre inseguridad jurídica y regulatoria… Hay incertidumbre, pero al menos la cadena de valor ha mejorado sensiblemente . El ganadero, la industria y la distribución ganan dinero. Se ha roto el paradigma de que la leche es un producto barato que no puede superar el euro/litro. El consumidor cada vez es más consciente de su valor y especialmente de la nacional.
Y ese futuro esperanzador, ¿por dónde va? Se habla de un modelo de menos granjas pero más grandes.
En CLAS tienen cabida todos los modelos. Nosotros integramos ganaderías familiares, de todos los tamaños. Yo no creo que haya un modelo ganador o de futuro. Veo importante, como nuestro caso, la agrupación en la cooperativa, ya que recibes la prestación de unos servicios que facilitan tu trabajo, que te ayudan a producir con mejor calidad y luego la industria se encarga de la comercialización, intentando obtener el mejor precio posible.
El ganadero ha tenido que adaptarse a los nuevos tiempos. No es sencillo.
Ha cometido un proceso de transformación radical. Hoy son más profesionales, la ganadería media en cualquier comunidad autónoma es más grande, la producción por animal es mayor. Hay alto nivel competitivo, el ganadero ha hecho su trabajo.
¿Y la industria?
Probablemente no se ha concentrado como debiera para poder cubrir más adecuadamente al ganadero, pero hoy los precios son razonables y esperanzadores. Desde el punto de vista tecnológico, de talento, de calidad de producto, estamos al mismo nivel que cualquier lugar de Europa.
Hablemos del Noroeste. Galicia es líder en producción lechera y con Castilla y León y Asturias superamos la mita de España.
El noroeste de España es el futuro de la producción láctea en el país. Yo creo que hay una concentración de ganaderías, de producción y también de industria, porque hay agua, porque hay prados y porque tenemos tradición, experiencia, conocimiento y talento. Si agrupamos el Noroeste en una región, estamos en el top 10 de las regiones productoras de leche en Europa.
¿Qué debemos copiar de Europa?
Hay un antes y un después de la incorporación de España en la Unión Europea, que fijó una cuota láctea por debajo de nuestro consumo real, lo que nos hizo durante muchos años un país netamente importador. Esto limitó el tamaño y la vocación exportadora de las empresas. Así que ahora vamos con muchos años de retraso. Tú miras a países pequeños como Irlanda o Holanda, y tienen volúmenes de producción mucho mayores y una vocación exportadora tremenda. En los más grandes, Francia o Alemania, vemos compañías de muchísima mayor dimensión, mucho más diversificadas. Yo creo que es el trabajo que nos queda por hacer.
Concrete.
Hay que diversificar producto. En España el nivel de consumo per cápita de queso u otros derivados está muy por debajo del europeo. Sobreponderamos mucho la leche líquida, en detrimento de otros productos que viajan mucho mejor y que tienen un mercado internacional mucho más desarrollado como es el queso.
CLAS es la segunda empresa que más leche recoge en Galicia.
La vocación de nuestro grupo es seguir creciendo. En Asturias en medida de lo posible, aunque aquí ya recogemos aproximadamente el 74% de la producción. En Galicia hay espacio de crecimiento y lo mismo en Castilla y León.
Recientemente se hicieron con el control de Innolact, con sede en Lugo, para ampliar su producción quesera. Tienen Flor de Burgos. ¿Más planes?
Tenemos una cuota bastante desarrollada en leche, nata y mantequilla, por encima del 20%. Crecer en un mercado como el español, con marcas de los operadores de la distribución fuertes y también muy desarrolladas, es complejo. Tenemos un objetivo de desarrollo y crecimiento en queso.
¿Por qué el queso?
Es un mercado muy atomizado y en desarrollo. El consumo per cápita en España es unos 7 kilos y medio, en Europa mucho mayor, de 21,85 kilos; Francia, Alemania y Grecia superan incluso esa media. Hay mercado. Nosotros, antes del covid, de 750 millones de facturación, 30 eran de queso. Hoy nos acercamos a los 150 y en cinco años queremos estar en los 200 millones. Por tanto, habrá que seguir pensando en operaciones que nos ayuden a crecer en queso. Lo que permitirá pagar mejor la leche a nuestros ganaderos.
¿El consumidor vuelve , quizás, un poco loca a la industria con sus continuos cambios de hábitos, gustos y preferencias?
La industria se tiene que adaptar. No soy de los que dicen siempre que el consumidor tiene la razón, pero al final, si tú quieres crecer en el mercado, tienes que atender la demanda cambiante de ese consumidor. Nosotros abogamos por un consumidor informado, que sepa lo que pide y que entienda lo que hay detrás, que valore no solo el precio, sino más allá: calidad del producto, mano de obra, proceso industrial y comercial…
La competencia de precios por ofertar el más bajo está ahí.
Supongo que habrá organizaciones que miren más al modelo low cost, lo más barato posible. No son del todo conscientes o sensibles a los daños colaterales que pueden generar. Si queremos defender la soberanía alimentaria, si queremos no depender de países terceros para poder alimentarnos, si queremos además seguir defendiendo esta España rural, la España que algunos llaman vaciada, pero que a mí me gusta llamarle la España que nos da de comer, con gente que mantiene y cuida los pueblo a los que luego vamos de vacaciones, hay que se responsables en el consumo y ser conscientes de todo lo que hay detrás del precio de un producto. En pandemia el campo respondió, no paró, cuando sí hubo problemas en otros sectores. Se trata, por un lado, de educar al consumidor en que elija lo que le venga en gana, lo que él quiera, pero siempre con información.
Cae el consumo de leche líquida. ¿Les preocupa?
Va asociado fundamentalmente a que hay menos niños en España, que son consumidores intensivos. Y los adultos no es que prescindan de la leche por decisión, sino porque los hábitos diarios son otros. Pero está habiendo un cambio.
¿Cuál?
Se está redescubriendo la mantequilla, la leche entera… El valor de los lácteos, la gente está volviendo a lo básico, al valor de la grasa láctea frente a otras alternativas menos sanas. Está recuperando el valor de la leche entera porque ve que ahí hay un valor nutricional muy elevado a un precio, a día de hoy, yo diría extremadamente barato.
¿Redescubrimos la leche a estas alturas?
Sí, un superalimento natural que ha estado siempre con nosotros, pero que ha sido yo creo muchas veces maltratado desde el punto de vista comercial con un precio bajo que no le ha dado el respeto o la admiración que se merece. Se ha venido siempre por debajo del valor real, entendiendo la diferencia entre valor y precio. Si hubiéramos tomado conciencia hace muchos años, hoy probablemente estaríamos ante un escenario diferente y tendríamos un campo más habitado, sin falta de relevo generacional.