Tras largos meses de negociaciones y paros, la cámara y los trabajadores de la industria lactea caminan hacia un acuerdo que podrían firmar este viernes.

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Tras nueve meses de conflicto, se vislumbra un acuerdo entre la Cámara de la Industria Láctea del Uruguay (CILU) y los trabajadores. El pasado viernes llegaron a un preacuerdo, con modificaciones en la cláusula de paz, con la voluntad de que este viernes se pueda firmar el convenio definitivo.

En el marco de las negociaciones con la industria por el ajuste salarial, la Federación de Trabajadores de la Industria Láctea (FTIL) insistió durante toda la negociación que las propuestas presentadas por la cámara incluían una cláusula de paz con la que los trabajadores no estaban de acuerdo, entendiendo que restringía su derecho a manifestarse.

“Nuestro planteo en la última propuesta presentada al ministerio es que la cláusula de paz tenga adjunta una cláusula parcial que permita la negociación de las categorías laborales durante cierto plazo y luego de ese plazo esa discusión quede libre”, había detallado a El País Enrique Méndez, dirigente de la FTIL.

Así, este preacuerdo contempla esta petición. “El viernes llegamos a un preacuerdo con los trabajadores a tres años, que incluye la cláusula de paz en la que veníamos trabajando, solo que en los dos primeros años inhibe de la posibilidad de realizar reclamos por problemas salariales y al tercer año la cláusula continúa pero se habilitan los reclamos por categorías”, detalló este miércoles el secretario de CILU, Ariel Londinsky, en diálogo con Primera mañana (El Espectador).

Londinsky resaltó que “siempre hay presiones de un lado y el otro pero no hubo una situación de ceder por presión porque si no la negociación no habría durado tantos meses”.

El preacuerdo contempla que haya descuelgues de algunas empresas que no quieran sumarse al convenio, por lo que habrá un margen de 30 días para que estas empresas se expresen y negocien con sus propios sindicatos.

Según Londisky, “es importante que se den estos descuelgues para facilitar la situación de estas empresas” que tienen un gran grado de endeudamiento. “Parte de esta negociación fue clave porque como estamos cerrando el acuerdo en agosto y nuestro sector debería tener acuerdo para el 1° de enero hay una retroactividad importante que pagar hacia atrás. Parte de lo que se va a negociar es cómo se va a abonar parte de esa retroactividad”, detalló.

Bajos márgenes de beneficio para productores

Gonzalo Ducos escribía días atrás en Rurales de El País: “Para lograr ganar lo mismo que un empleado de Conaprole en un año, un tambero debe tener 269 has., mitad propias, mitad arrendadas, más un millón de dólares de activos entre ganado, maquinaria, equipos y capital de giro”.

Respecto a estos datos fue consultado Ariel Londinsky y expresó: “Hay una situación de bajos márgenes de ganancia en la producción y es una preocupación permanente y se han retirado una cantidad de tamberos de la actividad. El problema es de rentabilidad. Es posible que esos cálculos sean reales”.

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