El objetivo de volver al ‘autoabastecimiento’ -que fue logrado a inicios del siglo XXI- sigue distante, ya cine hoy Chile produce menos lácteos de los que consume.
La ‘Ley de Etiquetado de Lácteos’ fue implementada con el objetivo de incluir en los envases la bandera del país de origen de la ordeña, apostando por incentivar la preferencia del consumidor chileno por los productos nacionales. No obstante, los datos revelan que esta medida no ha generado el impacto esperado.
EI comercio exterior de productos lácteos en Chile sigue mostrando una dinámica compleja. A pesar del significativo crecimiento de las exportaciones en 2024, el país sigue siendo deficitario en lácteos, importando más de lo que logra vender en el extranjero.
Según el último Informe de coyuntura de Aproval, el volumen de exportaciones de productos lácteos alcanzó las 93.903 toneladas, lo que representa un aumento del 18% respecto al año anterior. En términos de valor, los envíos sumaron 262,1 millones de dólares, con un incremento del 16% en comparación con 2023. Uno de los datos más relevantes de la temporada es que, al transformar el volumen exportado en litros equivalentes, se observa que Chile vendió 380 millones de litros al exterior, la mayor cantidad en la última década.
Esta cifra equivale a aproximadamente el 16% de la producción nacional de leche, lo que evidencia un repunte en la capacidad exportadora del país. Sin embargo, este crecimiento en los envíos al exterior no ha sido suficiente para equilibrar la balanza comercial del sector. Las importaciones de productos lácteos registraron una baja del 5% en volumen y 4% en valor, pero aún así alcanzaron los 793 millones de litros equivalentes, lo que representó el 33% de la producción nacional.
Sin embargo, en paralelo, los acuerdos comerciales firmados con bloques como el Mercosur, la Unión Europea y el P4 (que incluía a Nueva Zelandia) permitieron la entrada de productos extranjeros a menor costo, generando una creciente competencia para la producción nacional. Como resultado, Chile ha vuelto a ser un país deficitario en lácteos, con una importación neta que presiona a la producción nacional.
Incluso, a fines de 2019 entró en vigencia la ‘Ley de etiquetado de lácteos’, que tuvo entre sus objetivos principales, incorporar en los envases la bandera del país de origen de la ordeña, asumiendo que esta práctica se traduciría en una preferencia especial del consumidor chileno por la producción nacional.
Sin embargo, los datos han dicho otra cosa: los dos años posteriores a la implementación de esta ley, se registraron los peak de importaciones lácteas en litros equivalentes, llegando a 831 millones en 2020 y 974 millones en 2021, con lo cual representaron el 34% y el 40% del total producido en el país en esos años.
Según el informe de Aproval, en 2024 los principales destinos de las exportaciones chilenas de productos lácteos fueron Estados Unidos, que representó el 22,7% del total, seguido por México con un 15,4% y Emiratos Árabes Unidos con un 12,7%. En contraste, las importaciones estuvieron lideradas por Argentina, que aportó el 23,7%, mientras que Estados Unidos y Alemania representaron el 18,5% y el 11,7%, respectivamente. Este panorama refleja la fuerte presencia de productos extranjeros en el mercado chileno, lo que continúa desafiando la competitividad de la producción local.
CONSUMO Y DESAFÍOS
El informe también destaca que la disponibilidad de leche para el consumo interno ha mostrado una tendencia al alza en los últimos años. El consumo aparente de leche en Chile ha estado en torno a los 140 a 145 litros per cápita al año, cifra que se calcula considerando la producción nacional, más las importaciones y menos las exportaciones. Desde Aproval advierten que, a pesar de haber retornado a una condición de país deficitario en producción de leche, los niveles de disponibilidad para consumo doméstico han aumentado, lo que significa que la demanda también se ha dinamizado. ‘El desafío, plantean desde Aproval, es tratar de ir cerrando esta brecha que se ha abierto en favor de la importaciones y para eso es fundamental fortalecer la producción nacional a partir del mejoramiento de nuestra competitividad en toda la cadena láctea’.
