No hubo acuerdo en el reciente encuentro entre Lácteos Vidal y los ex empleados en conflicto, que no participaron del encuentro (?).

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Las negociaciones con Atilra no van para atrás ni para adelante y la compañía se funde al ritmo de las sanciones impuestas por la justicia en favor de, no nos queda claro quién. 

La esperada audiencia entre las partes sucedió a fines de la semana pasada, sin resultados, y se espera una próxima oportunidad para negociar, en dos semanas más.

El abogado de Atilra pidió que se retire de la sala Rodolfo Llanos, presidente de la Unión de Emprendedores de la Argentina, que había sido clave en la reunión anterior, ya que a través de una capacitación que la organización le daría a los trabajadores en conflicto, estos podrían convertirse en emprendedores, obteniendo un medio de vida que los resarciría por el empleo en relación de dependencia que perdieran en Lácteos Vidal, ante comportamientos que atentaron contra el vínculo laboral, destruyendo la confianza e imposibilitando una reincorporación. 

También ignoraron la propuesta sobre una importante mejora en las indemnizaciones. 

José Ignacio Ramonet, el juez que interviene en el caso, fijó una nueva audiencia, pero está claro que la voluntad del sindicato no es arribar a un acuerdo entre las partes, sino generar el mayor perjuicio posible a Lácteos Vidal, y atender a sus propiosm intereses, que bien alejados están de los intereses de sus “defendidos”.

Cabe destacar que el juez solicitó la participación de los empleados despedidos en las audiencias, y el Secretarió General Gastón Moreno, lo impidió. 

Con el arribo de un nuevo patrocinador, Horacio Meguira, abogado en la Central de Trabajadores de la Argentina, el sindicato insiste en exigir el cumplimiento de una sanción económica que lleva a Lácteos Vidal a la bancarrota, así como la ridícula reincoproración de los empleados, impensable no sólo desde el punto en el cual la desconfianza es total, sino porque ya hay otros empleados ocupando stisfactoriamente los puestos que los despedidos, con justa causa, no supieron honrar.

Todo este manoseo también constituye una amenaza para los puestos de esos nuevos colaboradores, y los de los empleados fieles que no se sumaron a las medidas extorsivas, que se perderían si el sindicato consigue reventar a la compañía láctea. 

Los intereses de estos afiliados tampoco parecen ser de la incumbencia de El Sindicato.

 

Valeria Hamann

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