Enrique Capdevielle tiene un tambo de ovejas desde 2010 en Monte, Buenos Aires, que pudo armar gracias a un préstamo que obtuvo en el marco de la Ley Ovina provincial. Desde 2012 produce quesos con marca propia: El Poey.

Nos explica: “Poey es una palabra bearnesa, de la zona de Bearnes en Francia, que significa pozo, que es el nombre de la granja que tenían mis abuelos vascofranceses en el país Vasco”.
El funcionamiento de su establecimiento lo lleva a cabo junto a su esposa y a otras dos familias, la familia Pintos en Montes, que se abocan al cuidado del tambo de ovejas, y la familia Cuevas, que está en Ranchos, donde colaboran con la elaboración de los quesos. Conforman claramente un equipo: Enrique se cuida de nombrarlos especialmente durante la nota con Bichos de Campo.
Enrique empezó en 1986 con un tambo de vacas Holando y Jersey, pero en medio de la crisis lechera tuvieron que salir de ese negocio. “Esta Argentina complicada y especial nos obligó a cerrarlo en 2017. Pero con ese crédito de la Ley Ovina pudimos comprar las primera ovejas frisonas y la máquina de ordeñar, y así arrancamos con el tambo ovino”, manifestó.
El tambero confesó que siempre le gustaron las ovejas, pero no fue hasta el 2004 que tuvo conocimiento directo sobre la producción de leche ovina. “Desde que estudiaba que me gustaban las ovejas, hasta que hice un curso de actualización sobre producción ovina y ahí me metí más en tema”, describió.
Escuchá la entrevista completa realizada a Enrique Capdevielle:

Sus ancestros vasco-franceses también tenían tambo. “Allí en el país Vasco si uno habla de quesos, habla de quesos de oveja. Esto me pareció maravilloso. El tema es que acá en Argentina no es fácil conseguir ovejas lecheras. Tuve que andar mucho y averiguar”, declaró el productor, quien utiliza ovejas frisonas Milchschaf, de origen alemán.
Capdevielle, que es médico veterinario, al principio llevaba su leche a la Facultad de Ciencias Veterinarias de la UBA donde daba clases en el área de reproducción ovina. “Ahí funciona la escuela agropecuaria, y ahí recibían la leche y los chicos hacían los quesos y nos daban una parte de esos quesos que hacían con nuestra leche. Luego pudimos comprar el campo en Alegre que tenía una muy pequeña planta de elaboración y tambo ovino, y en febrero de 2012 ya empezamos a elaborar nosotros los quesos”, relató.
El tambo de Capdevielle todavía está en Monte, pero comentó que trasladan la leche a ese campo cercano de Alegre, cerca de Ranchos. “Ahí elaboramos los quesos. Por eso nuestra idea es unificar todo en Ranchos”, agregó Capdevielle, quien tiene entre 30 y 40 ovejas en ordeñe por temporada.
“La oveja no da leche todo el año; es una producción estacional. Mucha gente que quizás no tiene ese contacto diario con el campo no sabe que cualquier hembra mamífera para dar leche debe parir primero. Esto puede parecer una obviedad, pero para mucha gente no lo es. Hay quienes piensan que de repente una ternera Holando comienza a dar leche de repente y no es así. Deben parir para comenzar el período de lactancia, el cual es variable según la especie y la raza”, aclaró Capdevielle.
El tambero relató que “mientras una vaca puede servirse e iniciar la lactancia en cualquier momento del año, con la oveja no pasa lo mismo. Esta comienza a ciclar cuando se acortan las horas luz, lo que en nuestra latitud ocurre en febrero. La gestación de la oveja es de unos cinco meses; se sirve entre marzo y mayo y pare en agosto, teniendo una lactancia aproximada de unos 6 meses. Fuera de ese tiempo, la oveja no se puede preñar, a menos que se utilicen técnicas de reproducción asistida”.

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