Han tirado millones de litros de leche, visto caer sus precios, reducido su producción y vendido vacas viejas. Esa es la realidad -según Bloomberg- que está viviendo la industria lechera en zonas como Estados Unidos, Europa y Australia, donde el coronavirus le ha propinado una “golpiza” al sector lácteo difícil de sobrellevar.

De hecho, los respectivos Gobierno han debido intervenir con estímulos en efectivo para otorgar algo de alivio momentáneo. Resulta que cuando el coronavirus comenzó a provocar los confinamientos, los productos lácteos fueron duramente afectados por el cierre de hoteles, cafés y restaurantes, provocando que parte importante de la demanda de queso, leche y mantequilla se fuera a pique.
La industria chilena, en cambio, pareciera que transcurre en sentido contrario, y es que la mezcla entre condiciones climáticas favorables y crecimiento en la demanda doméstica de leche y sus derivados por el factor encierro, ha tenido un efecto compensador, que incluso se ha traducido en una mayor producción comparado con el año pasado.
El sector de los lácteos es uno de los mercados de alimentos más importantes del mundo. Según las Naciones Unidas, representa aproximadamente el 14% del comercio agrícola mundial y más de 150 millones de agricultores tienen al menos un animal productor de leche.
La industria está valorada en alrededor de US$700.000 millones. Según datos de los lecheros locales, la industria láctea en Chile contribuye en un 0,42% del PIB nacional y un 5,3% del PIB agropecuario.
Eso a nivel nacional, pero se si se acota solo a las Regiones de Los Ríos y Los Lagos -considerando que el 86% de la producción láctea se concentra en el sur del país- el sector contribuye el 50% del PIB agropecuario y es un importante generador de empleo.
Hoy, de acuerdo con las cifras de la Federación de Productores de Leche (Fedeleche), el número de productores de leche está en torno a los 6 mil, quienes generan alrededor de 50 mil empleos.
El ministro de Agricultura, Antonio Walker, comentó a Emol que pese a las dificultades operativas que ha traído el coronavirus a todos los sectores productivos del país y al golpe de una menor demanda de canales como hoteles y restaurantes, la producción de la industria lechera nacional “se ha mantenido bastante estable”.
“A todas las industrias les ha golpeado el tener menos demanda de productos en los restaurantes, en los hoteles y en el comercio en general, pero también es verdad que la leche es un producto que se ha seguido consumiendo en los hogares, y siendo un producto que es tan básico, vemos que la demanda en los hogares también ha sido bastante estable, bastante buena”, aseguró.
Por su parte, Carlos Arancibia, gerente de Fedeleche, expuso que a nivel predial el tema de la movilidad de los trabajadores no ha afectado demasiado, ya que muchos de ellos viven en los mismos campos donde se produce. En cambio, en el sector industrial la situación ha sido un poco más compleja, estableciendo protocolos sanitarios para funcionar, y donde incluso algunas plantas han debido cerrar por un par de días por presentar contagios. “Pero afortunadamente se ha logrado sortear todo bastante bien. Las empresas están todas operativas”, dijo.
De hecho, afirmó que, en términos de producción, ha habido un alza respecto del año pasado. “Llevamos este año, al mes de abril -que es la última cifra oficial- un 4,6% de mayor producción que el año pasado. Nos ha ayudado mucho que las condiciones climáticas han sido bastante buenas”.
Y si bien reconoció que el consumo en el canal Horeca -hoteles, restaurantes y casinos- “cayó mucho”, a la vez “por el tema del confinamiento ha habido un aumento en las compras domiciliarias, ha habido un aumento importante en la demanda doméstica que en cierta medida contrarrestó la caída en otros canales”.
Arancibia explicó que el mercado lechero chileno no ha tenido los problemas que se han presentado en Estados Unidos, Europa y Australia -donde incluso han debido botar leche por el sobrestock- ya que, por ejemplo, en el país norteamericano “se ha botado leche de empresas que son monoproductoras, empresas que están especializadas en la producción de cierto tipo de productos para cierto tipo de cosas”.
“Entonces, esas empresas muchas veces no tienen la posibilidad de reconvertirse de un día para otro. En cambio, nuestras empresas en Chile, en general, son multiproductoras: si se cae la cantidad que estás vendiendo de un producto, puedes derivar a otro. Acá hay una mayor flexibilidad y nadie está botando leche ni mucho menos”, añadió.
“Ningún eslabón de la cadena láctea se ha visto afectada por despidos”
Desde la visión empresarial, Sergio Niklitschek, gerente general de Cooprinsem, señaló a este mismo medio que “el sector lechero no ha sido afectado por la pandemia, toda la cadena productiva ha seguido funcionando (…). Tanto los productores como las empresas han podido adaptarse rápidamente para resguardar al máximo la seguridad de las personas, sin incurrir en grandes costos adicionales”.
Y, continuó, “pese a que la industria gastronómica y el turismo están paralizados, sumado al enorme aumento de la cesantía, hasta la fecha todavía no se ha detectado una disminución en la demanda de productos lácteos, aparentemente por un aumento de la demanda en los hogares, por la gran cantidad de personas que permanecen ‘cuarentenadas’, donde en forma natural por la ansiedad y la cercanía al refrigerador, aumenta el consumo de quesos y otros productos lácteos”.
Incluso, el ex miembro del directorio del Consorcio Lechero fue más allá y aseveró que “ningún eslabón de la cadena láctea se ha visto afectada por despidos o suspensiones de contrato. Quizá lo más llamativo ha sido la reducción de horarios y un fuerte aumento del teletrabajo, especialmente en las empresas proveedoras del sector productivo primario”.
Al respecto, el ministro Walker expuso que “el sector lácteo no puede para, el campo no puede parar”, por lo mismo afirmó que “hemos visto que ha sido uno de los sectores donde menos despidos de mano de obra hemos tenido”.
En cuanto al factor lluvias, Arancibia, de Fedeleche, profundizó señalando que gran parte de buena producción de leche de este año es porque “las condiciones climáticas nos han acompañado”, subrayando que, sobre todo en la zona sur del país, las precipitaciones “han sido bastante más cercanas o tendientes a lo que es un año normal”.
Mientras que Niklitschek sostuvo que “tuvimos un buen verano y un mejor otoño para el crecimiento de praderas, por lo cual la producción de leche no se ha visto afectada y, lo que es poco habitual, también ha estado buenos los precios pagados al productor”.
De todas formas, el gerente general de Cooprinsem entregó una visión no muy optimista para el corto y mediano plazo del sector lechero. “Chile y el mundo se están empobreciendo dramáticamente, por lo que sería esperable que también comience a resentirse la demanda de productos lácteos a nivel global, con un impacto negativo en los precios al productor de leche”, concluyó.

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