La remisión de leche de los tambos hacia las plantas industriales en Uruguay fue menor en marzo de este año con relación a lo que sucedió en el mismo mes de 2022, con una caída de 4,3%, alcanzando los 135 millones de litros (en marzo del año pasado habían salido de los tambos 140 millones de litros).
El dato, aportado a El Observador desde el Instituto Nacional de la Leche (Inale), se complementa con otros dos ajustes.
Uno es de un 2% cuando se compara la remisión total en los últimos 12 meses con relación al año móvil anterior, descendiendo a 2.069 millones de litros.
También hay una caída en el acumulado de la remisión en 2023, con 413 millones de litros en el trimestre inicial, un 4,7% menos que en el mismo período de 2022.
Palabra de tambero
Justino Zavala, directivo de la Agremiación de Tamberos de Canelones (ATC), explicó a El Observador que la remisión “se venía aguantando milagrosamente” hasta enero –en unos 150 millones de litros a nivel país–, pero llegó “un febrero amargo” durante el que se produjo una merma notoria con base en cómo la falta de lluvias y las jornadas con mucho calor incidieron de modo muy adverso.
Febrero, dijo, siempre es un mes de baja producción, con menos días además y caracterizado por un escenario de manejos productivos que no es el mejor para que se produzca mucho, como sucede por ejemplo en meses de la primavera.
Desde octubre, en algunos casos antes, los productores comenzaron a invertir en reservas para darle de comer a las vacas. Al inicio se accedió a alimento de buena calidad, pero ya en el verano en muchos casos hubo que recurrir a lo que había, por ejemplo sojas que no se iban a poder cosechar para grano, y eso “la vaca te lo cobra”.
Estuvo, obviamente, sobre la mesa la opción de corregir con concentrados, pero los costos no siempre estaban al alcance de los productores con recursos más limitados.
Llenar la vaca como se pueda
Puntualizó que al analizar las cifras, desglosando la remisión según su procedencia, el escenario fue muy variado. Hay productores de gran porte, con promedios por encima de los 5.000 litros diarios, con buena espalda financiera que pudieron acceder a alimento de mejor calidad, incluso crecieron en su remisión. Después hay otro grupo muy importante, con menos recursos que en algunos casos mantuvieron la remisión, pero la mayoría que “llenaron las vacas como pudieron y tuvieron caídas en la remisión del 10% o el 15%”.
Es por eso que Zavala señaló que desde las gremiales se insiste en que se diseñe una herramienta financiera que permita que esos productores pequeños y medianos accedan a comida de calidad cuando hay crisis como la señalada, “para que no se instale un tamiz por el cual solo pasen algunos”.
Si bien hay una caída en el trimestre inicial de 2023, “en marzo ya eso se comenzó a atenuar y los datos de abril nos indican que estaríamos ya empatando en la producción, al menos a nivel de Conaprole”, complementó.
Invierno duro
Sobre lo que viene, indicó que las consecuencias de la sequía se van a seguir expresando, porque si bien hubo lluvias no llegaron a tiempo como para que haya una respuesta en los campos a tiempo antes que lleguen las heladas.
El raigrás, “que es el pasto del invierno, este año viene complicado, nacieron bien con las lluvias que hubo pero llegan a las heladas con menos tamaño, menos hojas y menos raíces”, lamentó el productor y directivo gremial.
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